25 versículos para vencer en las batallas y seguir adelante


La Biblia enseña que la verdadera victoria en las batallas de la vida viene de Dios. La gran promesa para aquellos que permanecen firmes en la fe es que la victoria viene del Señor. Un día, todas las batallas cesarán, porque Dios establecerá su reino de paz. Hasta que ese día llegue, sigamos luchando como buenos soldados de Cristo, confiando en el poder de Dios para vencer.

El rey no se salva por tener un gran ejército,
ni se escapa el valiente por tener mucha fuerza.
Ningún caballo es garantía de salvación;
y aunque tiene mucha fuerza, no salva a nadie.

El Señor mira atentamente a quienes le temen,
a quienes confían en su misericordia,
para librarlos de la muerte
y darles vida en tiempos de escasez.

Con el alma esperamos en el Señor,
pues él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Por él se alegra nuestro corazón;
confiamos en su santo nombre.

Señor, sea tu misericordia sobre nosotros,
tal y como lo esperamos de ti.
(Salmo 33:16-22)

Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza. Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
(Efesios 6:11-17)

Además de esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. (Efesios 6:16)

No les tengan miedo, porque el Señor su Dios es quien pelea por ustedes.
(Deuteronomio 3:22)

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
(2 Corintios 10:3-4)

Bendito sea Jehová, mi roca,
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;
Misericordia mía y mi castillo,
Fortaleza mía y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
(Salmo 144:1-2)

Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él.
(1 Crónicas 5:20)

Aunque son muchos los que me combaten, él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí.
(Salmo 55:18)

Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
(Isaías 44:6)

Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.
(Juan 16:33)

El Señor es un valiente guerrero,
y su nombre es el Señor.
(Éxodo 15:3)

Amados hermanos, yo he tenido un gran deseo de escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, pero ahora me encuentro en la necesidad de escribirles para rogarles que luchen ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos,
(Judas 1:3)

Pero el Señor nuestro Dios lo entregó en nuestras manos, y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo.
(Deuteronomio 2:33)

Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén.
(2 Samuel 11:1)

¡Bendito seas, Señor, mi roca!
Tú me entrenas para la batalla;
fortaleces mis manos para el combate.
(Salmo 144:1)

Después de eso, el Señor saldrá y peleará contra aquellas naciones, como se pelea en el día de la batalla.
(Zacarías 14:3)

Tú, hijo mío, esfuérzate en la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, encárgaselo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, por tu parte, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.
(2 Timoteo 2:1-4)

Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo.
(Efesios 6:11)

Timoteo, hijo mío, te encargo este mandamiento para que, conforme a las profecías que antes se hicieron acerca de ti, presentes por ellas la buena batalla y mantengas la fe y la buena conciencia, que por desecharlas algunos naufragaron en cuanto a la fe,
(1 Timoteo 1:18-19)

Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: «Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.
(Apocalipsis 21:3-4)

Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová, y sus descendientes con ellos. Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
(Isaías 65:17-25)

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
(2 Timoteo 4:7)

Los saluda Epafras, que es uno de ustedes. En sus oraciones, este siervo de Cristo siempre está rogando por ustedes con gran preocupación, para que ustedes se mantengan firmes y sean completamente perfectos en todo lo que Dios quiere.
(Colosenses 4:12)

Éstos son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas, y que salieron por todo el mundo para reunir a los reyes de la tierra, para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso.
(Apocalipsis 16:14)

y salió a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, y a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. ¡Su número era incontable, como la arena del mar!
(Apocalipsis 20:8)

tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
(Eclesiastés 3:8)

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