La envidia es una actitud errónea que nos lleva a pecar contra Dios. Tener envidia es querer lo que otro tiene, sentir resentimiento por lo que posee. Dios nos llama a amar a los demás y alegrarnos con ellos, sin sentir envidia cuando no recibimos las mismas bendiciones.
Un corazón apacible infunde vida al cuerpo,
pero la envidia corroe hasta los huesos.
(Proverbios 14:30)
Pues donde hay envidias y rivalidades, allí hay confusión y toda clase de mal.
(Santiago 3:16)
Por lo tanto, desechen toda clase de maldad, todo engaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia.
(1 Pedro 2:1)
La ira es cruel, y el furor es impetuoso,
pero ante la envidia, ¿quién puede sostenerse?
(Proverbios 27:4)
No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
(Gálatas 5:26)
Las obras de la carne se manifiestan en adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. Acerca de ellas les advierto, como ya antes les he dicho, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
(Gálatas 5:19-21)
Es cierto que al necio lo mata la ira,
Y al codicioso lo consume la envidia.
(Job 5:2)
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.
(1 Corintios 13:4)
No codicies la casa de tu prójimo: no codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.
(Éxodo 20:17)
Si ustedes desean algo, y no lo obtienen, entonces matan. Si arden de envidia y no consiguen lo que desean, entonces discuten y luchan. Pero no obtienen lo que desean, porque no piden; y cuando piden algo, no lo reciben porque lo piden con malas intenciones, para gastarlo en sus propios placeres.
(Santiago 4:2-3)
Pero si ustedes abrigan en su corazón amargura, envidia y rivalidad, no tienen de qué presumir y están falseando la verdad.
(Santiago 3:14)
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
(Marcos 7:21-23)
Yo tenía el alma llena de amargura,
y sentía que el corazón me punzaba.
Era yo tan torpe que no podía entenderlo;
en tu presencia, era yo como una bestia.
(Salmo 73:21-22)
No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán.
Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
(Salmo 37:1-3)
No envidies al hombre injusto,
Ni escojas ninguno de sus caminos.
Porque Jehová abomina al perverso;
Mas su comunión íntima es con los justos.
(Proverbios 3:31-32)
No te entremetas con los malignos,
Ni tengas envidia de los impíos;
Porque para el malo no habrá buen fin,
Y la lámpara de los impíos será apagada.
(Proverbios 24:19-20)
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
(Romanos 13:13-14)
Porque en otro tiempo nosotros también éramos insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de los malos deseos y de diversos deleites; vivíamos en malicia y envidia, nos aborrecían y nos aborrecíamos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo, nuestro Salvador.
(Tito 3:3-6)
También he podido ver que todo el que se afana y tiene éxito en lo que hace despierta la envidia de su prójimo. ¡Y esto también es vanidad y aflicción de espíritu!
(Eclesiastés 4:4)
Aprende más sobre la envidia y otras actitudes que no agradan a Dios: