12 Salmos para la ansiedad


Las situaciones difíciles que enfrentamos pueden causarnos ansiedad. En general, nos volvemos ansiosos cuando apartamos la mirada de Dios y de todo lo que él ya ha hecho por nosotros, olvidando lo que es capaz de hacer.

Estos versículos y textos de los salmos bíblicos pueden calmar tu corazón y renovar tu ser con la paz que Dios te quiere dar.

Salmo 118

Al SEÑOR invoqué desde la angustia,
y el SEÑOR me respondió
poniéndome en lugar espacioso.
El SEÑOR está conmigo;
no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
El SEÑOR está conmigo, con los que me ayudan.
Por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.
Mejor es refugiarse en el SEÑOR que confiar en el hombre.
Mejor es refugiarse en el SEÑOR que confiar en los poderosos.
(Salmo 118: 5-9)

El SEÑOR es mi fortaleza y mi canción;
él es mi salvación.
¡Voz de júbilo y de salvación hay en las moradas de los justos!
¡La diestra del SEÑOR hace proezas!
¡La diestra del SEÑOR está
levantada, en alto!
¡La diestra del SEÑOR hace proezas!
No moriré, sino que viviré
y contaré las obras del SEÑOR.
(Salmo 118:14-17)

Gracias, Dios, por todo lo que haces a favor de tus hijos. Gracias porque siempre podemos confiar en tu poder y en tu amor.

Salmo 27

El SEÑOR es mi luz y mi salvación;
¿de quién temeré?
El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar?
Cuando se acercaron a mí los malhechores,
mis adversarios y mis enemigos para devorar mis carnes,
tropezaron y cayeron.
Aunque acampe un ejército contra mí, mi corazón no temerá.
Aunque contra mí se levante guerra, aun así estaré confiado.
Una cosa he pedido al SEÑOR; esta buscaré:
que more yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del SEÑOR
y para inquirir en su templo.
Porque en su enramada me esconderá en el día del mal;
me ocultará en lo reservado de su tabernáculo;
me pondrá en alto sobre una roca.
Ahora levantará mi cabeza
sobre mis enemigos que me rodean,
y en su tabernáculo ofreceré sacrificios de júbilo.
Cantaré y entonaré salmos al SEÑOR.
Escucha, oh SEÑOR, mi voz con que clamo a ti.
Ten misericordia de mí y respóndeme.
Mi corazón ha dicho:
“Busquen su rostro”.
¡Tu rostro buscaré, oh SEÑOR!
No escondas de mí tu rostro;
no apartes con ira a tu siervo. Tú has sido mi ayuda;
no me dejes ni me desampares,
oh Dios de mi salvación.
(Salmo 27:1-9)

Salmo 143

Oh SEÑOR, escucha mi oración;
atiende mis ruegos.
Respóndeme por tu fidelidad, por tu justicia.
No entres en juicio con tu siervo porque no se justificará delante de ti ningún viviente.
Porque el enemigo ha perseguido
mi alma;
ha postrado en tierra mi vida, me ha hecho habitar en lugares tenebrosos como los muertos de antaño.
Mi espíritu desmaya dentro de mí;
mi corazón queda asombrado.
Me acuerdo de los días de antaño, medito en todos tus hechos
y reflexiono en las obras de tus manos.
Extiendo mis manos hacia ti;
mi alma te anhela como la tierra sedienta. Selah
Respóndeme pronto, oh SEÑOR, porque mi espíritu desfallece. No escondas de mí tu rostro
para que no sea yo como los que descienden a la fosa.
Hazme oír por la mañana tu misericordia porque en ti confío.
Hazme conocer el camino en que he de andar
porque hacia ti levanto mi alma.
Líbrame de mis enemigos, oh SEÑOR, porque en ti me refugio.
Enséñame a hacer tu voluntad porque tú eres mi Dios;
tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.
Vivifícame, oh SEÑOR, por amor de tu nombre;
por tu justicia saca mi alma de la angustia.
Por tu misericordia silencia a mis enemigos;
destruye a todos los adversarios de mi alma
porque yo soy tu siervo.
(Salmo 143)

Escucha mi clamor en este día, Señor, y ayúdame a recibir tu paz. Ayúdame a recordar que, aunque no vea todos los cambios que me gustaría, tú sí estás obrando y lo que tú haces, es bueno para mí.

Salmo 6

Ten misericordia de mí, oh SEÑOR, porque desfallezco.
Sáname, oh SEÑOR, porque mis huesos están abatidos.
También mi alma está muy turbada;
y tú, oh SEÑOR, ¿hasta cuándo?
Vuelve, oh SEÑOR; libra mi alma. Sálvame por tu misericordia
porque en la muerte no hay memoria de ti;
¿quién te alabará en el Seol?

¡El SEÑOR ha escuchado mi ruego!
¡El SEÑOR ha aceptado mi oración!
(Salmo 6:2-5 y 9)

Salmo 16

Guárdame, oh Dios, porque en ti me he refugiado.
Oh alma mía, dijiste al SEÑOR:
“¡Tú eres el Señor!
Para mí no hay bien aparte de ti.
Para con los santos que están
en la tierra y para con los íntegros
es toda mi complacencia”.
Se multiplicarán los dolores
de quienes se apresuran tras otro dios. Yo no ofreceré sus sacrificios de sangre
ni con mis labios mencionaré sus nombres.
Oh SEÑOR, porción de mi herencia, y mi copa,
¡tú sustentas mi destino!
Los linderos me han tocado en lugar placentero;
es hermosa la heredad que me ha tocado.
Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja;
aun en las noches me corrige mi conciencia.
Al SEÑOR he puesto siempre delante de mí;
porque está a mi mano derecha no seré movido.
Por tanto, se alegró mi corazón y se gozó mi lengua.
También mi cuerpo descansará en seguridad.
Pues no dejarás mi alma en el Seol
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo,
delicias en tu diestra para siempre.
(Salmo 16)

No hay bien para mí fuera de ti, Señor. Muéstrame el camino por el que debo andar y dame fuerzas para seguir adelante, aferrado firmemente a tu mano.

Salmo 123

A ti, que habitas en los cielos, levanto mis ojos.
He aquí, como los ojos de los siervos miran la mano de sus amos,
y como los ojos de la sierva miran la mano de su ama,
así nuestros ojos miran al SEÑOR, nuestro Dios,
hasta que tenga compasión de nosotros.
Ten compasión de nosotros, oh SEÑOR; ten compasión de nosotros.
(Salmo 123:1-3a)

Salmo 121

Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie ni se adormecerá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel.
El SEÑOR es tu protector;
el SEÑOR es tu sombra a tu mano derecha.
El sol no te herirá de día ni la luna de noche.
El SEÑOR te guardará de todo mal; él guardará tu vida.
El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
(Salmo 121)

Salmo 46

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por eso no temeremos aunque la tierra tiemble,
aunque los montes se derrumben
en el corazón del mar,
aunque sus aguas rujan y echen espuma,
y se estremezcan los montes por su braveza. Selah

“Estén quietos y reconozcan que yo soy Dios.
Exaltado he de ser entre las naciones; exaltado seré en la tierra”.
El SEÑOR de los Ejércitos está con nosotros;
nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
(Salmo 46: 1-3 y 10-11)

Salmo 10

Pero tú sí ves los trabajos y la humillación,
y a cada uno le das su recompensa.
En ti busca amparo el desvalido;
¡eres el refugio de los huérfanos!
(Salmo 10:14)

Salmo 29

El SEÑOR se sentó ante el diluvio;
el SEÑOR se sentó como rey para siempre.
El SEÑOR dará fortaleza a su pueblo;
el SEÑOR bendecirá a su pueblo con paz.
(Salmo 29:10-11)

Salmo 42

¿Por qué te abates, oh alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!
(Salmo 42:11)

Salmo 116

Amo al SEÑOR, pues ha escuchado mi voz y mis súplicas,
porque ha inclinado a mí su oído. Por tanto, le invocaré todos mis días.
Me rodearon las ataduras de la muerte;
me encontraron las angustias del Seol. En angustia y en dolor me encontraba.
Entonces invoqué el nombre del SEÑOR diciendo: “¡Libra, oh SEÑOR, mi vida!”.
Clemente y justo es el SEÑOR; sí, misericordioso es nuestro Dios.
El SEÑOR guarda a los ingenuos; estaba yo postrado, y él me salvó.
Vuelve, oh alma mía, a tu reposo porque el SEÑOR te ha favorecido.
Porque tú has librado mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída.
Andaré delante del SEÑOR en la tierra de los vivientes.
(Salmo 116:1-9)

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