A veces no logramos dormir porque nos llevamos a la cama los problemas y dificultades enfrentados durante el día. La Biblia tiene Salmos que contienen palabras de paz, tranquilidad y confianza en Dios que nos ayudan a dormir tranquilos, sintiéndonos protegidos. Toma unos minutos para orar antes de dormir y para llenar tu mente con la Palabra de Dios. Fortalece tu confianza en el cuidado y la protección de Dios antes de acostarte.
Salmo 116:7
¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila,
que el Señor ha sido bueno contigo!
(Salmo 116:7)
Dios mío, tú has sido bueno conmigo; ya puedo dormir tranquilo. ¡Buenas noches!
Salmo 116: 5-6
El Señor es compasivo y justo;
nuestro Dios es todo ternura.
El Señor protege a la gente sencilla;
estaba yo muy débil, y él me salvó.
(Salmo 116: 5-6)
Salmo 3:8
Tuya es, Señor, la salvación;
¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
(Salmo 3:8)
Salmo 3:5
Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,
porque el Señor me sostiene.
(Salmo 3:5)
Me acerco a ti en oración en esta noche, Señor, confiado en que cuidas de mí, y me sostienes. ¡Ayúdame a descansar! Te entrego mis preocupaciones y abro mi corazón para recibir tu paz y el descanso que necesito. En el nombre de Jesús, amén.
Salmo 4:8
En paz me acuesto y me duermo,
porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado.
(Salmo 4:8)
Papá, confío en tu cuidado y confío en tu amor. Gracias por la seguridad de tu presencia, tú estás conmigo ahora y siempre. ¡Buenas noches, mi Señor y mi Dios!
Salmo 145
Te exaltaré, mi Dios y Rey;
por siempre bendeciré tu nombre.
2 Todos los días te bendeciré;
por siempre alabaré tu nombre.
3 Grande es el Señor, y digno de toda alabanza;
su grandeza es insondable.
4 Cada generación celebrará tus obras
y proclamará tus proezas.
5 Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad,
y yo meditaré en tus obras maravillosas.
6 Se hablará del poder de tus portentos,
y yo anunciaré la grandeza de tus obras.
7 Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad,
y se cantará con júbilo tu victoria.
8 El Señor es clemente y compasivo,
lento para la ira y grande en amor.
9 El Señor es bueno con todos;
él se compadece de toda su creación.
10 Que te alaben, Señor, todas tus obras;
que te bendigan tus fieles.
11 Que hablen de la gloria de tu reino;
que proclamen tus proezas,
12 para que todo el mundo conozca tus proezas
y la gloria y esplendor de tu reino.
13 Tu reino es un reino eterno;
tu dominio permanece por todas las edades.
Fiel es el Señor a su palabra
y bondadoso en todas sus obras.
14 El Señor levanta a los caídos
y sostiene a los agobiados.
15 Los ojos de todos se posan en ti,
y a su tiempo les das su alimento.
16 Abres la mano y sacias con tus favores
a todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus obras.
18 El Señor está cerca de quienes lo invocan,
de quienes lo invocan en verdad.
19 Cumple los deseos de quienes le temen;
atiende a su clamor y los salva.
20 El Señor cuida a todos los que lo aman,
pero aniquilará a todos los impíos.
21 ¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor!
¡Alabe todo el mundo su santo nombre,
por siempre y para siempre!
(Salmo 145)
Salmo 56:3-4
Cuando siento miedo,
pongo en ti mi confianza.
Confío en Dios y alabo su palabra;
confío en Dios y no siento miedo.
¿Qué puede hacerme un simple mortal?
(Salmo 56:3-4)
Salmo 4:1
Responde a mi clamor,
Dios mío y defensor mío.
Dame alivio cuando esté angustiado,
apiádate de mí y escucha mi oración.
(Salmo 4:1)
Salmo 91
1 El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
2 Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».
3 Solo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,
4 pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
5 No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,
6 ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía.
7 Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.
8 No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido.
9 Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección,
10 ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar.
11 Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
12 Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna.
13 Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes!
14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación».
(Salmo 91)
Salmo 91 y Salmo 23: reflexión sobre la protección de Dios
Salmo 34:4
Busqué al Señor, y él me respondió;
me libró de todos mis temores.
(Salmo 34:4)
En esta noche, busco tu presencia y te entrego mis temores. No quiero pasar la noche en desvelo, quiero confiar en ti. Ayúdame a descansar sabiendo que tú tienes cuidado de mí y de los que amo. Amén.
Salmo 23
Salmo de David.
El SEÑOR es mi pastor;
nada me faltará.
2 En prados de tiernos pastos
me hace descansar.
Junto a aguas tranquilas me conduce.
3 Confortará mi alma
y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra
de muerte
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo.
Tu vara y tu cayado
me infundirán aliento.
5 Preparas mesa delante de mí
en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del SEÑOR
moraré por días sin fin.
(Salmo 23)
Salmo 34:6
Este pobre clamó, y el Señor le oyó
y lo libró de todas sus angustias.
(Salmo 34:6)
Salmo 62:1
Solo en Dios halla descanso mi alma;
de él viene mi salvación.
(Salmo 62:1)
Mi alma puede descansar en ti, Señor, porque en ti tengo salvación. No hay nada que me pueda apartar de tu presencia, tu cuidado y tu amor. Te entrego todas mis preocupaciones y recibo en este momento el descanso que necesito. Amén.
Salmo 16:1-2
Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.
Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
Fuera de ti, no poseo bien alguno».
(Salmo 16:1-2)
Salmo 34:7
El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen;
a su lado está para librarlos.
(Salmo 34:7)
Salmo 42:8
Esta es la oración al Dios de mi vida:
que de día el Señor mande su amor,
y de noche su canto me acompañe.
(Salmo 42:8)
Salmo 121
Alzaré mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
3 No permitirá que resbale tu pie
ni se adormecerá el que te guarda.
4 He aquí, no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel.
5 El SEÑOR es tu protector;
el SEÑOR es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te herirá de día
ni la luna de noche.
7 El SEÑOR te guardará de todo mal;
él guardará tu vida.
8 El SEÑOR guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
(Salmo 121)
Salmo 56:3
Cuando siento miedo,
pongo en ti mi confianza.
(Salmo 56:3)
Salmo 16:7
Bendeciré al Señor, que me aconseja;
aun de noche me reprende mi conciencia.
(Salmo 16:7)
Salmo 16:9
Siempre tengo presente al Señor;
con él a mi derecha, nada me hará caer.
Por eso mi corazón se alegra,
y se regocijan mis entrañas;
todo mi ser se llena de confianza.
(Salmo 16:8-9)
Salmo 34:8
Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que en él se refugian.
(Salmo 34:8)
Salmo 139:5-6
Tu protección me envuelve por completo;
me cubres con la palma de tu mano.
Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión;
tan sublime es que no puedo entenderlo.
(Salmo 139:5-6)
Gracias, Dios, porque tu mano poderosa me rodea. No tengo nada que temer, tú cuidas de mí y de mi familia. Gracias, Señor, por esa realidad. Confío en tu poder protector. En el nombre de Jesús, amén.
Salmo 34:9-10
Teman al Señor, ustedes sus santos,
pues nada les falta a los que le temen.
Los leoncillos se debilitan y tienen hambre,
pero a los que buscan al Señor nada les falta.
(Salmo 34:9-10)
Salmo 32
Bienaventurado aquel
cuya transgresión ha sido perdonada
y ha sido cubierto su pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien
el SEÑOR no atribuye iniquidad,
y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.
4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
mi vigor se convirtió en sequedades de verano. Selah
5 Mi pecado te declaré
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: “Confesaré mis rebeliones
al SEÑOR”.
Y tú perdonaste la maldad
de mi pecado. Selah
6 Por eso orará a ti todo fiel
en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente en la inundación las caudalosas aguas no llegarán a él.
7 Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia
y con cánticos de liberación
me rodearás. Selah
8 “Te haré entender y te enseñaré
el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos.
9 No sean sin entendimiento
como el caballo o como el mulo, cuya boca ha de ser frenada con rienda y freno;
de otro modo, no se acercan a ti”.
10 Muchos dolores tendrá el impío; pero la misericordia cercará al que
espera en el SEÑOR.
11 Oh justos, alégrense en el SEÑOR
y gócense;
canten con júbilo todos los rectos
de corazón.
(Salmo 32)
Salmo 140:1-2
Oh Señor, líbrame de los impíos;
protégeme de los violentos,
de los que urden en su corazón planes malvados
y todos los días fomentan la guerra.
(Salmo 140:1-2)
Salmo 127:2
En vano madrugan ustedes,
y se acuestan muy tarde,
para comer un pan de fatigas,
porque Dios concede el sueño a sus amados.
(Salmo 127:2)
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