15 versículos para la tristeza


Todos pasamos por momentos de tristeza, pero Dios está con nosotros para consolarnos. Muchas cosas pueden causarnos tristeza, pero la tristeza no dura para siempre. Dios restaurará la alegría. Incluso estando tristes, podemos alabar a Dios, pues él está en control y podemos confiar en él. ¡Él restaurará nuestra alegría!

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla;
Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
(Salmo 126:5-6)

Mi alma llora de ansiedad; sostenme conforme a tu palabra.
(Salmo 119:28)

El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo;
en él esperó mi corazón.
Fui ayudado, y se gozó mi corazón; con mi canción le alabaré.
(Salmo 28:7)

Devuélveme el gozo de tu salvación,
y un espíritu generoso me sustente.
(Salmo 51:12)

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. (Salmo 126:5-6)

Me he agotado de tanto gemir. Toda la noche inundo mi cama
y con mis lágrimas empapo mi lecho.
Mis ojos están debilitados por el pesar;
se han envejecido a causa de todos mis adversarios.
Apártense de mí todos los que obran iniquidad,
porque el SEÑOR ha oído la voz de mi llanto.
¡El SEÑOR ha escuchado mi ruego!
¡El SEÑOR ha aceptado mi oración!
(Salmo 6:6-9)

¿Por qué te abates, oh alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!
(Salmo 43:5)

No se turbe el corazón de ustedes. Creen en Dios; crean también en mí.
(Juan 14:1)

Esto es mi consuelo en mi aflicción: que tu palabra me ha vivificado.
(Salmo 119:50)

El Espíritu del SEÑOR Dios está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR. Me ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres, para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel, para proclamar el año de la buena voluntad del SEÑOR y el día de la venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los que están de duelo, para proveer a los que están de duelo por Sion y para darles diadema en lugar de ceniza, aceite de regocijo en lugar de luto y manto de alabanza en lugar de espíritu desalentado.

Ellos serán llamados robles de justicia, plantío del SEÑOR, para manifestar su gloria.
(Isaías 61:1-3)

Porque yo derramaré aguas sobre el suelo sediento, y torrentes sobre la tierra seca. Derramaré mi Espíritu sobre tus descendientes, y mi bendición sobre tus vástagos.
(Isaías 44:3)

En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario, estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas, para que la prueba de su fe —más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo. A él lo aman sin haberlo visto. En él creen y, aunque no lo vean ahora, creyendo en él se alegran con gozo inefable y glorioso, obteniendo así el fin de su fe: la salvación de su vida.
(1 Pedro 1:6-9)

¿Está afligido alguno entre ustedes? ¡Que ore! ¿Está alguno alegre? ¡Que cante salmos!
(Santiago 5:13)

Pues todavía no han resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado. ¿Y ya han olvidado la exhortación que se les dirige como a hijos?
Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor ni desmayes cuando seas reprendido por él. Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo.
Permanezcan bajo la disciplina; Dios los está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina? Pero si están sin la disciplina de la cual todos han sido participantes, entonces son ilegítimos, y no hijos.
(Hebreos 12:4-8)

Porque su ira dura solo un momento pero su favor dura toda la vida.
Por la noche dura el llanto
pero al amanecer vendrá la alegría.
(Salmo 30:5)

Me rodearon las ataduras de la muerte;
me encontraron las angustias del Seol. En angustia y en dolor me encontraba.
Entonces invoqué el nombre del SEÑOR
diciendo: “¡Libra, oh SEÑOR, mi vida!”.
Clemente y justo es el SEÑOR; sí, misericordioso es nuestro Dios.
El SEÑOR guarda a los ingenuos; estaba yo postrado, y él me salvó.
(Salmo 116:3-6)

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