Las promesas de Dios siempre se cumplen porque él no miente. Dios hace muchas promesas en la Biblia para todos los que le aman y como nuestro Dios es fiel, podemos confiar que cumplirá con todo lo que ha dicho.
Aquí encontrarás algunas de las muchas promesas de Dios que hay en la Biblia. Medita en ellas para fortalecer tu fe y crecer en tu confianza en Dios.
1. El cumplimiento de sus promesas
Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?
(Números 23:19)
Los hombres nos pueden mentir y fallar, pero Dios siempre cumple lo que promete y podemos confiar en su fidelidad. Si él dice que hará algo, sabemos que lo cumplirá.
2. Vida eterna en Jesús
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo.
(1 Juan 5:11)
Dios no solo nos da promesas que podemos disfrutar ahora. También promete darnos la vida eterna a través de Jesús y su sacrificio en la cruz. Solo debemos aceptar que somos salvos a través de Jesús. Cuando abrimos nuestro corazón a él en arrepentimiento y le reconocemos como nuestro Señor y Salvador, recibimos su perdón y comenzamos una nueva vida dirigida por él.
3. El perdón de nuestros pecados
Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
(1 Juan 1:9)
Dios nos da un nuevo comienzo cuando nos acercamos a él con corazón arrepentido y le pedimos perdón por las cosas malas que hemos hecho. Él promete perdonarnos todos nuestros errores pasados y ayudarnos a cambiar. Con él podemos comenzar una vida nueva con Jesús como Salvador y Señor nuestro.
4. Provisión
Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:19)
Dios promete proveer en abundancia para que podamos cubrir todas nuestras necesidades. No nos promete conceder todo lo que queramos, pero sí nos dará lo que es realmente necesario para vivir: comida, techo, ropa, sustento.
5. Descanso
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
(Mateo 11:28)
Es bueno saber que podemos llevar a Dios todas nuestras ansiedades y preocupaciones y él nos da descanso. No necesitamos cargar con nuestros pesares, los podemos entregar a Dios y descansar en él.
6. Jesús
Llegarán días —afirma el Señor—, en que cumpliré la promesa de bendición que hice al pueblo de Israel y a la tribu de Judá. En aquellos días, y en aquel tiempo, haré que brote de David un renuevo justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país. En aquellos días Judá estará a salvo, y Jerusalén morará segura. Y será llamada así: ‘El Señor es nuestra justicia’ .
(Jeremías 33:14-16)
El nacimiento de Jesús fue el cumplimiento de la promesa de bendición, la llegada a Israel de la justicia, el derecho, la salvación y la seguridad. Hoy también encontramos todo eso y mucho más en Jesús.
7. El Espíritu Santo
Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.
(Hechos 1:4-5)
Jesús prometió y envió al Espíritu Santo a la Iglesia primitiva. Así recibieron poder para ser testigos de Jesús por el mundo (Hechos 1:8). Nosotros también contamos con el Espíritu Santo y con poder para llevar el amor y la presencia de Dios a dondequiera que vamos.
8. Bendición y descendencia
Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia». Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido.
(Hebreos 6:13-15)
Podemos confiar que, según Dios cumplió la promesa de bendición y descendencia que hizo a Abraham, así mismo cumplirá las promesas que nos haga. Él también nos quiere bendecir y hacer fructíferos en todas las áreas de nuestra vida.
9. Salvación
Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro. He jurado por mí mismo, con integridad he pronunciado una palabra irrevocable: Ante mí se doblará toda rodilla, y por mí jurará toda lengua.
(Isaías 45:22-23)
Dios proveyó la salvación de nuestras almas a través de Jesús. Él quiere que todos seamos salvos, anhela que vayamos a él y aceptemos su perdón. También dice de antemano que, sea ahora o después, todos doblaremos nuestra rodilla ante él.
10. La corona de la vida
Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.
(Santiago 1:12)
La corona de la vida mencionada aquí y en Apocalipsis 2:10 es el premio prometido a los que resisten y permanecen fieles hasta el fin ante las pruebas, las tentaciones y la persecución. ¡Permanece firme en el Señor!
11. Paz
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
(Juan 16:33)
En nuestra vida terrenal tenemos muchas tristezas y aflicciones, pero en Cristo hallamos la paz que necesitamos para seguir adelante sin desmayar. Él ya ganó la victoria y esa es nuestra paz.
12. Escuchar tus peticiones
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:6-7)
Puedes estar tranquilo, Dios te escucha cuando clamas a él. Lleva tus peticiones ante el Señor con una actitud de gratitud y confianza. Recibe su paz y espera porque él obrará a tu favor y conforme a su voluntad en el momento preciso.
13. Recibirte con brazos abiertos
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá en sus brazos.
(Salmo 27:10)
¡Dios siempre estará contigo! Aunque te fallen o se alejen las personas que más amas, puedes acudir a Dios. Él te espera con los brazos abiertos y anhela recibirte y darte su consuelo. No dudes en acercarte a tu Padre celestial.
14. Refugio y protección
Cuán grande es tu bondad,
que atesoras para los que te temen,
y que a la vista de la gente derramas
sobre los que en ti se refugian.
Al amparo de tu presencia los proteges
de las intrigas humanas.
(Salmo 31:19-20a)
Dios es tu Padre bondadoso y amoroso que derrama su bondad sobre tu vida de muchas maneras diferentes. Refúgiate en Dios en tus momentos de dificultad, recibe su protección y su ayuda. Camina con Dios cada día y disfruta de su cuidado y su compañía.
15. Libertad de la condenación
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
(Juan 3:16-17)
El amor de Dios por cada uno de nosotros es tan grande, que estuvo dispuesto a enviar a su propio Hijo Jesucristo, para que podamos ser libres de toda condenación a través de su sacrificio en la cruz. Jesús no vino para condenarnos, ¡él vino para liberarnos del poder del pecado! ¡Acepta hoy su regalo y vivirás con él por la eternidad!
16. Prosperidad
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!
(Salmo 1:1-3)
Aquel que ama la Palabra de Dios y la pone en práctica, vive en obediencia y dentro de la voluntad de Dios. Su fortaleza y su prosperidad vienen de esa relación intensa y constante con Dios. ¿Cómo no va a recibir bendición quien busca la presencia de Dios y vive dentro de sus preceptos? Deléitate en la Palabra del Señor en todo momento, obedécela y verás cómo tu vida prospera.
17. Ser nuestro Padre y defensor
Padre de los huérfanos y defensor de las viudas
es Dios en su morada santa.
(Salmo 68:5)
Dios, nuestro Padre lleno de compasión, provee a nuestras necesidades más profundas. Él no deja sin padre a los huérfanos, él es su Padre amoroso por excelencia. Y él defiende a las viudas y a los débiles. Sea cual sea nuestra necesidad, podemos confiar en que Dios nos acompaña y nos provee, porque es parte de su esencia. Él es el Dios compasivo y proveedor.
18. Su compañía
Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.
(Apocalipsis 3:20)
El Señor solo está a la espera de que le permitas entrar a tu corazón. Si lo haces, él entrará y será tu compañero fiel por siempre. Su amistad es una amistad eterna. ¡Ábrele hoy la puerta de tu corazón!
19. Su compasión paternal
Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro.
(Salmo 103:12-14)
La compasión de nuestro Dios es más grande que la de cualquier padre o madre terrenal. Él no solo elige olvidar nuestras transgresiones y pecados cuando nos arrepentimos, sino que siempre nos trata con un amor inmenso. Nada de lo que hayamos hecho empaña su amor. Él recuerda nuestra humanidad, es paciente y compasivo con nosotros. Y Dios está siempre dispuesto a ayudarnos a andar por el mejor camino.
20. Protección del peligro
Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación. Selah.
(Salmo 32:7)
Dios es firme refugio para sus hijos. En él estamos a salvo y protegidos de las tretas del enemigo. En medio de cualquier circunstancia adversa, podemos ir ante la presencia de nuestro Dios y refugiarnos en sus brazos poderosos. Él nos recibe siempre y nos cuida.
21. Su guía y sus consejos
El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.
(Salmo 32:8)
Dios te conoce mejor que nadie, te ama más que nadie y quiere lo mejor para ti. Confía en su dirección para tu vida. Él te llevará siempre por el buen camino y te dará los mejores consejos, los que te acercarán siempre a él y a su voluntad para ti.
22. Crecimiento y vigor
Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos, para proclamar: «El Señor es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia».
(Salmo 92:12-15)
Hay crecimiento y hay vigor para lo que andan con el Señor y en su justicia. Nuestra fortaleza viene de Dios, en él somos fuertes para dar frutos de justicia que lo glorifican. Aunque pasen los años, mantén tu raíz bien firme en tu Dios, el Señor justo que es tu Roca.
23. Protección y ánimo para los que esperan en él
Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido. Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan.
(Salmo 31:23-24)
El Señor protege a todos los que confían en él y esperan el cumplimiento de sus promesas. No pierdas la fe, sigue confiando en la fidelidad de Dios. Llénate de ánimo y de valor y sigue adelante, firme en él. ¡Dios no te fallará!
24. Estarás con él por la eternidad
No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.
(Juan 14:1-3)
Cualquier angustia o dolor que estés viviendo hoy, no es para siempre. Tu realidad, si eres hijo de Dios, es que morarás con él por toda la eternidad. Jesús ya fue a preparar tu hogar eterno. Regocíjate en la realidad de que estarás allí y con él por siempre.
25. Eres nueva criatura en Cristo
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
(2 Corintios 5:17)
No tienes que vivir atado a tu pasado. Si has abierto tu corazón a Jesús y lo has recibido como tu Señor y Salvador, eres una nueva persona. Todos tus pecados han sido perdonados. Puedes vivir en la victoria que Cristo obtuvo en la cruz: victoria sobre la muerte, sobre el pecado, sobre los temores y sobre toda atadura. Regocíjate en el Señor y en la obra que él ha hecho en tu vida.
26. No más muerte, tristeza ni dolor
Devorará a la muerte para siempre; el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro, y quitará de toda la tierra el oprobio de su pueblo. El Señor mismo lo ha dicho.
(Isaías 25:8)
Llegará el día en el que no habrá más muerte, ni más tristeza ni dolor. Todo eso quedará atrás por toda la eternidad. Las luchas y dificultades que vives hoy, son temporales. Tu eternidad en Cristo estará llena de gozo en él.
27. Dios estará contigo por toda la eternidad
Oí una potente voz que provenía del trono y decía: ¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
(Apocalipsis 21:3-4)
Cuando Cristo venga a buscar a su iglesia, estaremos con él por toda la eternidad. Su presencia será bien real y lo llenará todo. En la presencia de Dios solo habrá sanidad y gozo. Todo será nuevo: sin mancha, sin dolor, sin despedidas ni incertidumbre. Un nuevo y precioso comienzo que nunca tendrá fin.
¡Elige creerle a Dios y sus promesas! ¡Él nunca te fallará!
Aprende más sobre las promesas de Dios: