La Biblia no habla directamente sobre los juegos de azar o las apuestas, pero sí nos exhorta a actuar con prudencia y a evitar buscar ganar dinero fácil. Todo dinero obtenido de forma deshonesta desagrada a Dios. El juego, además de destruir familias al crear adicción, lleva a las personas a la superstición. El amor al dinero es la raíz de todos los males. No se puede servir a dos señores.
Las vanas riquezas pronto se gastan;
el que trabaja y las guarda las hace crecer.
(Proverbios 13:11)
Inclina mi corazón hacia tus testimonios,
y no hacia la avaricia.
(Salmo 119:36)
Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.
(1 Timoteo 6:9-10)
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
(Mateo 6:24)
Ustedes bien saben que ninguno que sea libertino, inmundo, o avaro (es decir, ningún idólatra), tendrá parte en el reino de Cristo y de Dios.
(Efesios 5:5)
El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
(Eclesiastés 5:10)
Las suertes se echan en el regazo;
pero el resultado depende del Señor.
(Proverbios 16:33)
Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no permitiré que nada me domine.
(1 Corintios 6:12)
Vivan sin ambicionar el dinero. Más bien, confórmense con lo que ahora tienen, porque Dios ha dicho: «No te desampararé, ni te abandonaré».
(Hebreos 13:5)
El avaro tiene prisa por hacerse rico,
sin saber que la pobreza está en camino.
(Proverbios 28:22)
También les dijo: «Manténganse atentos y cuídense de toda avaricia, porque la vida del hombre no depende de los muchos bienes que posea.»
(Lucas 12:15)
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