41 versículos sobre dar: la bendición de compartir


El sentido general de dar es entregar algo. El verbo dar es muy amplio y en la Biblia está relacionado con la generosidad, la misericordia, el ofrendar, el ayudar a otros y muchos otros conceptos básicos de la vida cristiana.

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:16)

Dios es el mayor dador de todos: él estuvo dispuesto a dar a su Hijo Jesucristo para que podamos tener vida eterna con él.

No seas mezquino, sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas.
(Deuteronomio 15:10)

Veamos algunos de los muchos versículos bíblicos que hablan sobre dar.

Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.
(Lucas 6:38)

Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
(2 Corintios 9:6-7)

Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir."
(Hechos 20:35)

Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor.
(Romanos 13:7)

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.
(2 Corintios 9:8)

¿De quién son esta imagen y esta inscripción? —les preguntó.
—Del césar —respondieron.
—Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
(Mateo 22:20-21)

Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa.
(Mateo 10:42)

Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”.
(Mateo 25:37-40)

Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.
(1 Crónicas 29:14)

El que tiene dos camisas debe compartir con el que no tiene ninguna —les contestó Juan—, y el que tiene comida debe hacer lo mismo.
(Lucas 3:11)

¿Quién le ha dado primero a Dios, para que luego Dios le pague?
Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él.
¡A él sea la gloria por siempre! Amén.
(Romanos 11:35-36)

Si pecas, ¿en qué afectas a Dios? Si multiplicas tus faltas, ¿en qué lo dañas?
Si actúas con justicia, ¿qué puedes darle? ¿Qué puede recibir de parte tuya?
(Job 35:6-7)

Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan;
otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria.
El que es generoso prospera;
el que reanima será reanimado.
(Proverbios 11:24-25)

No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!
(Hechos 3:6)

Los malvados piden prestado y no pagan,
pero los justos dan con generosidad.
(Salmo 37:21)

No niegues un favor a quien te lo pida si en tu mano está el otorgarlo.
Nunca digas a tu prójimo: «Vuelve más tarde; te ayudaré mañana», si hoy tienes con qué ayudarlo.
(Proverbios 3:27-28)

¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado?
¡Tan solo brindando con la copa de salvación
e invocando el nombre del Señor!
(Salmo 116:12-13)

Pero ustedes, así como sobresalen en todo —en fe, en palabras, en conocimiento, en dedicación y en su amor hacia nosotros—, procuren también sobresalir en esta gracia de dar.
(2 Corintios 8:7)

Allí llevarán ustedes sus holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias, y los primogénitos de sus ganados y rebaños. Allí, en la presencia del Señor su Dios, ustedes y sus familias comerán y se regocijarán por los logros de su trabajo, porque el Señor su Dios los habrá bendecido.
(Deuteronomio 12:6-7)

Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos,
para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras.
(Jeremías 17:10)

Lleven ahora a feliz término la obra, para que, según sus posibilidades, cumplan con lo que de buena gana propusieron. Porque, si uno lo hace de buena voluntad, lo que da es bien recibido según lo que tiene, y no según lo que no tiene.
(2 Corintios 8:11-12)

¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?
(Romanos 8:31-32)

Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas.
(Proverbios 3:9)

El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.
(2 Corintio 9:10-11)

Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
(Mateo 6:2-4)

Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
(Mateo 5:42)

Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor;
Dios pagará esas buenas acciones.
(Proverbios 19:17)

El que es generoso será bendecido,
pues comparte su comida con los pobres.
(Proverbios 22:9)

Dale a todo el que te pida y, si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames.
(Lucas 6:30)

Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
(1 Corintios 13:3)

La codicia del perezoso lo lleva a la muerte, porque sus manos se niegan a trabajar; todo el día se lo pasa codiciando, pero el justo da con generosidad.
(Proverbios 21:25-26)

Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios.
(Proverbios 2:6)

Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente.
(Mateo 10:8)

Y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
(Mateo 20:27-28)

Tributen al Señor la gloria que corresponde a su nombre; preséntense ante él con ofrendas, adoren al Señor en su hermoso santuario.
(1 Crónicas 16:29)

¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión?
(Lucas 11:11-12)

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber.
(Proverbios 25:21)

No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.
(Hebreos 13:16)

Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».
(Marcos 12:41-44)

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