38 versículos sobre el compromiso


Dios siempre honra sus compromisos y cumple sus promesas. Él te ama y se compromete a ayudarte y guiarte a la vida eterna. El Señor también quiere que cada creyente honre sus compromisos. Nuestro mayor compromiso es seguir a Jesús diariamente con fidelidad. Dios también nos llama a honrar nuestros compromisos con los demás.

Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará.
(Lucas 9:23-24)

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
(Mateo 22:37-38)

Pon en manos del Señor todas tus obras y tus proyectos se cumplirán. (Proverbios 16:3)

Pon en manos del Señor todas tus obras
y tus proyectos se cumplirán.
(Proverbios 16:3)

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
(Gálatas 2:20)

Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
(2 Reyes 23:3)

No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
(Apocalipsis 2:10)

No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
(Hebreos 10:25)

Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
(Mateo 5:37)

Yo lo alabaré en medio de la comunidad,
y ante los que le temen cumpliré mis promesas.
(Salmo 22:25)

Y yo, siempre cantaré salmos a tu nombre,
y todos los días te cumpliré mis votos.
(Salmo 61:8)

Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.
(Deuteronomio 23:21-23)

El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
(1 Pedro 3:21)

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
(1 Corintios 6:19)

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo;
(Efesios 6:5)

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.
(Lucas 14:26-27)

Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos.
(Rut 1:16-17)

Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
(Santiago 1:12)

Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Límpiense las manos, pecadores! Y ustedes, los pusilánimes, ¡purifiquen su corazón!
(Santiago 4:8)

Pero sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ninguna otra cosa. Cuando digan «sí», que sea «sí»; y cuando digan «no», que sea «no». De lo contrario, caerán en condenación.
(Santiago 5:12)

Cuando alguien haga un voto al Señor, o haga un juramento que lo comprometa, no deberá faltar a su palabra, sino que hará todo lo que se haya comprometido a hacer.
(Números 30:2)

No permitas que tu boca ni tu corazón se apresuren a decir nada delante de Dios, porque Dios está en el cielo y tú estás en la tierra. Por lo tanto, habla lo menos que puedas, porque si te preocupas mucho, tienes pesadillas; y si hablas mucho, dices tonterías.

Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplírsela, porque a Dios no le agrada la gente necia. Cumple lo que prometas, porque es mejor que no prometas, y no que prometas y no cumplas.

No permitas que tus labios te hagan pecar, ni digas delante del ángel que lo hiciste por ignorancia. ¿Para qué provocar que Dios se enoje por tus palabras, y que destruya todo lo que has hecho?

Tú debes temer a Dios. Porque cuando los sueños aumentan, también aumentan las palabras huecas.
(Eclesiastés 5:2-7)

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor.
(Romanos 8:38-39)

Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» Amén.
(Mateo 28:20)

Yo soy el Dios Altísimo;
en vez de sacrificios, ofréceme alabanzas
y cúmpleme todos los votos que me hagas.
(Salmo 50:14)

Dios mío, yo tengo presentes mis votos,
y habré de tributarte alabanzas,
(Salmo 56:12)

Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios,
Y a ti se pagarán los votos.
(Salmo 65:1)

Entraré en tu templo con holocaustos,
y allí te cumpliré mis promesas,
(Salmo 66:13)

¡Cumplamos a Dios el Señor nuestras promesas!
Todos los que rodean al Dios temible, ¡tráiganle ofrendas!
(Salmo 76:11)

¡Sólo cumpliendo al Señor mis promesas
en presencia de todo su pueblo!
(Salmo 116:14)

Voy a cumplirte mis promesas
en presencia de todo tu pueblo,
(Salmo 116:18)

Allí Jacob hizo este voto: «Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que ahora hago, y me da pan para comer y ropa para vestirme, y me hace volver en paz a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios. Esta piedra, que he levantado como pilar, será casa de Dios; y de todo lo que me des, apartaré el diezmo para ti.»
(Génesis 28:20-22)

Hijos, obedezcan a sus padres en el nombre del Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
(Efesios 6:1-2)

Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió.
(Hebreos 10:23)

También nos comprometimos a llevar al templo, cada año, los primeros frutos de nuestras cosechas y de nuestros árboles frutales, así como nuestros primogénitos y las primeras crías de nuestro ganado, es decir, nuestras vacas y ovejas, y presentarlas ante los sacerdotes que sirven en el templo de Dios.

De igual manera, nos comprometimos a llevar a los almacenes del templo la primera harina, el primer vino y el primer aceite, para los sacerdotes; y entregar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas y del fruto de nuestro trabajo en todas nuestras ciudades.
(Nehemías 10:35-37)

Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
(Mateo 24:13)

No tengas miedo de lo que vas a sufrir, pues el diablo pondrá a prueba a algunos de ustedes y los echará en la cárcel, y allí tendrán que sufrir durante diez días. Tú sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
(Apocalipsis 2:10)

Y ahora, Israel, ¿qué es lo que el Señor tu Dios pide de ti? Solamente que temas al Señor tu Dios, que vayas por todos sus caminos, y que ames y sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que cumplas sus mandamientos y estatutos, los cuales hoy te ordeno cumplir, para que tengas prosperidad.
(Deuteronomio 10:12-13)

Al Señor tu Dios temerás, y sólo a él servirás, y a él seguirás, y por su nombre jurarás.
(Deuteronomio 10:20)

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