Interceder es hacer una petición en nombre de otra persona. Podemos interceder ante Dios por nuestros amigos y familiares, nuestros compañeros de trabajo y vecinos para que lleguen a conocer a Jesús, para que reciban sanación y liberación. Al interceder, impactamos y bendecimos la vida de los demás.
Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos.
(Efesios 6:18)
Hermanos, oren por nosotros.
(1 Tesalonicenses 5:25)
Disputadores son mis amigos; mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, como con su prójimo!
(Job 16:20-21)
Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los tenemos presentes en nuestras oraciones.
(1 Tesalonicenses 1:2)
Por eso yo me arrodillo delante del Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien recibe su nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que por su Espíritu, y conforme a las riquezas de su gloria, los fortalezca interiormente con poder; para que por la fe Cristo habite en sus corazones, y para que, arraigados y cimentados en amor,
(Efesios 3:14-17)
Por lo demás, hermanos, oren por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, tal como sucedió entre ustedes.
(2 Tesalonicenses 3:1)
... cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.
(2 Corintios 1:11)
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
(1 Timoteo 2:1-2)
Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.
(Hebreos 13:18)
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
(Santiago 5:14-16)
De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Pero el que examina los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios.
(Romanos 8:26-27)
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que los maldicen, hagan bien a los que los odian, y oren por quienes los persiguen,
(Mateo 5:44)
Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
(Números 21:7)
Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.
(1 Samuel 12:23)
Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora.
(Números 12:13)
Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: Te pido que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como era antes.
(1 Reyes 13:6)
Pedid por la paz de Jerusalén;
Sean prosperados los que te aman.
(Salmo 122:6)
Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
(1 Juan 5:16)
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
(1 Juan 2:1)
pero Jesús tiene un sacerdocio inmutable porque permanece para siempre. Por eso, también puede salvar para siempre a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos.
(Hebreos 7:24-25)
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
(Romanos 8:34)
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