El nacimiento de Jesús es la mayor bendición recibida por la humanidad. Los profetas del Antiguo Testamento anunciaron su venida y él fue un bebé especial. Jesús vino con la misión de acercarnos a Dios y salvarnos de nuestros pecados. A través de él hemos sido reconciliados con Dios.
Isaías 9:6-7
Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso.
(Isaías 9:6-7)
¿Deseas tener paz? ¡Abre tu corazón al Príncipe de paz! Tu vida nunca será igual.
Lucas 1:30-33
No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.
(Lucas 1:30-33)
La concepción de Jesús fue milagrosa y su vida cumplió un propósito muy especial. No ha habido ni nunca habrá otro hombre como Jesús. En él tenemos el ejemplo perfecto para vivir una vida de obediencia al Padre. Pero Jesús también, siendo Dios, es Rey y reinará por toda la eternidad.
Mateo 1:18
El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero, antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo.
(Mateo 1:18)
Mateo 1:18-25
El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero, antes de unirse a él, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto.
Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).
Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa. Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un hijo, a quien le puso por nombre Jesús.
(Mateo 1:18-25)
Desde antes de Jesús nacer, se supo la misión que él vino a cumplir: salvar a su pueblo de sus pecados. Jesús, el Salvador, Dios con nosotros, vino a este mundo y es gracias a él que hoy tenemos verdadera esperanza.
Lucas 2:4-7
También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada.
(Lucas 2:4-7)
Lucas 2:10-12
Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
(Lucas 2:10-12)
El nacimiento de Jesús es la mejor noticia que jamás habremos de recibir. Regocijémonos hoy, pues solo en Jesucristo tenemos redención.
Lucas 2:15-18
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer».
Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían.
(Lucas 2:15-18)
Mateo 2:9-12
Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de alegría. Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
(Mateo 2:9-12)
Jesús es el único digno de nuestra adoración. Esto es algo que los sabios del Oriente supieron desde el principio. Aprendamos de ellos y adoremos solo a Dios.
Juan 18:37
¡Así que eres rey! —le dijo Pilato.
—Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.
(Juan 18:37)
Juan 3:16
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:16)
Jesús vino a esta tierra, nació como un bebé y lo hizo por amor. Dios nos amó tanto que envió a Jesús al mundo, y es a través de él que tenemos acceso a la vida eterna. ¡Recibe hoy a Jesús en tu corazón!
Filipenses 2:5-8
La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
(Filipenses 2:5-8)
Hebreos 2:14-15
Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida.
(Hebreos 2:14-15)
En Cristo tenemos libertad del pecado y de la muerte eterna. ¡Alábalo y agradécele hoy!
Hebreos 2:17
Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo.
(Hebreos 2:17)
Isaías 7:14
Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.
(Isaías 7:14)
Juan 1:14
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
(Juan 1:14)
Jesús se hizo hombre para acercarnos a Dios Padre. Exprésale hoy tu gratitud por su nacimiento y por la bendición de haber recibido la gracia de Dios por medio de él.
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