Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
El Señor reina, revestido de esplendor; el Señor se ha revestido de grandeza y ha desplegado su poder. Ha establecido el mundo con firmeza; jamás será removido.
Desde el principio se estableció tu trono, y tú desde siempre has existido.
Se levantan las aguas, Señor ; se levantan las aguas con estruendo; se levantan las aguas y sus batientes olas.
Pero el Señor , en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar.
Dignos de confianza son, Señor , tus estatutos; ¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!
Salmo de Ayer
Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan;
porque él la afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor ? ¿Quién puede estar en su lugar santo?
Solo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos.
Quien es así recibe bendiciones del Señor ; Dios su Salvador le hará justicia.
Tal es la generación de los que a ti acuden, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah
Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es este Rey de la gloria? El Señor , el fuerte y valiente, el Señor , el valiente guerrero.
Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es este Rey de la gloria? Es el Señor Todopoderoso; ¡él es el Rey de la gloria! Selah
Salmo de Anteayer
Oh Dios, tú nos has rechazado y has abierto brecha en nuestras filas; te has enojado con nosotros: ¡restáuranos ahora!
Has sacudido la tierra, la has resquebrajado; repara sus grietas, porque se desmorona.
Has sometido a tu pueblo a duras pruebas; nos diste a beber un vino embriagador.
Da a tus fieles la señal de retirada, para que puedan escapar de los arqueros. Selah
Líbranos con tu diestra, respóndenos para que tu pueblo amado quede a salvo.
Dios ha dicho en su santuario: «Triunfante repartiré a Siquén, y dividiré el valle de Sucot.
Mío es Galaad, mío es Manasés; Efraín es mi yelmo y Judá mi cetro.
En Moab me lavo las manos, sobre Edom arrojo mi sandalia; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo».
¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me mostrará el camino a Edom?
¿No eres tú, oh Dios, quien nos ha rechazado? ¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos!
Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana.
Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!