Saúl fue el primer rey de Israel. Como líder del pueblo, Saúl tuvo un buen inicio, pero su trayectoria bastante complicada lo condujo a perder la corona. Él eligió desobedecer a Dios y tuvo una conducta reprobable. Saúl tenía envidia de David e intentó matarlo innumerables veces. Por último, Saúl se suicidó.
Saúl fue el primer elegido por Dios para ser rey sobre Israel. Era hijo de Cis, un hombre con posesiones de la tribu de Benjamín. El nombre Saúl (o Saulo) en hebreo significa "pedido a Dios", lo que se aplica al pedido hecho por el pueblo de Israel por un rey, pues querían ser igual que las otras naciones.
La historia de Saúl aparece en el 1er libro de Samuel 9 y en 1 Crónicas 9-10. Saúl era un hombre valiente, osado, decidido y modesto. Tenía una figura imponente, era de alta estatura y le sobresalía a todos por encima de los hombros. También era popularmente conocido ya que su familia era importante en la tribu benjamita.
La esposa de Saúl se llamaba Ajinoán, hija de Ajimaz (1 Samuel 14:50). Sin embargo, se habla muy poco de ella en los relatos bíblicos. Saúl tuvo 8 hijos, entre los más conocidos resaltan Jonatán y Mical, esposa de David. Otros miembros de la familia de Saúl incluyen a su primo Abner, general del ejército.
Cómo fue la elección de Saúl como rey
Israel tenía un sistema de gobierno teocrático, en el cual Dios era su Rey y líder supremo. Cuando el pueblo pasaba por crisis y guerras, Dios levantaba líderes para defender y guiar al pueblo. Estos fueron los Jueces, que representaban el gobierno de Dios entre los israelitas.
Como no había un rey humano, el pueblo debía buscar su socorro y salvación en Dios. Sin embargo, muchas veces no lo hacían y se volvían hacia los ídolos. Pero Dios, en su bondad, respondía al clamor dándoles un libertador que defendía sus causas.
Con el tiempo, debido a los altibajos de los jueces, el pueblo deseó tener un rey como las demás naciones. La petición por un rey ocurrió durante el período de Samuel, quien fue sacerdote, profeta y el último juez de Israel.
Esta petición representaba un cambio en la forma de gobierno. Samuel era anciano y había fallado en la crianza de sus hijos. El pueblo ya no veía quién pudiera guiarlos después de él. Los israelitas querían ser como las demás naciones y tener un rey. Samuel, aún en su función de juez, se sintió rechazado y oró a Dios. Pero, en realidad, el pueblo estaba rechazando el reinado de Dios.
Saúl se encontró con Samuel en una ocasión en que buscaba las asnas de su padre. Dios le mostró a Samuel que aquel era el elegido para ser rey de Israel. Samuel lo ungió como rey en privado. Luego, en una convocatoria, Samuel presentó al nuevo rey al pueblo.
El reinado de Saúl
En el encuentro de presentación del rey, el pueblo fue separado por tribus y familias, siendo elegido Saúl, hijo de Cis, de la familia de Matri. Sin embargo, Saúl se escondió entre el equipaje, a pesar de haber sido ungido como rey. No quería aparecer. Físicamente ya se destacaba, pero Saúl mostró timidez. Era un papel difícil de asumir, honorable pero lleno de riesgos. Tal vez sentía temor sin recordar que Dios estaba al frente dirigiendo todo.
Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se volvía, era vencedor.
(1 Samuel 14:47)
Saúl reinó 40 años sobre Israel (Hechos 13:21). Al principio tuvo muchas victorias, derrotando enemigos de Israel, pero su comportamiento desobediente lo llevó a ser rechazado por Dios.
¿Fue Saúl un buen rey?
Como rey, Saúl comenzó bien, pero su obstinación lo llevó a su declive. Aunque tenía buena apariencia física y había nacido en una familia acomodada, él comenzó su reinado con humildad. Se consideraba indigno de ser rey. Llegó a esconderse cuando su tribu y familia fueron sorteadas y fue elegido por Dios.
En esta primera fase, Saúl recibió el Espíritu de Dios y su corazón fue transformado. Incluso profetizó junto a los profetas. Ganó muchas batallas, pero con el tiempo, su orgullo creció. Su carácter se deterioró y sus prácticas se tornaron cada vez más erradas.
Los errores de Saúl
Saúl recibió órdenes claras del profeta Samuel que hablaba en nombre de Dios, pero la desobediencia lo metió en problemas, haciéndole perder la corona real:
- Saúl desobedeció y ofreció sacrificios que no le correspondían: esa no era la función de un rey. Sólo los sacerdotes debían hacerlo. Samuel le dijo a Saúl que esperara 7 días. Pero pensando que Samuel no vendría y temiendo el ejército filisteo que se acercaba, Saúl decidió ofrecer los sacrificios en lugar de Samuel. Cuando no pudo esperar, según la palabra del profeta, Saúl mostró señales de no tener confianza en Dios. Él desobedeció, demostrando una fe inmadura y pagana, ofreciendo sacrificios para obtener la pronta ayuda de Dios.
- Hizo un voto imprudente: Saúl había llevado al pueblo a hacer un juramento tonto de no comer nada ese día. Esto los condujo a errores peores: la gente, exhausta y hambrienta, empezó a comer carne de animales con sangre, lo cual estaba prohibido. Saúl demostró una vez más que su relación con Dios estaba basada en el trato: sacrificio a cambio de victorias. Pero para Dios, la obediencia es mejor que el sacrificio (1 Samuel 15:22).
- Sin pararse a pensar, juró matar a su propio hijo, Jonatán: Saúl, indignado, habría matado a su propio hijo, Jonatán, el gran líder de la victoriosa batalla contra los filisteos. Después de su voto insensato, Saúl trató de buscar a alguien a quien culpar por algún error, porque Dios no le respondió. Jonatán, hijo de Saúl, comió miel que encontró en el bosque porque no había escuchado el voto de su padre. Pero Dios perdonó a Jonatán, gracias a la intervención del pueblo, que no permitió que Saúl lo matara. En otra ocasión, volvió a intentar matar a su hijo con una lanza.
- Desobedeció al no exterminar a los amalecitas: una vez más, Saúl desobedeció una orden directa de Dios, al perdonar al rey de Amalec, a los animales y a todo lo que era bueno. Saúl arruinó todo con este acto de desobediencia. Dios rechazó a Saúl como rey. Después de esto, Samuel ungió a David como rey.
- Tuvo envidia de David e intentó matarlo: después de que David, siendo todavía un muchacho, mató al gigante Goliat, Saúl sintió celos de él. Tuvo ataques de ira, indignación, desconfianza y varios intentos de asesinato. Fue otra la actitud de David, que le perdonó la vida a Saúl dos veces. De hecho, Saúl odiaba y temía a David porque Dios estaba con él y porque ya sabía que su reino no duraría después de su desobediencia.
- Mató a todos los sacerdotes de la ciudad de Nob: perturbado por su obstinación contra David, Saúl mató a los 85 sacerdotes del Señor en la ciudad de Nob. Él imaginó que estaban conspirando con David. Por eso también mató a hombres, mujeres, niños y animales de aquella misma ciudad, tal fue su furia.
- Consultó a una adivina en Endor: otra actitud terrible de Saúl fue buscar ayuda en lo oculto. Aterrado por la amenaza de los filisteos, Saúl buscó a Dios, pero no recibió respuesta. Samuel, el último sacerdote y juez, había muerto. Entonces Saúl se disfrazó y buscó a una hechicera, con la esperanza de hablar con Samuel y recibir aliento. Esta práctica de buscar a los muertos es algo abominable para Dios. Una vez más escuchó que su reino sería entregado a David y que sería derrotado por los filisteos.
Saúl y David
Saúl eligió a David como su enemigo número uno, no porque David le hubiera hecho daño, sino porque representaba una amenaza para el trono. Saúl sabía que Dios transferiría el reino de Israel a David después de sus errores. Por eso, su obsesión lo llevó a la ruina, cada vez más testarudo y desobediente a Dios. Pero David se estaba confirmando como un “hombre conforme al corazón de Dios”.
David, todavía muy joven, pastoreaba las ovejas de su padre. Ocasionalmente sirvió al rey Saúl como uno de sus músicos y escuderos. Inicialmente, David fue llamado como arpista para tocar el arpa delante del rey, cuando se sentía atormentado por espíritus malignos.
Después de que David derrotó al gigante Goliat, Saúl lo contrató como uno de los comandantes del ejército. Pero la envidia por los éxitos que Dios le concedió a David se apoderó del corazón de Saúl. También había prometido dar a su hija Mical en matrimonio al guerrero que derrotara a Goliat. Así David llegó a ser yerno de Saúl. David también era un buen amigo de Jonatán, hijo de Saúl.
El hecho de que David fuera tan querido por el pueblo, incluso por los de su propia casa, afectó aún más la ira de Saúl contra él.
En dos ocasiones Saúl intentó matar a David con una lanza mientras David tocaba el arpa. Y convocó a su ejército innumerables veces para capturar y matar a David, a pesar de los muchos éxitos que había logrado contra los enemigos de Israel. Más tarde, David tuvo oportunidades de matar a Saúl, pero lo honró como uno de los ungidos del Señor, por lo que nunca quiso matarlo.
Finalmente, después de la muerte de Saúl, Dios confirmó lo que se había dicho anteriormente y pasó el reino de Israel a David. Se convirtió en uno de los reyes más famosos de todos los tiempos. David también era del linaje genealógico del que nació el Rey Jesús.
Los hijos de Saúl
La Biblia menciona los nombres de Jonatán, Abinadab, Malquisúa, Isboset (o Isúi, o Es-baal) y dos hijas: Merab y Mical. Además de estos, Saúl tuvo dos hijos con una concubina llamada Rizpa: Armoni y Mefiboset.
Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical. (1 Samuel 14:49)
Ner engendró a Cis, Cis engendró a Saúl, y Saúl engendró a Jonatán, Malquisúa, Abinadab y Es-baal.
(1 Crónicas 9:39)
Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl.
(2 Samuel 21:8a)
La muerte de Saúl
Saúl se suicidó en medio de una batalla con los filisteos en el monte Gilboa. Después de ser gravemente herido por los arqueros enemigos, el rey Saúl pidió a su escudero que lo golpeara con su espada para matarlo.
Cuando su ayudante se negó a matar al rey, Saúl cayó sobre su propia espada y se suicidó. Temía ser torturado en público por los filisteos. El escudero se suicidó de la misma manera cuando vio a Saúl muerto.
Esta trágica muerte muestra cómo las decisiones insensatas de Saúl, además de su desobediencia impenitente, lo llevaron a un triste final (1 Samuel 31, 1 Crónicas 10).
En este escenario de derrota, tristeza y dolor, termina la vida del primer rey de Israel. Él y sus tres hijos: Jonatán, Abinadab y Malquisúa murieron el mismo día. El general Abner, primo de Saúl, nombró a Isboset rey de Israel, pero esto no duró mucho. David, que ya había sido coronado rey de la tribu de Judá, se convirtió en rey de todo Israel después de que mataron a Isboset.
Lee también: La historia de David (el rey de Israel más conocido)
Puedes leer también otras Historias de la Biblia