Los niños son una bendición de Dios en sus familias. Son frágiles, por eso hay que amarlos y protegerlos. Ellos absorben lo que hay a su alrededor, es importante transmitirles valores y enseñanzas sólidas. Un niño que crece en los caminos del Señor tendrá una base fuerte para hacer frente a la vida.
Entonces Jesús dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.»
(Mateo 19:14)
Dios ama a los niños y está siempre con los brazos abiertos, anhelando recibirlos. Hablemos con ellos sobre el amor de Dios desde el primer momento.
Les escribo a ustedes, hijitos, porque sus pecados les han sido perdonados por su nombre.
(1 Juan 2:12)
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
(Proverbios 22:6)
Los adultos deben cumplir con su responsabilidad de instruir a los niños en el camino del Señor. Una base espiritual fuerte durante la niñez, los ayudará a enfrentar los retos de la vida.
Y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
(Mateo 18:3-5)
Los niños, con su amor genuino y su corazón humilde, pueden enseñarnos a ser mejores hijos de Dios.
Yo, el Señor, enseñaré a todos tus hijos, y su paz se verá multiplicada.
(Isaías 54:13)
Aun el muchacho es conocido por sus hechos,
Si su conducta fuere limpia y recta.
(Proverbios 20:11)
Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y tengas una larga vida sobre la tierra.
(Efesios 6:1-3)
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre;
Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
Y collares a tu cuello.
(Proverbios 1:8-9)
Los hijos que escuchan la enseñanza amorosa de sus padres, traen gran alegría al corazón.
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
(Deuteronomio 6:6-7)
Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a los niños a amar a Dios. Deben aprovechar cada momento para instruirlos en el camino del Señor.
Corona de los viejos son los nietos,
Y la honra de los hijos, sus padres.
(Proverbios 17:6)
El que vive, el que vive, este te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.
(Isaías 38:19)
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
(Efesios 5:1)
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
(Isaías 49:15-16)
No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.
(3 Juan 1:4)
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