Dios creó la belleza. Él creó el mundo para que fuera hermoso y alegrara nuestros ojos. La belleza hace nuestro mundo más interesante: nos sorprende, nos conmueve, nos hace felices. No hay nada malo en la belleza. Varias personas en la Biblia, por ejemplo Ester, eran hermosas y no fueron condenadas por ello. El problema está en utilizar la belleza para el pecado: para la vanidad o la seducción. No debemos idolatrar la belleza ni utilizarla para el mal.
Toda tú eres hermosa, amiga mía;
no tienes ningún defecto.
(Cantares 4:7)
He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.
He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.
(Cantares 1:15-16)
Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.
(1 Pedro 3:3-4)
La gloria de los jóvenes es su fuerza,
Y la hermosura de los ancianos es su vejez.
(Proverbios 20:29)
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, esa será alabada.
(Proverbios 31:30)
Desde Sión, la ciudad bella y perfecta,
Dios deja ver su esplendor.
(Salmo 50:2)
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
(1 Timoteo 2:9-10)
Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo
Es la mujer hermosa y apartada de razón.
(Proverbios 11:22)
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
(1 Samuel 16:7)
Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
(2 Corintios 4:16)
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.
(Mateo 23:27)
No codicies su hermosura en tu corazón,
Ni ella te prenda con sus ojos.
(Proverbios 6:25)
También te cubrí con un bordado, te puse las sandalias más finas, y te vestí con telas de lino y de seda. Luego te adorné con alhajas, y te puse brazaletes en los brazos y collares en el cuello. Te puse joyas en la nariz, y aretes en las orejas, y en la cabeza te puse una bella diadema. Quedaste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de finos bordados de lino y de seda; te alimentaste con flor de harina, miel y aceite; fuiste extremadamente embellecida, y hasta llegaste a ser reina. La fama de tu belleza se extendió por todas las naciones. Eras una belleza perfecta, porque yo te embellecí.
Palabra de Dios el Señor.
(Ezequiel 16:10-14)
En toda cabeza de camino edificaste lugar alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y multiplicaste tus fornicaciones.
(Ezequiel 16:25)
Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti.
(Ezequiel 28:17)
Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.
(Génesis 24:16)
Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya.
Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
(Ester 2:7-9)
Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es.
(1 Samuel 16:12)
Las mujeres son importantes para Dios: