La forma en que actuamos y reaccionamos revela nuestras actitudes. Nuestras acciones pueden llevar a las personas a alcanzar a Cristo, o alejarlas del camino de la salvación. Somos llamados a reflejar a Jesús a través de nuestras actitudes. Permitamos que la Palabra nos guíe en el camino del Padre, llevando su Palabra y amor dondequiera que vamos.
No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo. No busque cada uno su propio interés, sino cada cual también el de los demás. Que haya en ustedes el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.
(Filipenses 2:3-5)
Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
(Colosenses 3:17)
Por lo demás, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensen en ello. Lo que ustedes aprendieron y recibieron de mí; lo que de mí vieron y oyeron, pónganlo por obra, y el Dios de paz estará con ustedes.
(Filipenses 4:8-9)
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
(1 Pedro 5:7)
No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.
(Levítico 19:18)
Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en los sufrimientos, porque sabemos que los sufrimientos producen resistencia, la resistencia produce un carácter aprobado, y el carácter aprobado produce esperanza.
(Romanos 5:3-4)
¡Humíllense ante el Señor, y él los exaltará!
(Santiago 4:10)
Pero ahora deben abandonar también la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia y las conversaciones obscenas. No se mientan los unos a los otros, pues ya ustedes se han despojado de la vieja naturaleza y de sus hechos, y se han revestido de la nueva naturaleza, la naturaleza del nuevo hombre, que se va renovando a imagen del que lo creó hasta el pleno conocimiento.
(Colosenses 3:8-10)
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
(1 Juan 1:9)
Nadie puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.
(Mateo 6:24)
El que solo mira el viento, no siembra; el que solo contempla las nubes, no cosecha.
(Eclesiastés 11:4)
Enójense, pero no pequen; reconcíliense antes de que el sol se ponga.
(Efesios 4:26)
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
(Proverbios 22:6)
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
(Santiago 1:19)
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
(Efesios 4:31-32)
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: «Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús le dijo: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
(Mateo 18:21-22)
El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso.
(1 Corintios 13:4-5)
(porque por fe andamos, no por vista).
(2 Corintios 5:7)
Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!
(Romanos 12:1)
No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.
(Lucas 6:37)
Si te haces sabio, el provecho es tuyo;
si te vuelves blasfemo, sufrirás las consecuencias.
(Proverbios 9:12)
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