27 versículos sobre la naturaleza (Dios y la naturaleza)


Dios creó la naturaleza para darnos un ambiente bueno y agradable donde podamos vivir. Es Dios quien controla todo lo que sucede en la naturaleza. Observando la naturaleza podemos ver la creatividad, acción y poder de Dios. La Biblia está llena de hermosas descripciones de la naturaleza que exaltan a Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
(Juan 1:3)

Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
(Salmo 19:1)

Observa a los animales, y aprende de ellos;
Mira a las aves en los cielos, y oye lo que te dicen.
Habla con la tierra, para que te enseñe;
hasta los peces te lo han de contar.
¿Habrá entre estos alguien que no sepa
que todo esto lo hizo la mano del Señor?
La vida de todo ser está en sus manos;
¡él infunde vida a toda la humanidad!
(Job 12:7-10)

Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
(Génesis 1:11-12)

Alégrense los cielos, y gócese la tierra;
Brame el mar y su plenitud.
Regocíjese el campo, y todo lo que en él está;
Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento,
(Salmo 96:11-12)

Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. (Génesis 1:1)

Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.
(Génesis 1:1)

Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.
(Jeremías 27:5)

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
(Génesis 1:26-30)

El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.
(Génesis 9:2-3)

Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?
(Marcos 4:39-41)

Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
(Isaías 43:20)

¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?
(Isaías 40:12)

buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;
(Amós 5:8)

Él solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;
Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y los lugares secretos del sur;
(Job 9:8-9)

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
(Romanos 1:20-23)

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
(Génesis 3:17-19)

¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades,
O desatarás las ligaduras de Orión?
¿Sacarás tú a su tiempo las constelaciones de los cielos,
O guiarás a la Osa Mayor con sus hijos?
¿Supiste tú las ordenanzas de los cielos?
¿Dispondrás tú de su potestad en la tierra?
(Job 38:31-33)

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
(Romanos 8:19-22)

Dios deja oír su voz atronadora
y hace grandes cosas que no logramos entender.
A la nieve le ordena caer sobre la tierra,
y también a las lloviznas y a las lluvias torrenciales.
La gente corre entonces a esconderse,
y así todo el mundo reconoce sus obras.
Las bestias del campo corren a sus cuevas,
y allí en su refugio esperan con paciencia.

Desde el sur, viene el candente torbellino;
desde el norte llega el viento frío.
Dios sopla y forma bloques de hielo,
y hace que las grandes aguas se congelen.
Carga de humedad las densas nubes,
y desde ellas manda sus rayos luminosos.
Revuelve las nubes de un lugar a otro,
y las lleva por toda la faz de la tierra,
para que cumplan con todos sus designios.
(Job 37:5-12)

¿Te atreverías a cazar la presa para el león?
¿Te atreverías a saciar el hambre de sus cachorros,
que tendidos en sus cuevas
esperan impacientes la hora de comer?
¿Quién alimenta al cuervo y sus polluelos,
cuando éstos saltan de un lado a otro
y graznan hambrientos pidiendo a Dios su comida?
(Job 38:39-41)

De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.
(Salmo 24:1)

Tuyos son los cielos, tuya también la tierra
y el mundo y su plenitud, pues tú lo fundaste.
Tú creaste el norte y el sur;
los montes Tabor y Hermón alaban tu nombre.
(Salmo 89:11-12)

Porque en su mano están las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los montes son suyas.
Suyo también el mar, pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la tierra seca.
(Salmo 95:4-5)

Jehová reina; regocíjese la tierra,
Alégrense las muchas costas.
Nubes y oscuridad alrededor de él;
Justicia y juicio son el cimiento de su trono.
Fuego irá delante de él,
Y abrasará a sus enemigos alrededor.
Sus relámpagos alumbraron el mundo;
La tierra vio y se estremeció.
Los montes se derritieron como cera delante de Jehová,
Delante del Señor de toda la tierra.
(Salmo 97:1-5)

Tú llenas las fuentes con los arroyos
que corren ligeros entre los montes;
allí apagan su sed los animales salvajes;
allí los asnos monteses mitigan su sed.
En sus riberas anidan las aves del cielo,
y entre las ramas se escuchan sus trinos.
Desde las alturas riegas los montes,
y la tierra se sacia con el fruto de tus obras.
Haces crecer la hierba para los ganados,
y las plantas que el hombre cultiva
para sacar de la tierra el pan que come
y el vino que le alegra el corazón,
el aceite que da brillo a su rostro,
y el pan que sustenta su vida.
Se llenan de savia los árboles del Señor,
los cedros del Líbano que él mismo plantó.
En sus ramas anidan las aves;
en las hayas hacen su nido las cigüeñas;
en las altas montañas retozan las cabras monteses;
en las peñas se resguardan los damanes.
Tú hiciste la luna para medir los tiempos;
el sol sabe cuándo debe ocultarse.
Dejas caer las sombras, y anochece;
y entonces corretean los animales salvajes.
Rugen los leones que van tras su presa,
y reclaman la comida que Dios les provee.
Cuando sale el sol, corren a sus cuevas
y satisfechos se tienden a descansar.
Sale entonces el hombre a sus labores,
y trabaja hasta que cae la noche.
¡Tus obras, Señor, son innumerables!
¡Todas las hiciste con gran sabiduría!
¡La tierra está llena de tus criaturas!
(Salmo 104:10-24)

Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
(Eclesiastés 1:4-7)

Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
(Mateo 6:26-30)

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