Aquí encontrarás versículos para meditar sobre el tema de las ofrendas y cortas reflexiones que podrás usar como palabra para el momento de presentar las ofrendas durante el culto. Recuerda hoy por qué traemos las ofrendas ante el Señor y anímate junto a los hermanos a ofrendar con alegría.
Proverbios 3:9-10
Honra al SEÑOR con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos.
Así tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo.
(Proverbios 3:9-10)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Antes de ofrendar, es muy importante que examinemos nuestra actitud y motivación. ¿Le estamos dando a Dios las primicias o le estamos dando sobras? ¿Lo hacemos con un corazón lleno de gratitud o por compromiso? Más que la cantidad de lo que ofrendamos, a Dios le importa la actitud con la cual traemos nuestras ofrendas ante él.
Honramos a Dios cuando traemos ante él los primeros frutos de nuestro trabajo y esfuerzo. Dios es quien nos suple lo que necesitamos, todo viene de él y él merece que le ofrendemos lo mejor. Honremos hoy a Dios con nuestras ofrendas y con corazones llenos de gratitud y adoración por todas sus bondades.
2 Corintios 9:6-7
Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
(2 Corintios 9:6-7)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Según damos, así recibiremos. Es lo que sucede con el agricultor. El que siembra solo una planta recibirá menos frutos que el que siembra 100. ¡Es lógico! El que planta más, recogerá más. Este es un principio que se repite en muchos aspectos de la vida. Por ejemplo, la persona más amigable, tiene más amigos.
Lo mismo sucede con nuestras ofrendas y con el dar. Si damos mucho y compartimos con alegría lo que Dios nos ha provisto, recibiremos bendiciones de vuelta. Esto no significa que todos seremos ricos, pero sí quiere decir que si damos con generosidad y alegría recibiremos muchas bendiciones. Las bendiciones de Dios vienen de muchas formas: estemos atentos y sensibles a su mover en todo momento.
Lucas 21:1-4
Jesús se detuvo a observar y vio a los ricos que echaban sus ofrendas en las alcancías del templo. También vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de poco valor.
—Les aseguro —dijo— que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento.
(Lucas 21:1-4)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Jesús se fijó en la viuda pobre y elogió su ofrenda. ¿Por qué? Porque ella trajo todo lo que tenía. Los demás ofrendaban de lo que les sobraba, no era un sacrificio para ellos porque tenían mucho más. Sin embargo, la viuda ofrendó todo lo que tenía para su sustento, su sacrificio fue enorme y demuestra una gran fe.
A veces puede ser todo un sacrificio ofrendar, pero recuerda que Dios mira tu corazón obediente. Da de lo que tienes, como muestra de amor a Dios y no te fijes en lo que traen o dicen las otras personas. Tu ofrenda al Señor es algo entre tú y él, trae tu ofrenda con tu corazón lleno de gratitud y fe. Dios seguirá cuidando de ti.
Deuteronomio 16:17
Cada uno llevará ofrendas, según lo haya bendecido el Señor tu Dios.
(Deuteronomio 16:17)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: ¿Has recibido bendiciones de Dios? ¿Cuántas cosas has recibido de su parte en esta semana? ¿Por ejemplo, has tenido salud, algo de comida y un techo sobre tu cabeza? Recuerda hoy las bondades que has recibido de Dios y verás cómo fluirá de tu corazón la gratitud y te será más fácil ofrendar.
Este versículo de Deuteronomio dice que debemos ofrendar según Dios nos haya bendecido. Por eso, sea que recibiste mucho o poco, siempre hay algo que puedes traer ante el Señor. Enfócate en lo que has recibido del Señor y trae tu ofrenda con un corazón agradecido.
1 Crónicas 29:16-18
Señor y Dios nuestro, de ti procede todo cuanto hemos conseguido para construir un templo a tu santo nombre. ¡Todo es tuyo! Yo sé, mi Dios, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud. Por eso, con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todas estas cosas, y he visto con júbilo que tu pueblo, aquí presente, te ha traído sus ofrendas. Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, conserva por siempre estos pensamientos en el corazón de tu pueblo, y dirige su corazón hacia ti.
(1 Crónicas 29:16-18)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Esta es una oración de David al ver todas las ofrendas que había traído el pueblo para la construcción del templo. David reconoció que todo lo que ofrecían lo habían recibido primero de Dios. Es Dios quien nos provee todo lo que tenemos, por eso no debería ser difícil darle nuestras ofrendas. De todas formas, todo lo que tenemos le pertenece a él.
Una vez más, vemos la importancia de dar de forma voluntaria y con alegría. A Dios le interesa la actitud nuestra al traer las ofrendas. Busquemos siempre dar con el corazón vuelto hacia Dios, hacia su grandeza y recordando todas las cosas maravillosas que él nos ha dado. ¡Alabemos a Dios con nuestras ofrendas!
Salmo 96:7-8
Tributen al Señor, pueblos todos, tributen al Señor la gloria y el poder. Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; traigan sus ofrendas y entren en sus atrios.
(Salmo 96:7-8)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Nuestro Dios es el Dios de gloria, el Dios de poder. En realidad, él no necesita nada de lo que traemos, pero al nosotros ofrendar reconocemos su grandeza y nuestra dependencia constante de él. Traemos de lo que él nos ha dado, y lo traemos con reverencia, recordando su grandeza y la provisión fiel que hemos recibido de él.
A través de nuestras ofrendas adoramos y glorificamos a Dios. Dios merece toda nuestra alabanza y gratitud, algo que podemos expresarle con nuestras palabras, nuestras canciones, nuestras actitudes, y también con nuestras ofrendas. Ofrendemos hoy a Dios como un acto de adoración y alabanza y hagámoslo de todo corazón.
2 Corintios 9:10-11
El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia. Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.
(2 Corintios 9:10-11)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Dios es el gran dador, nuestro proveedor. Él es quien suple hasta la semilla más pequeña como señal de su cuidado sobre nosotros. Pero Dios nos bendice con un propósito: para que compartamos su bendición generosamente con los necesitados. ¿Has experimentado la provisión fiel de Dios en tu vida? No te olvides de dar con generosidad para la gloria de Dios.
Efesios 5:1-2
Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
(Efesios 5:1-2)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: La ofrenda es una muestra de amor y nos recuerda lo que Cristo hizo por toda la humanidad. Él ofrendó su vida por amor a nosotros y su ofrenda fue un sacrificio fragante para Dios. ¿Es nuestra ofrenda un sacrificio fragante para nuestro Padre celestial? ¿Estamos dispuestos a dar de forma sacrificial en respuesta al inmenso amor que Dios nos ha mostrado? Examinemos nuestros corazones y ofrendemos en respuesta al gran amor de Dios.
Hebreos 13:16
No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.
(Hebreos 13:16)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Ofrendar, dar, compartir... Debemos poner en práctica esos verbos, porque a Dios le agrada que hagamos el bien y compartamos con las demás personas las bendiciones que él nos da. Recuerda lo que has recibido de Dios en estos últimos días y da ofrendas de amor. Comparte con los necesitados.
Lucas 6:38
Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.
(Lucas 6:38)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Aquí se nos exhorta a dar con generosidad sabiendo que recibiremos algo también. Es algo que experimentamos en todas las áreas de la vida. Si compartimos con los demás lo que tenemos, ellos se sentirán animados a compartir con nosotros también. Y no solo eso: nos queda la gran satisfacción y el gozo de haber ayudado a otra persona.
Dios es el mejor ejemplo de un dador generoso, nunca lograremos dar más que él. De él hemos recibido la vida misma, y él nos da cada día su presencia, su cuidado, su protección, y provisión suficiente para poder seguir adelante. Recordemos la generosidad de nuestro Padre celestial e intentemos imitarlo. Esa actitud no se quedará sin bendición.
Filipenses 4:18-19
Ya he recibido todo lo que necesito y aún más; tengo hasta de sobra ahora que he recibido de Epafrodito lo que me enviaron. Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado. Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:18-19)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: Pablo estaba muy agradecido de la ofrenda que había recibido. La compara con los sacrificios del pueblo en el Antiguo Testamento, sacrificios que eran ofrenda fragante ante Dios. Los filipenses no eran ricos, pero dieron su ofrenda a Pablo y lo ayudaron en su necesidad.
Pablo les aseguró que Dios supliría todas las necesidades de ellos conforme a sus riquezas en gloria. ¿Y cómo son las riquezas gloriosas de Dios en Cristo Jesús? ¡Abundantes! Eso es lo que pueden esperar todos los que ofrendan con corazones generosos y obedientes. Dios suplirá todas sus necesidades.
1 Corintios 16:2a
El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos.
(1 Corintios 16:2a)
Palabra para el tiempo de la ofrenda: La ofrenda no es algo que hacemos a la ligera sin meditar ante Dios. Es un acto consciente de obediencia y un acto de alabanza y adoración a Dios. Ofrendamos según lo recibido y debemos reflexionar sobre las bendiciones recibidas de parte de Dios antes de ofrendar.
Cada uno debe traer su ofrenda a la reunión semanal según haya sido prosperado. Damos conforme a lo que Dios nos ha provisto y lo hacemos con gratitud por las bendiciones que hemos recibido de su mano. Llevemos nuestras ofrendas al templo y contribuyamos al crecimiento de la obra de Dios.
1 Crónicas 16:28-29
Tributen al Señor, familias de los pueblos, tributen al Señor la gloria y el poder; tributen al Señor la gloria que corresponde a su nombre; preséntense ante él con ofrendas, adoren al Señor en su hermoso santuario.
(1 Crónicas 16:28-29)
2 Corintios 8:7
Pero ustedes, así como sobresalen en todo —en fe, en palabras, en conocimiento, en dedicación y en su amor hacia nosotros—, procuren también sobresalir en esta gracia de dar.
(2 Corintios 8:7)
Hechos 4:32-35
Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían. Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.
(Hechos 4:32-35)
Mateo 5:23-24
Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.
(Mateo 5:23-24)
Éxodo 25:2
Ordénales a los israelitas que me traigan una ofrenda. La deben presentar todos los que sientan deseos de traérmela.
(Éxodo 25:2)
Lo que Dios dice en la Biblia sobre las ofrendas
Proverbios 11:24
Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria.
(Proverbios 11:24)
Hechos 11:27-30 /
Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos, llamado Ágabo, se puso de pie y predijo por medio del Espíritu que iba a haber una gran hambre en todo el mundo, lo cual sucedió durante el reinado de Claudio. Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea. Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.
(Hechos 11:27-30)
Mateo 8:2-4
Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.
Jesús extendió la mano y tocó al hombre. —Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio!
Y al instante quedó sano de la lepra.
Mira, no se lo digas a nadie —le dijo Jesús—; solo ve, preséntate al sacerdote, y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.
(Mateo 8:2-4)
Marcos 12:13-17
Luego enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos para tenderle una trampa con sus mismas palabras. Al llegar le dijeron: Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no? ¿Debemos pagar o no?
Pero Jesús, sabiendo que fingían, les replicó: ¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una moneda romana para verla.
Le llevaron la moneda, y él les preguntó: ¿De quién son esta imagen y esta inscripción?
—Del césar —contestaron.
—Denle, pues, al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios. Y se quedaron admirados de él.
(Marcos 12:13-17)
Hebreos 13:15
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.
(Hebreos 13:15)
Salmo 119:108
Señor, acepta la ofrenda que brota de mis labios; enséñame tus juicios.
(Salmo 119:108)
Deuteronomio 16:10
Entonces celebrarás en honor del Señor tu Dios la fiesta solemne de las Semanas, en la que presentarás ofrendas voluntarias en proporción a las bendiciones que el Señor tu Dios te haya dado.
(Deuteronomio 16:10)
Génesis 4:3-5
Tiempo después, Caín presentó al Señor una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.
(Génesis 4:3-5)
Romanos 12:1
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
(Romanos 12:1)
Mateo 2:11
Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra.
(Mateo 2:11)
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