15 versículos bíblicos para bendecir a los niños


Los niños tienen un lugar especial en el corazón de Dios y hay versículos en la Biblia en los que percibimos cuán preciosos son a sus ojos. Estos versículos y promesas de Dios sirven para bendecir a los niños, recordando el gran amor que él tiene para con cada uno de ellos.

1. Los niños son una bendición

Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. (Salmo 127:3)

Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa.
(Salmo 127:3)

No debemos ver a los hijos como una carga o como una responsabilidad demasiado difícil de asumir. Los hijos son una bendición, son herencia de Dios y recompensa para nuestras vidas. Debemos amarlos y apreciarlos. Es un gran privilegio y honor que Dios nos conceda hijos, poder verles crecer y criarlos en el temor del Señor. ¡Apreciemos ese regalo de Dios!

2. Dios los creó y los formó

Salmo 139:13

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.
(Salmo 139:13)

No hay nada más dulce y tierno que ver a un bebé recién nacido, tan diminuto y a la vez tan perfecto. Dios creó cada parte de nuestro cuerpo, nos formó tal y como él quiso. Y es precisamente él quien se deleita más al vernos nacer, crecer y usar para bien todos los talentos y el potencial que él ha puesto en nosotros.

3. Tenemos que enseñarles a amar a Dios

Deuteronomio 6:5-7a

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos.
(Deuteronomio 6:5-7a)

Dios anhela que le conozcamos y le amemos desde nuestra niñez. Los padres somos responsables de enseñar a nuestros hijos a amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas. Esto se hace mejor con el ejemplo. Si ellos ven que nuestro amor a Dios y el deseo de agradarle son la base de nuestras acciones, aprenderán a vivir una vida que glorifique a Dios.

También debemos leer y memorizar la palabra de Dios en familia. Recordar un versículo bíblico aprendido durante la niñez cuando lleguen los retos de la vida, traerá a sus corazones sabiduría, ánimo o sanidad.

4. Recibimos a Jesús al recibir a un niño

Marcos 9:37a

El que recibe en mi nombre a uno de estos niños me recibe a mí...
(Marcos 9:37a)

Cuando recibimos a un niño, recibimos a Jesús. Él no vino a la tierra con mano dura e imponiendo, sino que nació en un pesebre como un bebé. Jesús ve mucho valor en todo el ciclo de vida de los seres humanos, pero se identifica especialmente con el corazón sencillo y abierto de los niños.

Debemos valorar a los niños que Dios pone en nuestro camino, a todos los niños que nos rodean. Abramos nuestros brazos y corazones a ellos, y aprendamos a apreciarlos.

5. Los niños, ejemplo de humildad

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?
Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.
(Mateo 18:1-4)

Los discípulos le hicieron una pregunta a Jesús, anhelando tal vez escuchar su nombre como respuesta. Jesús les sorprende al declarar que, no solo para entrar en el reino de los cielos, sino para ser el más grande allá, es necesario ser humilde como un niño.

Aprendamos a ser humildes como los niños, a pedir perdón sin guardar rencor y luego seguir adelante con la ayuda y dirección de Dios. No permitamos que nuestro orgullo nos aparte de todas las bendiciones que Dios nos quiere dar. Seamos humildes como los niños.

6. Dios nos conoce desde el primer momento

Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido.Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
(Salmo 139:15-16)

Dios nos conoce desde el mismo momento de la gestación, cuando éramos tan pequeños que nadie nos podía ver y ni siquiera nuestros padres sabían de nuestra existencia. Los seres humanos somos únicos, hechos a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). Él nos ama mucho más de lo que podemos imaginar y cuida de nosotros. Dios ha diseñado nuestros días desde el primer momento y tiene planes de bien para nosotros (Jeremías 29:11).

7. Dios valora a los niños

Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban. Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él». Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
(Marcos 10:13-16)

Jesús reconoció el valor de los niños y los puso como ejemplo de cómo debemos recibir el reino de Dios. ¿Has visto a un niño recibir un regalo? Lo admira y muestra su agrado dando saltos y riendo. Así es como debemos recibir el reino de Dios en nuestros corazones, con mucho gozo, valorándolo como el tesoro más preciado que jamás podremos recibir (Mateo 13:44). ¡Porque eso es precisamente lo que es!

8. Son creación maravillosa

¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!
(Salmo 139:14)

Cada uno de nosotros es único y especial para Dios; él nos formó con mucho amor y gran detalle. Nuestro corazón debería saltar de gozo en adoración cada vez que recordamos esto: somos creación especial y maravillosa de Dios desde antes de nacer, y él se deleita en nosotros.

9. Dios bendice a los hijos de sus fieles

El Señor añadirá sus bendiciones sobre ustedes y sobre sus hijos. (Salmo 115:14)

El Señor añadirá sus bendiciones
sobre ustedes y sobre sus hijos.
(Salmo 115:14)

Los hijos de los que aman a Dios son bendecidos. Desde pequeños conocen el amor de Dios y ven cómo él obra en la familia, trayendo bendición y paz. Son bendecidos todos los que tienen el privilegio de experimentar en su niñez la bondad de Dios y sus obras maravillosas.

10. Es importante orar por nuestros niños

Que nuestros hijos, en su juventud,
crezcan como plantas vigorosas.
Que nuestras hijas sean hermosas
como las columnas labradas de un palacio.
(Salmo 144:12)

Los niños en nuestra vida necesitan nuestras oraciones para crecer no solo físicamente, sino espiritualmente fuertes. No cesemos de orar por los niños que Dios pone en nuestro camino para que tengan salud física y espiritual, que amen a Dios de todo corazón y crezcan siendo sus testigos fieles.

11. Dios quiere darles paz

Yo, el Señor, enseñaré a todos tus hijos, y su paz se verá multiplicada.
(Isaías 54:13)

Los niños que son sensibles al mover de Dios, reciben paz en sus corazones y viven con confianza. Dios mismo anhela hablarles y ayudarlos en medio de cada situación que enfrentan. En medio de las situaciones diarias, él está a su lado, llenándolos con su paz.

12. Dios habla a sus corazones

En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
(Mateo 11:25)

Dios revela cosas al corazón de los niños a través de su Palabra, la naturaleza y personas que viven para él. No menospreciemos la sabiduría espiritual de los niños y su corazón sensible a Dios. Hablémosles del Señor y busquemos formas de animarlos a que se acerquen a Dios y abran su corazón a él.

13. El ejemplo de los padres es poderoso

El hombre justo no se aparta de su integridad;
¡dichosos sus hijos, que siguen sus pasos!
(Proverbios 20:7)

Los padres tienen una gran responsabilidad de guiar a sus hijos en el camino del bien. El hombre justo e íntegro que menciona el versículo, es uno que da buen ejemplo a sus hijos con sus palabras, conducta y acciones, esté donde esté. Para los niños es una bendición crecer en un hogar con padres que son buen modelo de cristianos.

14. Dios tiene un propósito para ellos

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
(Jeremías 1:5)

Los niños no están en este mundo por azar: Dios tiene un propósito para cada uno de ellos, una tarea que deben realizar. Oremos para que ese propósito se cumpla y puedan crecer amando y sirviendo a Dios de corazón.

15. Hay promesa de bendición para los hijos de los que honran a Dios

Dichoso el hombre que honra al Señor
y se deleita obedeciendo sus mandatos.
Sus hijos tendrán poder en la tierra,
y serán bendecidos por su rectitud.
(Salmo 112:1-2)

Los que honran y obedecen a Dios traen bendición a su propio hogar. Busquemos vivir vidas que traigan bendición a nuestras familias y sobre todo, a los niños que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado. Algún día, ellos mismos formarán hogares que traerán gloria a Dios y exaltarán su nombre.

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