Sé una bendición: bosquejo de prédica (Génesis 12:1-3)


Equipo de Bibliaon
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En este bosquejo corto encontrarás puntos importantes para reflexionar y meditar, que te ayudarán a preparar tu mensaje o prédica. Pero no te limites a este bosquejo, ¡investiga, medita y profundiza más! Ora y pide que el Espíritu Santo ministre a tu corazón lo que él mismo desea enseñar a su pueblo (tus oyentes). Prepárate bien para ser el instrumento que Dios va a usar y ¡sé una bendición!

Tema: ¡Dios quiere que seas una bendición!

Objetivo: Entender que Dios quiere que seamos bendiciones en sus manos, en contraposición a nuestro deseo de tener muchas bendiciones.

Texto base: Génesis 12:1-3

Pero el Señor le había dicho a Abrán: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.» (énfasis añadido)

Versículo clave: Génesis 12:2

Introducción

La vida de Abraham, nuestro padre en la fe, es un ejemplo para todo cristiano. Creer verdaderamente en Dios como él creyó, nos hace bendecidos y, más que eso, nos convierte en bendición para otros. Así como él, Dios desea que seamos una bendición para los demás.

  • Preguntas para reflexión:

    • ¿Hoy has pedido alguna bendición al Señor?
    • Es normal que pidamos bendiciones (y no hay problema en ello), pero ¿te has detenido a pensar que tú mismo puedes ser una bendición (hoy y para las próximas generaciones)?
    • ¿A qué le das más valor: a tener o a ser?

Desarrollo

Contextualización: La vida de Abraham cuando fue llamado por Dios: hombre maduro, casado, sin hijos, vivía en medio de sus parientes... (ver capítulos anteriores y posteriores).

1. ¿Ser o tener bendición? El imperativo de Dios para Abram fue serás bendición y no tendrás bendición. Cuidado con no invertir los valores del reino de Dios (amor, bondad, generosidad, entrega) con los valores de este mundo (materialismo, egoísmo, consumismo, avaricia, etc.).

2. Ser bendición implica amar: a Dios sobre todas las cosas y a los demás a quienes bendeciremos con nuestra existencia.

3. ¿Cómo ser una bendición? La vida de Abraham nos da buenos indicios de cómo debemos proceder para ser una bendición:

  • Sal de tu zona de confort: nuestra estabilidad será alterada por los desafíos de Dios. Por la fe, tendremos que salir de nuestra zona de confort en alguna área de nuestra vida.

  • Ten una vida dirigida y gobernada por Dios: la fe en Dios exige acciones relevantes (cambio de actitud, valores y prioridades), obediencia y sumisión al Señor.
  • Obedece a Dios y a su Palabra con fe y amor (Génesis 22:18, Deuteronomio 11:13-15, Juan 15:14, 1 Samuel 15:22).

4. Ser una bendición implica mirar a los demás y no solo a uno mismo (Proverbios 22:9). Sin embargo, si solo deseamos ser bendecidos y tener bendiciones en beneficio propio, esto revela el egoísmo de nuestro corazón y nuestro olvido del prójimo.

5. Quien es una bendición también es ricamente bendecido por Dios (Deuteronomio 28). Esto se debe a que refleja un carácter de generosidad y altruismo, tal como el de Cristo, quien se entregó para bendecir a todos (Romanos 8:32).

Conclusión:

  • Más que bendecido, ¡Dios te llama para que seas una bendición!
  • El enfoque no debe estar en las bendiciones que queremos tener, sino en que tú seaslo que Dios quiere que seas: ¡una bendición!
  • No retengas las bendiciones que Dios te concede. Sé un canal de bendición para todos a tu alrededor (tus familiares, hermanos, amigos, vecinos, conocidos y desconocidos).
  • Dios te enseñará cómo puedes bendecir. Ora, lee y medita en la Palabra. Él te guiará.
  • Deja un legado para las próximas generaciones. Ciertamente, un bendecidor siempre será bien recordado, sin importar el tiempo que pase.

Todos los que creen en el Señor Jesús, al ser alcanzados por su gracia, forman parte del cumplimiento de la promesa hecha a Abraham (Génesis 12:3). Si crees, como creyó Abraham, también Dios te desafía hoy a que seas una bendición.

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