Prédica sobre la oración: buscando la presencia de Dios con nuestras oraciones


Puedes sentirte en libertad para orar a Dios, no existe un muro que te separe de él. Tras el sacrificio de Jesús, el velo fue rasgado, y el Espíritu Santo habita en ti. Por esa razón, tu conexión con Dios está establecida, él está atento a tus necesidades.

Texto clave: Hebreos 10:19-25

Tema: Valentía al ir en oración delante de Dios

Objetivo: Llevar a los oyentes a la decisión de querer buscar la presencia de Dios en oración, a través de una relación personal con Jesucristo.

Introducción

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
(Hebreos 10:19-21)

La Palabra de Dios nos dice que podemos tener valentía para buscar la presencia de Dios. Podemos hacerlo gracias a Jesucristo, quien derramó su sangre por nosotros. A través de su sacrificio, Jesús abrió un camino nuevo y vivo, que nos permite acercarnos a Dios con confianza.

El velo separaba las dos salas principales del templo: el "lugar santo" y el "lugar santísimo". En este último, el sumo sacerdote entraba solo una vez al año para ofrecer sacrificios (Hebreos 9:7). Cuando Jesús murió en la cruz, el velo del templo se rasgó de arriba abajo (Mateo 27:51), demostrando que desde ese momento todas las personas que creen en Cristo tienen acceso al santuario de Dios.

Podemos tener valentía para entrar en la presencia de Dios en oración, gracias a Jesús, nuestro gran sumo sacerdote. Él nos abrió un camino nuevo y vivo, por medio de su propia sangre derramada en la cruz del Calvario.

El pasaje de Hebreos 10:22-25 nos muestra tres maneras de orar a Dios con valentía:

I. Adorando con fe en santidad

Adorar significa poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas.

Cuando nos acercamos a Dios en oración, necesitamos dejar todo lo demás de lado y concentrarnos solo en él. Jesús le dijo a la mujer samaritana que nuestra adoración debe ser en espíritu y en verdad: Juan 4:24.

...acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
(Hebreos 10:22)

Con un corazón sincero: la sinceridad es fundamental para desarrollar una buena relación con las personas. Con Dios ocurre lo mismo, debe haber sinceridad.

En plena certidumbre de fe: la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1).

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
(Hebreos 11:6)

Con una conciencia pura: para tener una conciencia pura necesitamos estar seguros de que nuestros pecados han sido perdonados. La sangre de Jesús puede limpiarnos de todo pecado.

Con el cuerpo lavado en agua pura: el autor de Hebreos hace alusión a las purificaciones que los judíos realizaban antes de ofrecer sacrificios en el templo. De la misma manera, debemos purificarnos para acercarnos a Dios.

II. Perseverando por medio de la esperanza

La esperanza es lo que nos impulsa a seguir adelante y es el combustible para la perseverancia.

Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
(Hebreos 10:23)

Manteniendo firme la confesión de nuestra esperanza sin vacilar: la firmeza es fundamental en la vida cristiana. La confesión de fe que hemos hecho jamás debe ser abandonada, pues la esperanza nos fortalece para permanecer firmes.

Sabiendo que quien hizo la promesa es fiel: el Señor es fiel en sus promesas, cuando conocemos la naturaleza de Dios, sabemos que podemos tener esperanza.

III. Creciendo en amor a través de la comunión

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
(Hebreos 10:24-25)

Animándonos unos a otros en amor y en la práctica de las buenas obras: la comunión con los hermanos en la iglesia es esencial para el ánimo, y el amor es el fundamento de nuestra relación con Dios y con los demás.

No dejando de congregarnos (como algunos tienen por costumbre): ya en aquella época había cristianos que abandonaban la comunión en la iglesia. La vida de oración debe ocurrir en nuestra intimidad, con la puerta cerrada, como dijo Jesús (Mateo 6:6), pero también en comunidad.

Exhortándonos unos a otros: el estímulo fraternal es una forma amorosa de animarnos. La exhortación es una afirmación correctiva que nos ayuda en nuestro caminar con Dios.

Porque el "día" se acerca: aquí se refiere al día del juicio final, cuando todos daremos cuentas a Dios. Entrar en la presencia de Dios en oración también es una necesidad para permanecer firmes hasta el regreso de Jesús.

Conclusión

En resumen:

  • Adoremos con fe y en santidad.
  • Perseveremos por medio de la esperanza.
  • Creacamos en amor a través de la comunión.
  • Estos tres elementos resaltan: fe, esperanza y amor.

Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
(1 Corintios 13:13)

Idea principal: Podemos acercarnos a Dios en oración con valentía, gracias a Jesús, nuestro gran sumo sacerdote. Él abrió un camino nuevo y vivo a través de su propia sangre derramada en la cruz del Calvario.

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