En la Biblia encontramos la fuente de gozo y felicidad que nos renueva y nos ayuda en los momentos difíciles de la vida. Recordar quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros llena el corazón de alegría y paz. Estos versículos fortalecen y animan el corazón de los que los leen.
Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
(Salmo 4:7-8)
El gozo que Dios nos da es mucho más grande y profundo que el que pueden darnos los bienes materiales. Dios también nos da una paz incomparable que nos llena de confianza en medio de las situaciones que enfrentamos. Con Dios a nuestro lado, podemos descansar tranquilos.
Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.
(Salmo 30:11-12)
Tú, Señor, eres mi escudo y mi fuerza;
en ti confía mi corazón, pues recibo tu ayuda.
Por eso mi corazón se alegra
y te alaba con sus cánticos.
(Salmo 28:7)
En medio de los retos que nos presenta la vida, contamos con la ayuda de Dios. Podemos alegrarnos porque no estamos solos en nuestras luchas. Contamos con la compañía y la ayuda del Señor Dios todopoderoso. Esa certeza llena nuestro corazón de alabanza y alegría.
Porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida.
Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.
(Salmo 30:5)
Cuando me vi abrumado por la angustia,
tú me brindaste consuelo y alegría.
(Salmo 94:19)
No todo en la vida es color de rosa, pero los hijos de Dios sabemos que él no nos abandona en medio de la angustia. Él nos consuela y sana nuestras heridas. Dios comprende nuestro proceso y con amor y paciencia, vuelve a llenarnos de alegría.
Que responda a los deseos de tu corazón
y te conceda todas tus peticiones.
¡Nos llenará de gozo el verte victorioso,
y en el nombre del Dios nuestro alzaremos las banderas!
¡Que el Señor responda a todas tus plegarias!
(Salmo 20:4-5)
Todo el tiempo pienso en ti, Señor;
contigo a mi derecha, jamás caeré.
Gran regocijo hay en mi corazón y en mi alma;
todo mi ser siente una gran confianza,
porque no me abandonarás en el sepulcro,
¡no dejarás que sufra corrupción quien te es fiel.
Tú me enseñas el camino de la vida;
con tu presencia me llenas de alegría;
¡estando a tu lado seré siempre dichoso!
(Salmo 16:8-11)
El Señor es mi fuerza, y a él dedico mi canto
porque en él he hallado salvación.
En el campamento de los hombres justos
se oyen gritos jubilosos de victoria:
«¡La diestra del Señor hace grandes proezas!
¡La diestra del Señor se ha levantado!
La diestra del Señor hace grandes proezas!»
No voy a morir. Más bien, voy a vivir
para dar a conocer las obras del Señor.
(Salmo 118:14-17)
Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y nos alegraremos en él.
(Salmo 118:24)
Mi alma quedará del todo satisfecha,
como si comiera los mejores platillos,
y mis labios te aclamarán jubilosos
al pensar en ti recostado en mi lecho,
al meditar en ti durante mis desvelos.
Porque tú has sido mi socorro,
alegré viviré bajo la sombra de tus alas.
Mi alma está apegada a ti;
tu mano derecha me brinda apoyo.
(Salmo 63:5-8)
Por mi parte, yo clamaré a Dios;
¡el Señor vendrá a salvarme!
En la tarde, en la mañana, al mediodía,
clamaré a Dios, y él oirá mi voz;
me salvará de la guerra desatada contra mí,
y me hará vivir en paz,
aun cuando sean muchos los que me ataquen.
(Salmo 55:16-18)
¡Tú eres mi refugio!
¡Tú me libras de la angustia!
¡Tú me rodeas con cánticos de libertad!
(Salmo 32:7)
Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.
(Salmo 34:1-4)
Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.
Porque Jehová el Altísimo es temible; rey grande sobre toda la tierra.
Subió Dios con júbilo, Jehová con sonido de trompeta.
Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad;
Porque Dios es el Rey de toda la tierra; cantad con inteligencia.
(Salmo 47:1-2 y 5-7)
Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
Cantad la gloria de su nombre;
Poned gloria en su alabanza.
Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras!
Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
Toda la tierra te adorará, y cantará a ti;
Cantarán a tu nombre. Selah
(Salmo 66:1-4)
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