¿Deseas tener un matrimonio saludable, estable y feliz? Los matrimonios felices no surgen de la nada. Requieren compromiso, esfuerzo y dedicación. Como sucede con muchos temas del diario vivir, la Biblia nos da muy buenos consejos para el matrimonio. Cuando el esposo y la esposa obedecen los mandatos de Dios, fortalecen su relación conyugal y eso resulta en un matrimonio sólido y feliz.
1. Unidos para siempre
¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
(Mateo 19:4-6)
¿Quieres que tu matrimonio perdure y sea feliz? No mantengas en tu mente la idea de una posible separación «si no funciona». Entra al matrimonio con la convicción de que es para siempre, pues ese ha sido el plan y el deseo de Dios desde el principio (Génesis 2:22-24). Da lo mejor de ti para vivir en paz y en armonía con tu cónyuge.
Al casarnos comenzamos una nueva vida y una nueva familia al lado de esa persona. El unirse o ser uno implica la unidad sexual y también la unidad de propósito. Se deja atrás la familia en la que uno creció para andar con esta nueva persona por el camino de la vida y luchar juntos por las metas fijadas como familia.
2. Podrán resistir con la ayuda de Dios
Uno solo puede ser vencido,
pero dos pueden resistir.
¡La cuerda de tres hilos
no se rompe fácilmente!
(Eclesiastés 4:12)
Tarde o temprano los problemas y las dificultades tocan a la puerta de cada matrimonio. ¡Recuerden que no están solos! Los hijos de Dios cuentan con la presencia y la ayuda del Señor en medio de cualquier situación. Mantengan un frente unido, resistan. Acudan al Señor en oración. Él traerá paz, fortaleza a sus corazones y susurrará nuevas ideas o soluciones para que puedan afrontar cada reto con su ayuda y su dirección.
3. Trátense con amor y respeto
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.
(Efesios 5:33)
El amor y el respeto son vitales en el matrimonio. Sin estos dos componentes es muy difícil que el matrimonio sobreviva. Pablo parece exhortar a las personas a no tomar a la ligera la decisión de casarse. Es una decisión muy importante que requiere un alto nivel de compromiso.
En el contexto del versículo (Efesios 5:22-33) el hombre al casarse decide amar a su mujer como Cristo amó a la iglesia. ¡Ese es un reto enorme y una gran responsabilidad! A la mujer le corresponde respetar al hombre como cabeza de la familia, tal como Cristo es cabeza de la iglesia. Nuestra actitud en el matrimonio reflejará nuestra sujeción al diseño de Dios.
4. Estén dispuestos a perdonar
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
(Efesios 4:32)
El perdón es otro de los componentes indispensables para un matrimonio feliz y duradero. Pero no se trata de un perdón liviano o «para salir del paso». Se trata de un perdón real, tal como Dios nos perdonó a nosotros en Cristo. Dios no nos echa en cara nuestros errores del pasado. Él nos ha perdonado completamente, nos ha tomado de la mano, nos acompaña y nos sostiene en el camino de la vida. Ese es el perdón que debemos estar dispuestos a brindar: uno que deja atrás las ofensas y se enfoca en un futuro mejor. ¡Juntos para la gloria de Dios!
5. Sean fieles el uno al otro
Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.
(Hebreos 13:4)
El matrimonio fue instituido por Dios y, por lo tanto, es muy valioso. Para Dios es muy importante que cada persona sea fiel a su cónyuge sin ceder ante las tentaciones sexuales que puedan presentarse. El matrimonio debe ser exclusivo, debe cuidarse. Son tristes y muy graves las consecuencias del adulterio y de las inmoralidades sexuales o la fornicación y Dios nos advierte sobre esto.
6. Ámense con amor profundo
Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.
(1 Pedro 4:8)
Se dice, y con razón, que el matrimonio es la unión de dos personas imperfectas. El uno y el otro cometerán errores en algún momento porque son seres humanos. Pero si el amor entre los dos es sólido, firme y profundo, sobrevivirá a pesar de los fallos o las imperfecciones propias y de la otra persona.
El amor requiere esfuerzo y dedicación, hay que trabajarlo. Un buen ejercicio puede ser memorizar juntos 1 Corintios 13:4-7 con la determinación de ponerlo en práctica en medio de cualquier situación.
7. Contrólense y tengan paciencia
El que es iracundo provoca contiendas;
el que es paciente las apacigua.
(Proverbios 15:18)
¿Deseas que tu hogar sea un lugar lleno de paz? ¡Piensa bien antes de hablar o actuar! En lugar de enojarte y reaccionar de inmediato, tan pronto tu cónyuge dice algo con lo que no estás de acuerdo, haz preguntas y muestra tu interés en el diálogo y el entendimiento. Aclara tus dudas antes de dar una respuesta final.
Pídele a Dios que te conceda dominio propio y paciencia por el bien de tu matrimonio y de la familia. Intenta entender a tu cónyuge y sus razones antes de responder. No contestes mientras estás enojado, lleva tu enojo y tu frustración al Señor. Ruégale que te tranquilice y te ayude a responder a tu pareja con paciencia y bondad.
8. Disfruten de la vida juntos
Goza de la vida con la mujer amada cada día de la vida sin sentido que Dios te ha dado en este mundo.
(Eclesiastés 9:9a)
En medio de todos los quehaceres diarios, el trabajo y las responsabilidades, aparten tiempo para hacer cosas juntos. Disfruten de la vida, paseen, oigan música, observen la naturaleza juntos, descubran nuevas cosas. La relación matrimonial es única, muy especial y puede ser fascinante. Disfruten de la vida juntos y den gracias a Dios por el regalo de un matrimonio feliz.
9. Sean humildes y oigan consejos
El orgullo solo genera contiendas,
pero la sabiduría está con quienes oyen consejos.
(Proverbios 13:10)
A veces surgen situaciones complicadas en las que no logramos llegar a un entendimiento mutuo y se necesita ayuda. En lugar de permanecer cada uno en su esquina o ignorar el problema, sean lo suficientemente humildes como para solicitar ayuda.
En situaciones así, es bueno acudir al pastor, a un consejero familiar cristiano o a alguna otra persona madura espiritualmente. Sus oraciones y consejos sabios, basados en la Palabra de Dios, pueden abrir la puerta a la resolución del conflicto.
10. Denle su lugar a Dios
Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo.
(1 Corintios 11:3)
Un matrimonio feliz reconoce el orden establecido por Dios en el que Dios mismo es la autoridad final. Ese orden de autoridad - Dios, Cristo, el hombre y la mujer - deja clara la responsabilidad de cada uno. Cuando aceptamos someternos al orden establecido por Dios, nos liberamos de asumir o exigir lo que no corresponde y vivimos con más paz.
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