La palabra de Dios está llena de sabiduría para guiarnos en todo momento. Aquí encontrarás versículos bíblicos con su explicación que te inspirarán en tu andar con el Señor y te ayudarán a estudiar la Palabra mientras fortaleces tu fe.
Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
(Juan 3:16)
¡El maravilloso e infinito amor de Dios, expresado a través de su Hijo unigénito, es incondicional y está disponible para todos los que creen! Jesús dio la mayor prueba de amor cuando vino al mundo a rescatarnos, muriendo y resucitando para que pudiéramos tener una relación con Dios. Y ahora, ¿cómo podemos recibir este regalo de la salvación? ¡Debemos creer! La fe en Jesús es el único requisito para tener acceso a la gracia de Dios.
Josué 1:9
¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
(Josué 1:9)
La mayor valentía se muestra cuando obedecemos a Dios de corazón, aunque no entendamos completamente lo que él desea hacer. Obedecer las órdenes de Dios es un paso de fe que trae como resultado bendición y gozo. Cuando somos obedientes y leales a Dios, nuestros corazones rebosan con su presencia constante. Todo miedo se va y nos llenamos de fuerza, valentía y osadía para enfrentar los retos que nos presenta la vida.
Marcos 16:15
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
(Marcos 16:15)
Tenemos un llamado: predicar el evangelio a toda criatura. Los discípulos de Jesús obedecieron ese llamado. Por eso, el evangelio llegó hasta nosotros. Tú también puedes impactar este mundo con la Palabra del Señor, ayudando a otros a recibir la vida eterna que hay en Jesús. Llénate del Espíritu Santo cada día y lleva el evangelio del Señor con tus palabras, tus acciones y tu ejemplo. Prediquemos el evangelio hasta que la tierra sea llena del conocimiento de la gloria de Dios.
Isaías 40:28-31
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
(Isaías 40:28-31)
¡Dios es el Creador eterno! Él nunca se cansa, nunca se desanima, nunca se da por vencido con nosotros. A pesar de su grandeza y excelencia, él nos acoge con su amor y renueva nuestras fuerzas diariamente. El Señor lleva a quienes confían en él a volar alto, disfrutando de su protección y fortaleza para continuar en su camino.
Salmo 37:5
Encomienda al Señor tu camino;
confía en él, y él hará.
(Salmo 37:5)
Confiar en Dios plenamente, dejando todo en sus manos, trae gran paz al corazón. Cuando permitimos que Dios tenga el control de todo, podemos descansar sabiendo que él nos guiará por el mejor camino. Podemos entregar nuestros proyectos, planes y sueños en sus manos tranquilamente para que se cumplan sus propósitos. Y sus propósitos siempre resultarán en nuestro bien eterno. ¡Gloria sea a nuestro Dios!
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
(Romanos 8:28)
El propósito de Dios para los que lo aman es bueno y podemos confiar en su plan. Incluso cuando pasamos por momentos difíciles, Dios sigue siendo bueno y soberano, no tenemos razón para dudar de su amor. Dios ya mostró su gran amor al enviar a Jesús a morir en la cruz por ti y por mí. Él no nos dejará jamás, sino que actuará en todas las cosas para el bien de aquellos que él ha llamado a formar parte de su familia. ¡Ten esperanza!
Proverbios 3:5-6
Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.
(Proverbios 3:5-6)
Confía completamente en el Señor, en lugar de confiar en tu comprensión limitada o en tus convicciones. Esto implica reconocer que Dios está presente en tu caminar diario. Invítalo a guiar tus pasos y tus decisiones en todos los ámbitos de tu vida. Dios quiere enderezar tus pasos y llevarte por el mejor camino. Ten la seguridad de que Jesús estará a tu lado guiándote y protegiéndote, ¡confía en él!
Juan 16:33
Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo.
(Juan 16:33)
Cuando nos detenemos a escuchar lo que Dios nos quiere decir, recibimos paz. Como Padre amoroso que es, Dios siempre nos motiva en él, nos acerca a sus propósitos. Dios tiene promesas de paz para sus hijos, a pesar de la realidad de las aflicciones en este mundo. Cristo venció este mundo de dolor y con él podemos superar las dificultades de la vida con esperanza y confianza. ¡La victoria es del pueblo de Dios!
1 Corintios 1:18
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
(1 Corintios 1:18)
La muerte de Jesús en la cruz parece una locura a los no creyentes. No parece tener sentido que el Dios todopoderoso estuviera dispuesto a morir tal afrenta por amor a la humanidad. Pero todo el que abre su corazón al amor de Dios, vive lleno de gratitud ante la enormidad del sacrificio de Jesús. Fue en la cruz que se abrió la puerta para que seamos libres del yugo del pecado y tengamos acceso al Padre. Redimidos y reconciliados con Dios, viviremos eternamente con él.
1 Pedro 5:6-7
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
(1 Pedro 5:6-7)
Dios nos llama a ser humildes de corazón, a vivir confiando en él, en su poder y en su tiempo perfecto. Cuando reconocemos en humildad, que Dios sabe la razón por la que sucede cada cosa, la ansiedad pierde su poder sobre nosotros. Confiar en Dios en humildad, trae paz al corazón. Entreguemos a Dios nuestras preocupaciones, nuestros miedos y deseos, porque él cuida de nosotros.
Apocalipsis 21:4
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
(Apocalipsis 21:4)
¡Dios tiene promesas de consuelo para ti! El sufrimiento no dura para siempre, créelo. Dios traerá alivio y restauración a nuestras vidas. Todo sufrimiento en esta vida llegará a su fin. Cristo nos asegura que, en la eternidad, no habrá más muerte, enfermedad, tristeza ni llanto. ¡Ten esperanza! Dios está creando un nuevo orden, nuevos cielos y nueva tierra, en los que gozaremos de vida eterna, justicia, alegría, plenitud y paz. ¡Persevera y confía en el Señor hasta el final!
Juan 10:10
El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.
(Juan 10:10)
Mientras que el ladrón (el diablo) busca dañar a las ovejas, Jesús, como pastor amoroso que es, les ofrece vida abundante. Su anhelo es que sus ovejas disfruten de la verdadera vida que él ofrece, una vida disfrutando de su presencia y bajo su protección. Dios quiere darnos una vida plena, llena de su amor y cuidado. Andando de la mano con Jesús, el buen pastor, estamos seguros y somos amados. Acércate a Jesús, acepta la vida abundante que él te ofrece y vive seguro por toda la eternidad.
Eclesiastés 3:1
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
(Eclesiastés 3:1)
Nuestro tiempo es limitado y debemos usarlo con sabiduría. Dios reina sobre el tiempo y él nos llama a aprovechar cada momento. En la vida enfrentamos todo tipo de situaciones. Debemos vivir cada momento con gozo y gratitud, pues cada segundo vivido es un regalo de Dios. No olvidemos que todo sucede en el tiempo de Dios, quien ha determinado el mejor momento para cada cosa. Por eso, podemos confiar y descansar en su sabiduría y providencia, pues él nos guía en cada etapa de la vida.
2 Corintios 12:9-10
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
(2 Corintios 12:9-10)
La gracia de Dios fue suficiente para Pablo y debe ser suficiente para nosotros. Nadie sabe cuál era el aguijón o la espina clavada en la carne de Pablo. Sí, sabemos que era un mensajero de Satanás que lo atormentaba. Dios usó esa situación para derramar gracia abundante sobre Pablo y para mostrar su poder en su vida. Así mismo, en medio de nuestras luchas, Dios derrama su gracia y su poder en nosotros. Oremos para que su gracia nos sea más que suficiente.
Romanos 12:1-2
Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
(Romanos 12:1-2)
Enfocarnos en las misericordias de Dios nos hace más fácil adorarlo con todo nuestro ser, incluido nuestro cuerpo. Quien desea exaltar a Dios en todo, se esfuerza en obedecer sus mandatos. Muchas personas pasan la vida intentando descubrir la voluntad de Dios para ellos. Podemos empezar reconociendo las misericordias del Señor, sometiéndonos al Espíritu Santo y reflejando que Dios es nuestro Rey, viviendo cada día en obediencia.
Romanos 6:22-23
Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
(Romanos 6:22-23)
Gracias a la obra de Jesús, los hijos de Dios ya no somos esclavos del pecado, sino siervos de Dios. El resultado de vivir para Dios es la santidad que nos lleva a la vida eterna. Recibimos el regalo de la vida eterna por fe, cuando elegimos andar en justicia siguiendo el camino de Dios. Por eso, podemos tener la certeza de que viviremos por toda la eternidad con nuestro Padre, nuestro Rey y Señor. ¿Ya aceptaste el regalo de Dios?
Juan 11:25-26
Entonces Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
(Juan 11:25-26)
Jesús, hablando con Marta, aseguró que quien le conoce, tiene y disfruta de la resurrección y la vida. No tiene que esperar al futuro, es una realidad desde ya. El que conoce a Jesús y lo acepta como su Señor y Salvador puede tener la certeza de que, aunque su cuerpo físico muera, su espíritu vivirá con Dios por la eternidad. La muerte física del creyente abre la puerta a la vida eterna con Jesús. Por eso, podemos regocijarnos.
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