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La Biblia nos llama a cuidar de forma especial nuestro corazón porque puede ser engañoso. Dios nos ayuda en esa encomienda. Cuando se lo permitimos, él ablanda nuestros corazones y nos ayuda a ser más como él. Protege tu corazón de las malas influencias y permite que Dios lo renueve y lo llene con su presencia y amor.
Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
(Ezequiel 36:26)
Dios puede, y quiere, renovar tu corazón y el corazón de todos, hasta del ser humano más duro. Cuando permitimos que él obre en nosotros, su Espíritu viene y nos transforma de tal forma que, de lo profundo del corazón, surge el deseo de hacer las cosas que le agradan a él.
Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.
(Ezequiel 11:19)
Sobre toda cosa guardada,
guarda tu corazón;
porque de él emana la vida.
(Proverbios 4:23)
Presta atención a lo que dejas entrar en tu corazón, a las emociones que intentan controlarte. Vigila tus pensamientos, tus sentimientos, los deseos de tu corazón. Ruégale al Espíritu Santo que te ayude a discernir lo que viene de él y lo que no, para que puedas vivir la vida abundante que Dios desea para ti.
No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, pues yo lo he rechazado. Porque el SEÑOR no mira lo que mira el hombre: El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón.
(1 Samuel 16:7)
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón presenta lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón presenta lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
(Lucas 6:45)
Tus palabras y tus actitudes mostrarán lo que atesoras en tu corazón. Si tu corazón está lleno de Dios y de su Espíritu Santo, tu boca hablará bendición, palabras de amor, bondad y fe. De no ser así, tus palabras reflejarán que tu corazón anda lejos del Señor.
Todo camino del hombre es recto ante sus ojos,
pero el SEÑOR es el que examina los corazones.
(Proverbios 21:2)
Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y sin remedio. ¿Quién lo conocerá? Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón y examino la conciencia, para dar a cada hombre según su camino y según el fruto de sus obras.
(Jeremías 17:9-10)
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro y renueva un espíritu firme
dentro de mí.
(Salmo 51:10)
Tal como lo hizo David en ese salmo, ruégale a Dios que te dé un corazón puro y limpio ante él. Confiésale tus pecados a Dios y recibe su perdón. Él es el único que puede limpiarte completamente y darte la fortaleza que necesitas para vivir una vida santa que alegra el corazón de Dios.
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.
(Mateo 22:37)
No se aparten de ti la misericordia y la verdad;
átalas a tu cuello.
Escríbelas en las tablas de tu corazón,
y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.
(Proverbios 3:3-4)
Como el agua refleja la cara, así el corazón del hombre refleja al hombre.
(Proverbios 27:19)
Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR,
Roca mía y Redentor mío.
(Salmo 19:14)
Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán con todo su corazón.
(Jeremías 29:13)
Quien busca a Dios de todo corazón, lo encuentra. Dios no se esconde jamás, al contrario, se nos revela a través de la naturaleza, su Palabra, las circunstancias y por medio de otras personas. Busca al Señor con todo tu corazón y disfrutarás de su amor, paz y compañía por toda la eternidad.
Y amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
(Deuteronomio 6:5)
Enséñanos a contar nuestros días
de tal manera que traigamos al corazón sabiduría.
(Salmo 90:12)
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón
y no te apoyes en tu propia inteligencia.
(Proverbios 3:5)
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
(Mateo 5:8)
Algunos artículos que fortalecerán tu corazón y tu fe: