Dios ve el éxito de forma diferente a como lo vemos muchos de nosotros. Para algunos, tener éxito significa gozar de buenos ingresos económicos, una carrera profesional en crecimiento o un puesto de trabajo seguro. Para otros puede tratarse de tener una familia estable con la que se compartan los sueños y los anhelos.
Jesús nos dio el mejor ejemplo de cómo vivir una vida de éxito basada en lo que Dios valora. Él vivió en obediencia al Padre, disfrutó de una comunión especial con él y permitió que se cumpliera el propósito para el cual fue enviado.
Veamos siete consejos que encontramos en la Biblia que nos ayudarán a vivir una vida exitosa, agradable a Dios. ¡Aprendamos a ver el éxito tal como él lo ve!
7 consejos bíblicos para lograr el éxito
1. Encomendar todo a Dios
Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.
(Proverbios 16:3)
Todo lo que hacemos debemos ponerlo en las manos de Dios. Tenemos que reconocer que dependemos de él porque él nos creó y sabe lo que es mejor para nosotros. Debemos sacar tiempo para escuchar la voz de Dios y permitirle que guíe nuestros pasos. De esa forma nuestros proyectos se harán una realidad y saldrán adelante porque estarán alineados con su voluntad.
2. Tener humildad
El temor del Señor imparte sabiduría; la humildad precede a la honra.
(Proverbios 15:33)
La humildad es clave. Un corazón humilde ante Dios es uno receptivo a su dirección, uno que toma tiempo para escucharle y se deleita ante su presencia. La persona humilde tiene un temor reverente ante Dios. Se mueve con prudencia y sabiduría impulsada por Dios y no por sus propias emociones.
3. Deleitarnos en la Palabra de Dios
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!
(Salmo 1:1-3a)
La Palabra de Dios nos insta a ser prudentes. Para prosperar debemos saber qué hacer y qué no. Discernir a quién escuchar y a quién no, y evitar meternos por caminos que no son agradables a Dios. Necesitamos deleitarnos en la palabra del Señor y meditar en ella día y noche, alimentando el espíritu en busca de la sabiduría que viene de Dios. Así es como prosperaremos: al dar prioridad a lo que es importante para Dios.
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4. Obedecer los mandamientos de Dios
Ahora, cumplan con cuidado las condiciones de este pacto para que prosperen en todo lo que hagan.
(Deuteronomio 29:9)
La obediencia a los mandamientos de Dios trae bendición y prosperidad. La bendición mayor es la de sabernos dentro de su voluntad, lo cual nos llena de una paz incomparable. Pero Dios bendice de muchas maneras a los que le obedecen. Si nos mantenemos atentos veremos su obrar cada día y sentiremos su bendición en todo lo que hacemos.
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5. Ser amables y andar en la verdad
Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente.
(Proverbios 3:3-4)
Debemos mostrar amor a los demás, así como Dios lo tiene para con nosotros. También debemos andar en la verdad. A Dios no le agrada que busquemos el éxito mintiendo, engañando o tramando hacer daño a los demás. De Dios recibimos amor y verdad a diario, hagamos lo mismo con los que nos rodean. ¿El resultado? Contaremos con su favor y seremos estimados por los demás.
6. El éxito debe acercarnos a Dios
El Señor te pondrá a la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con tal de que prestes atención a los mandamientos del Señor tu Dios que hoy te mando, y los obedezcas con cuidado. Jamás te apartes de ninguna de las palabras que hoy te ordeno, para seguir y servir a otros dioses.
(Deuteronomio 28:13-14)
En medio de los triunfos debemos mantener nuestros ojos enfocados hacia Dios y andar siempre en obediencia a él. No debemos permitir que nuestros logros nos envanezcan alejándonos de Dios y de su voluntad para nuestras vidas. Todo lo contrario. Nuestra actitud debe ser de agradecimiento y de sumisión a él glorificando su nombre, pues es gracias a su bondad que tenemos todo lo que necesitamos.
7. Dar siempre la gloria a Dios
No se te ocurra pensar: “Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos”. Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza.
(Deuteronomio 8:17-18a)
Todos nuestros triunfos vienen de Dios. Él nos da la inteligencia, las fuerzas y los medios para conseguirlos. Por eso debemos recordar darle la gloria a él. Esta actitud humilde, llena de gratitud que glorifica a Dios, debe surgir de lo profundo de nuestro ser y dirigir nuestros pensamientos. Es fácil decir con la boca que todo es «gracias a Dios», pero lo que realmente importa es que esta sea la certeza profunda de nuestro corazón.
¿Quieres tener éxito? Encomienda tus planes a Dios. Sé humilde, deléitate en su Palabra cada día, obedece sus mandamientos, sé amable y camina en la verdad. Mantente cerca de Dios y dale siempre la gloria a él. Esas son algunas de las actitudes que te guiarán a una vida de éxito agradable a Dios.
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