Si has experimentado el amor salvador de Jesús en tu vida, lo lógico es que desees compartir ese regalo con los demás. Sin embargo, evangelizar es más que un deseo del corazón: somos llamados a ir y anunciar el mensaje de salvación a los demás.
Permite que estos versículos te inspiren y te ayuden a llevar el evangelio de amor del Señor. Habla sobre las obras de Dios en tu vida, evangeliza ahí donde estás.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
(Mateo 28:19-20)
Jesús mismo nos dejó esta misión de ir y hacer discípulos de todas las naciones. Dondequiera que vamos, debemos esparcir la semilla del evangelio con nuestras palabras y nuestras acciones. El anhelo del corazón de Dios es que todos sepan de él y nosotros somos sus enviados. Cumplamos con nuestra misión y evangelicemos para que esta tierra sea llena del conocimiento de la gloria del Señor.
Porque no me avergüenzo del evangelio pues es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primero y también al griego.
(Romanos 1:16)
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán sin que sean enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de las cosas buenas!
(Romanos 10:14-15)
Así alumbre la luz de ustedes delante de los hombres, de modo que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos.
(Mateo 5:16)
La vida de los que han sido transformados por el amor de Jesús debe reflejar su luz. Nuestra relación con Dios debe ser fuerte y constante, para que, tal como lo hace un faro, guíe a las personas al puerto seguro en Jesús.
Con la dirección de Dios en todo momento, nuestras acciones serán la luz que inspirará a otros para que deseen conocerle y vivir para él.
Y les dijo: Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura.
(Marcos 16:15)
Porque así nos ha mandado el Señor:
Te he puesto por luz a los gentiles,
a fin de que seas para salvación
hasta lo último de la tierra.
(Hechos 13:47)
Más bien, santifiquen en su corazón a Cristo como Señor y estén siempre listos para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes, pero háganlo con mansedumbre y reverencia.
(1 Pedro 3:15)
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios los exhorta por medio nuestro, les rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconcíliense con Dios!
(2 Corintios 5:20)
De la misma manera en la que un embajador procura que haya paz entre su país de origen y el país donde trabaja, así nosotros somos embajadores de reconciliación para que se restaure la paz entre Dios y la humanidad. Debemos ser intencionales en nuestra misión. El mundo necesita recibir el evangelio del Señor. ¡Cumplamos la misión con gozo y dedicación!
Y cuando vayan, prediquen diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’.
(Mateo 10:7)
Entonces, los que fueron esparcidos anduvieron anunciando la palabra.
(Hechos 8:4)
Porque como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven allá sino después de haber saciado la tierra y de haberla hecho germinar, producir y dar semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo cual la envié.
(Isaías 55:10-11)
Sin embargo, no estimo que mi vida sea de ningún valor ni preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
(Hechos 20:24)
Lo más valioso que tenemos es Jesús y compartir su mensaje de salvación con los demás es un gran privilegio y honor. Valoremos nuestra salvación y busquemos formas de dar testimonio a los demás para que Cristo sea glorificado.
...y diciendo: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!”.
(Marcos 1:15)
Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo.
(Romanos 10:17)
¡Den gracias al SEÑOR! ¡Invoquen su nombre!
Den a conocer entre los pueblos sus hazañas.
(Salmo 105:1)
Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y luego vendrá el fin.
(Mateo 24:14)
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