13 Salmos para alegrarse: encuentra fortaleza en tiempos de tristeza


El libro de los Salmos está lleno de pasajes animadores que alegran nuestro corazón y nos ayudan a superar los momentos tristes y retadores. Medita en los siguientes textos bíblicos tomados de los Salmos que alegrarán tu corazón y restaurarán tu ánimo.

Cuando sientas que la tristeza te invade, recuerda que Dios puede transformar tu dolor en gozo:

Salmo 30:11-12

Has cambiado mi lamento en baile;
Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

Si te sientes inseguro o temeroso, este Salmo te recordará que Dios está siempre a tu lado:

Salmo 16:8-11

A Jehová he puesto siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;
Mi carne también reposará confiadamente;
Porque no dejarás mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.

Si necesitas fortalecer tu corazón con optimismo y gratitud, este Salmo te llenará de alegría al recordar la bondad del Señor:

Salmo 100

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.

Si estás pasando por un momento difícil, recuerda que la alegría llegará con el nuevo día y la angustia desaparecerá:

Salmo 30:5

Porque un momento será su ira,
Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro,
Y a la mañana vendrá la alegría.

Cuando tu alma esté inquieta y necesites tranquilidad, confía en Dios y en su promesa de restauración:

Salmo 42

Como ciervo que brama por las corrientes de agua,
así mi alma clama por ti, mi Dios.
Mi alma tiene sed de ti, Dios de la vida;
¿Cuándo vendré a presentarme ante ti, mi Dios?
Mis lágrimas son mi pan, de día y de noche,
pues a todas horas me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»

Pienso en esto, y se me parte el alma;
me acuerdo cuando acompañaba yo a la multitud,
cuando la conducía hasta el templo de Dios
entre voces de alegría y de alabanza,
entre la alegría del pueblo en fiesta.

¿Por qué te desanimas, alma mía?
¿Por qué te inquietas dentro de mí?
Espera en Dios, porque aún debo alabarlo.
¡Él es mi Dios! ¡Él es mi salvador!

Dios mío, mi alma está muy abatida.
Por eso me acuerdo de ti
desde estas tierras del Jordán,
desde los montes Hermón y Mizar.
Un abismo llama a otro abismo,
y resuena la voz de tus cascadas.
Todas tus ondas y tus olas pasan sobre mí.
Pero tú, Señor, durante el día
me enviarás tu gran misericordia,
y por la noche tu cántico estará conmigo,
con mi oración a ti, Dios de mi vida.

Dios mío y Roca mía, yo te pregunto:
¿Por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué debo andar acongojado
y sufrir por la opresión del enemigo?
Siento un dolor mortal en los huesos
cuando mis enemigos me afrentan,
cuando a todas horas me preguntan:
«¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué te desanimas, alma mía?
¿Por qué te inquietas dentro de mí?
Espera en Dios, porque aún debo alabarlo.
¡Él es mi Dios! ¡Él es mi salvador!

Si buscas satisfacción, consuelo y bendición, Dios es quien llena tu alma de gozo:

Salmo 63:5-9

Mi alma quedará del todo satisfecha,
como si comiera los mejores platillos,
y mis labios te aclamarán jubilosos
al pensar en ti recostado en mi lecho,
al meditar en ti durante mis desvelos.
Porque tú has sido mi socorro,
alegré viviré bajo la sombra de tus alas.
Mi alma está apegada a ti;
tu mano derecha me brinda apoyo.
Los que buscan matarme y acabar conmigo
caerán a lo más profundo de la tierra.

Cuando necesites guía y protección en tiempos difíciles, este Salmo te recordará que Dios cuida de ti:

Salmo 23

El Señor es mi pastor; nada me falta.
En campos de verdes pastos me hace descansar;
me lleva a arroyos de aguas tranquilas.
Me infunde nuevas fuerzas y me guía por el camino correcto,
para hacer honor a su nombre.
Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío,
no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo;
con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento.
Me preparas un banquete a la vista de mis adversarios;
derramas perfume sobre mi cabeza y me colmas de bendiciones.
Sé que tu bondad y tu misericordia
me acompañarán todos los días de mi vida,
y que en tu casa, oh Señor, viviré por largos días.

Si quieres llenar tu corazón de gratitud y alabanza, este Salmo es para ti:

Salmo 34:1-8

Bendeciré al Señor en todo tiempo;
su alabanza estará siempre en mi boca.
Alabaré al Señor con toda el alma.

¡Escuchen, gente humilde, y alégrense también!
¡Únanse a mí, y reconozcan su grandeza!
¡Exaltemos a una voz su nombre!

Busqué al Señor, y él me escuchó,
y me libró de todos mis temores.
Los que a él acuden irradian alegría;
no tienen por qué esconder su rostro.
Este pobre clamó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Para defender a los que temen al Señor,
su ángel acampa alrededor de ellos.
Prueben ustedes mismos la bondad del Señor!
¡Dichoso aquél que en él confía!

Cuando necesites misericordia y alegría en tu vida, clama a Dios con este Salmo:

Salmo 86:3-5

Señor, ten misericordia de mí,
porque a ti clamo todo el día.
Alegra la vida de este siervo tuyo,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.

Tú, Señor, eres bondadoso y sabes perdonar;
¡grande es tu misericordia para los que te invocan!

Cuando necesites dirección y plenitud en tu vida, recuerda que en la presencia de Dios encontrarás gozo y propósito:

Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.

Salmo 16:11

Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.

Dios nos muestra el camino y nos da fuerzas para seguir adelante con optimismo:

Enséñame, Señor, tu camino,
para que camine yo en tu verdad.
Dale firmeza a mi corazón,
para que siempre tema tu nombre.
Señor y Dios mío, yo te alabaré con todo el corazón,
y por siempre glorificaré tu nombre.
(Salmo 86:11-12)

Si buscas seguridad y tranquilidad, Dios es tu fortaleza:

Salmo 91:1-2

El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.

Alaba a Dios y reconoce su grandeza con este Salmo de adoración:

Salmo 66:2-4

¡Canten salmos a la gloria de su nombre!
¡Cántenle gloriosas alabanzas!
Digan a Dios: «¡Tus obras son asombrosas!
¡Con tu gran poder sometes a tus enemigos!»
¡Toda la tierra te rinde adoración
y canta salmos a tu nombre!

Dios es el Rey Soberano, y su poder nos da confianza y paz:

Salmo 47:2-3

El Señor, el Altísimo, es en verdad temible;
¡es el gran Rey de toda la tierra!
El Señor humillará bajo nosotros a los pueblos;
pondrá a las naciones bajo nuestros pies.

Recibe ánimo y alegra tu corazón al leer: