Dios nos cuida con amor y compasión cada día. Cada nuevo amanecer es un regalo de Dios y debemos vivirlo con el corazón lleno de alabanzas y gratitud a él. Recibe ánimo con estos mensajes y comparte estas palabras con tus hermanos en Cristo y con todos los que te rodean para que ellos también vivan este día llenos del gozo del Señor.
Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
porque en ti he puesto mi confianza.
Señálame el camino que debo seguir,
porque a ti elevo mi alma.
(Salmo 143:8)
¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias
y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre;
proclamar tu gran amor por la mañana,
y tu fidelidad por la noche.
(Salmo 92:1-2)
Yo, Señor, te ruego que me ayudes;
por la mañana busco tu presencia en oración.
(Salmo 88:13)
Esta es la oración al Dios de mi vida:
que de día el Señor mande su amor,
y de noche su canto me acompañe.
(Salmo 42:8)
Sácianos de tu amor por la mañana,
y toda nuestra vida cantaremos de alegría.
(Salmo 90:14)
Este es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en él.
(Salmo 118:24)
Pero yo en justicia contemplaré tu rostro;
me bastará con verte cuando despierte.
(Salmo 17:15)
Cobren ánimo y ármense de valor,
todos los que en el Señor esperan.
(Salmo 31:24)
¡Despierta, alma mía!
¡Despierten, arpa y lira!
¡Haré despertar al nuevo día!
(Salmo 57:8)
Atiende, Señor, a mis palabras;
toma en cuenta mis gemidos.
Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío,
porque a ti elevo mi plegaria.
Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor;
por la mañana te presento mis ruegos,
y quedo a la espera de tu respuesta.
(Salmo 5:1-3)
Pero yo le cantaré a tu poder,
y por la mañana alabaré tu amor;
porque tú eres mi protector,
mi refugio en momentos de angustia.
(Salmo 59:16)
Te exaltaré, mi Dios y Rey;
por siempre bendeciré tu nombre.
Todos los días te bendeciré;
por siempre alabaré tu nombre.
(Salmo 145:1-2)
Radiantes están los que a él acuden;
jamás su rostro se cubre de vergüenza.
Este pobre clamó, y el Señor le oyó
y lo libró de todas sus angustias.
(Salmo 34:5-6)
El Señor fortalece a su pueblo;
el Señor bendice a su pueblo con la paz.
(Salmo 29:11)
Aplaudan, pueblos todos;
aclamen a Dios con gritos de alegría.
(Salmo 47:1)
Alaba, alma mía, al Señor;
alabe todo mi ser su santo nombre.
Alaba, alma mía, al Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
(Salmo 103:1-2)
Tú, Señor, eres mi porción y mi copa;
eres tú quien ha afirmado mi suerte.
(Salmo 16:5)
Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador,
que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah
(Salmo 68:19)
Porque solo un instante dura su enojo,
pero toda una vida su bondad.
Si por la noche hay llanto,
por la mañana habrá gritos de alegría.
(Salmo 30:5)
Cuán grande es tu bondad,
que atesoras para los que te temen,
y que a la vista de la gente derramas
sobre los que en ti se refugian.
(Salmo 31:19)
Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que en él se refugian.
(Salmo 34:8)
Los que viven en remotos lugares
se asombran ante tus prodigios;
del oriente al occidente
tú inspiras canciones de alegría.
(Salmo 65:8)
Den gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
(Salmo 136:1)
Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas;
por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos.
(Salmo 92:4)
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