¡La unidad es algo maravilloso! La vida en unión con Dios y con otros cristianos es una gran bendición que afecta toda nuestra vida. Ser cristiano significa buscar la unidad, compartiendo el amor de Dios con los demás. Estos versículos nos hablan sobre cómo la unidad en la iglesia puede marcar la diferencia.
1. Conviviendo en unidad
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
(Salmo 133:1)
Cuando entendemos la importancia de estar unidos, nuestro comportamiento cambia. Buscar la unidad requiere esfuerzo, pero trae grandes resultados para todos. Un ambiente agradable, donde Jesús sea el centro, es esencial para la comunión entre hermanos.
2. Creciendo juntos
... sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
(Efesios 4:15-16)
En un cuerpo, todos los miembros crecen juntos. Si un dedo se separa del resto del cuerpo, no puede seguir creciendo, ni siquiera podrá vivir. De la misma manera, todos necesitamos estar unidos a Jesús, que es la cabeza, para tener vida. Y, en esta vida con Jesús, también necesitamos de los demás miembros del cuerpo. Juntos crecemos y nos hacemos más fuertes.
3. Somos parte del cuerpo de Cristo
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
(1 Corintios 12:12)
Somos el cuerpo de Cristo, somos parte de una unidad. Cuando tomamos conciencia del cuerpo de Cristo, comprendemos que cada una – cada parte del cuerpo – es importante para su pleno funcionamiento. ¡Todos son importantes para Dios, todos tienen un papel en el reino!
4. Compartiendo experiencias
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
(1 Corintios 12:26)
Cuando tenemos unión con nuestros hermanos en Cristo, ¡siempre tenemos un hombro en el que apoyarnos! Podemos compartir nuestras experiencias unos con otros. En tiempos difíciles podemos dar y recibir consuelo y apoyo, y en tiempos buenos podemos multiplicar la alegría. Afrontamos las aventuras de la vida juntos, como familia.
5. Es mejor estar juntos que solitos
Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.
(Eclesiastés 4:9)
Cuando estamos juntos, podemos ayudarnos unos a otros. Esta es una de las muchas ventajas de tener compañía: un brazo amigo puede marcar una gran diferencia en un momento difícil. De la misma manera podemos ayudar a un hermano en dificultad, esta cooperación nos hace crecer a ambos.
6. Testimonio del amor de Dios
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
(Juan 17:22-23)
La unidad es una gran prueba del poder de Dios. ¡Nadie más puede unir a personas completamente diferentes y convertirlas en una familia! Solo el amor de Jesús puede hacer esto. ¡Cuando vivimos en unidad, le mostramos al mundo lo maravilloso que es Jesús!
7. Unidad y amor fraternal
Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
(Romanos 12:10)
La unión entre hermanos debe basarse en el amor fraternal. Sin amor, sin renuncia, no hay manera de vivir en unidad. El amor a Dios es lo que nos mantiene unidos. Es a través del amor que nos apoyamos y animamos unos a otros, para que todo sea perfeccionado. ¡El amor es lo que nos une!
Nunca olvides que fuiste creado para vivir en unión con Dios y tus hermanos.
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