¡Confía en Dios! Versículos para fortalecer tu confianza en el Señor


A veces nos cuesta confiar en otras personas. Las decepciones de la vida pueden llevarnos a proteger el corazón de forma excesiva. Pero es bueno recordar que hay uno en quien sí podemos confiar: ¡nuestro Dios! ¡Él es fiel! Dios nos entiende y está siempre con sus brazos abiertos, dispuesto a escucharnos y a ayudarnos.

Aquí encontrarás algunos versículos que te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios. Medita en ellos y permite que Dios te hable, te abrace, te consuele y te levante. ¡Renueva tu confianza en el Señor, recibe su paz y descansa en él!

¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!
(Isaías 12:2)

Gracias, Señor, porque eres mi salvación, mi fuerza y mi canción. Confío en ti y sé que no tengo nada que temer. En ti estoy a salvo.

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».
(Salmo 91:1-2)

Gracias, Padre amado, porque tú eres mi hogar y mi refugio por siempre.

Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.
(Jeremías 17:7-8)

Padre Dios, te doy gracias porque confiar en ti me hace más fuerte y me libera del temor y de la angustia. Las raíces de mi vida están firmes en ti.

10 versículos para fortalecer el espíritu

Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían. Nahúm 1:7

Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían.

Gracias, Padre Dios, porque eres bueno. Tú eres mi refugio y mi protector.

El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador.
(2 Samuel 22:2-3a)

Te doy gracias, mi Señor, porque puedo ampararme en ti para recibir el cuidado y la liberación que necesito.

Esta es la confianza que delante de Dios tenemos por medio de Cristo. No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios. Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra, sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.
(2 Corintios 3:4-6)

Gracias, Padre amado, porque tú me capacitas para servirte con efectividad. Gracias porque tu Espíritu Santo me llena de vida.

Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. Proverbios 3:5-6

Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.

Señor, en ti confío. Sé que tus caminos y tus planes son mejores que los míos. Gracias porque tú guías mis pasos.

Que el amado del Señor repose seguro en él, porque lo protege todo el día y descansa tranquilo entre sus hombros.
(Deuteronomio 33:12)

Gracias, Papá, porque puedo descansar en ti. ¡En tus brazos de amor encuentro seguridad!

¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores!
(Salmo 7:1)

Señor, confío en tu poder. En ti me refugio y sé que me librarás del mal.

Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. Proverbios 30:5

Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio.

Padre, gracias porque tu Palabra es verdadera. Puedo descansar y refugiarme en tus promesas.

Reflexión sobre la confianza en Dios

El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha. Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!
(Salmo 84:11-12)

Gracias, Padre, por tus cuidados y tu bondad. Gracias porque no tengo que vivir basado en la aprobación de los demás: tú ya me has aceptado y me has concedido honor y gloria. Quiero agradarte siempre en todo.

Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
(Mateo 6:25-26)

Padre, ante ti pongo mis preocupaciones y necesidades. Gracias por tu fidelidad hasta el día de hoy y porque sé que seguirás obrando en mi vida. Confío en que seguirás proveyendo y supliendo lo que necesito.

En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. Salmo 9:10

En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan.

Señor, te busco de corazón y sé que no me abandonarás. Ayúdame a sentir tu presencia cada día.

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
(Hebreos 13:8)

Gracias, Padre, porque tú nunca cambias. Tú eres quien dices ser y puedo confiar en tus promesas y en tu fidelidad.

El justo será siempre recordado; ciertamente nunca fracasará. No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor.

Gracias, Señor, porque sea lo que sea que traiga la vida, cuento con tu presencia y con tu ayuda. En ti mi corazón está firme.

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra  y las montañas se hundan en el fondo del mar. Salmo 46:1-2

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar.

Señor, en medio de los terremotos, tormentas e incertidumbres de la vida, yo sigo confiando en ti. Sé que eres mi ayuda segura y mi pronto auxilio en los momentos difíciles. Gracias por esa seguridad.

Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
(Isaías 26:3-4)

Recibo tu paz en este día: ayúdame a permanecer firme en ti, mi Roca. Que mi vista esté puesta en tu inmenso poder y no en las circunstancias de la vida.

Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.
(Salmo 37:3-4)

Señor, que mi confianza en ti se refleje a través de mis hechos llenos de bondad. Quiero serte fiel por siempre.

Mira estos 71 versículos de confianza en Dios

El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. Salmo 28:7

El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.

Padre, te agradezco por toda la ayuda que me das cada día. Quiero expresarte con cánticos, palabras y hechos mi gratitud por tu amor y tu bondad.

En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste; a ti clamaron, y tú los salvaste; se apoyaron en ti, y no los defraudaste.
(Salmo 22:4-5)

Gracias por el ejemplo de las generaciones anteriores. Sé que fuiste fiel con ellos, así como lo eres conmigo y con todos los que amo. En ti me apoyo en este día sabiendo que obrarás.

Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?
(Salmo 56:3-4)

Gracias, Padre, porque mi confianza en ti me libra del miedo. Mi corazón está lleno de alabanzas, tranquilo y seguro de tu cuidado.

Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. De ti he dependido desde que nací; del vientre materno me hiciste nacer. ¡Por siempre te alabaré! Salmo 71:5-6

Tú, Soberano Señor, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. De ti he dependido desde que nací; del vientre materno me hiciste nacer. ¡Por siempre te alabaré!

Padre Dios, gracias, porque en ti tengo esperanza. Gracias porque me has acompañado y cuidado desde el primer día de mi vida.

Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios. Ellos son vencidos y caen, pero nosotros nos erguimos y de pie permanecemos.
(Salmo 20:7-8)

Toda mi confianza está puesta en ti, Señor Dios todopoderoso. Sé que me cuidas y me proteges en todo momento. Permaneceré firme gracias a tu poderoso nombre que es sin igual.

Muchas son las calamidades de los malvados, pero el gran amor del Señor envuelve a los que en él confían.
(Salmo 32:10)

Dios fiel y misericordioso, gracias porque me cubres y me proteges con tu amor.

Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos. Salmo 118:8-9

Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos.

Señor, sé que tú eres el único que nunca falla. Quiero refugiarme en ti en todo momento y en medio de cualquier situación. Confío en ti y en tu poder para cuidarme y guiarme.

El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.
( Juan 3:24)

Gracias, Dios, por la absoluta confianza de que te pertenezco. Sé que tu Espíritu Santo vive en mí y me ayuda a obedecer tus mandamientos.

Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.
(1 Juan 5:14)

Gracias por la seguridad que tengo de que escuchas mis oraciones y porque me contestas cuando pido de acuerdo con tu voluntad.

Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. Proverbios 16:3

Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.

Padre Dios, pongo en tus manos todo lo que anhelo, todo lo que tengo y todo lo que soy. Gracias porque sé que con tu dirección y tu ayuda lograré hacer grandes cosas.

Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. Porque el Señor estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa.
(Proverbios 3:24-26)

Gracias, mi Señor, porque de día o de noche disfruto de tu compañía y tu cuidado. Gracias por estar a mi lado y por librarme del mal.

Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.
(Salmo 5:3)

Señor, en tus manos están mis peticiones para este nuevo día. Tú conoces mis sueños y sé que obrarás. Confío en que pronto recibiré la respuesta.

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. (Salmo 143:8)

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.

Quiero escucharte en este día, Señor, y quiero sentir tu gran amor. Gracias porque sé que me mostrarás el camino que debo seguir.

Vivirás tranquilo, porque hay esperanza; estarás protegido y dormirás confiado.
(Job 11:18)

Gracias, mi Señor y mi Dios, porque contigo tengo paz, esperanza y protección. Deposito mi confianza en ti por siempre.

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