El Salmo 40 es un poema de alabanza, gratitud y confianza en Dios. En ese Salmo, David habla sobre las maravillosas obras de Dios y de cómo Dios respondió a sus oraciones y lo ayudó.
David menciona su esperanza en el Señor y su disposición a esperar con paciencia el cumplimiento de la voluntad de Dios. En el Salmo, David dice que esperó pacientemente al Señor y Dios escuchó su clamor. Lo sacó de una situación difícil y lo mantuvo a salvo.
El contexto histórico del Salmo 40 se remonta a los tiempos del Antiguo Testamento de la Biblia. David, el autor del Salmo, fue el segundo rey de Israel y gobernó alrededor del siglo X a.C. Era conocido por sus talentos como guerrero, músico y poeta. Durante el reinado de David, Israel vivió tiempos de guerra y conflicto, pero también periodos de paz y prosperidad.
No es posible decir dónde estaba David cuando escribió el Salmo 40, pero el rey alabó la fidelidad y la bondad de Dios, compartiendo su gozo con los demás. David nos dejó una gran enseñanza al reconocer que Dios no requiere sacrificios, sino un corazón sincero.
Además de contener palabras de agradecimiento y alabanza a Dios, este hermoso Salmo revela la forma en que David afrontó las dificultades. Lo hizo con paciencia y manteniéndose firme en su fe en Dios.
Explicación del Salmo 40 versículo por versículo
Salmo 40:1-2
Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;
Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.
Desde el inicio del Salmo, David expresa su total confianza en el Señor. Él clamó pidiendo ayuda y Dios le respondió, inclinándose para ayudarle. Dios lo rescató de una situación caótica y difícil, sacándolo de un pozo de destrucción y barro.
En su bondad, Dios puso sus pies sobre una roca sólida, brindándole seguridad y estabilidad. El salmista reconoce la acción de Dios en su vida y su experiencia sirve como testimonio de la fidelidad del Señor hacia quienes lo buscan.
Salmo 40:3-5
Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,
Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.
5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas;
Y tus pensamientos para con nosotros,
No es posible contarlos ante ti.
Si yo anunciare y hablare de ellos,
No pueden ser enumerados.
David destaca la gratitud y la confianza en el Señor. El salmista testifica cómo Dios lo rescató, algo que renovó su alabanza. Por eso, él anima a otros a confiar en Dios, el hacedor de maravillas. ¡Es bienaventurado todo el que pone su confianza en Dios!
Los planes y anhelos de Dios para con nosotros son innumerables. Su bondad y fidelidad son incomparables. Ante esto, el salmista reconoce su dependencia del Señor y su deseo de anunciar sus abundantes obras.
Salmo 40:6-7
Sacrificio y ofrenda no te agrada;
Has abierto mis oídos;
Holocausto y expiación no has demandado.
7 Entonces dije: He aquí, vengo;
En el rollo del libro está escrito de mí;
El salmista David habla de la actitud del corazón que agrada a Dios. Reconoce que los sacrificios y las ofrendas no son lo que Dios quiere. En cambio, el Señor valora un corazón obediente y sumiso.
Él reconoce que la ley del Señor está en su corazón, mostrando la importancia de la obediencia interna y sincera. Estos versículos resaltan la relevancia de una relación genuina con Dios basada en la obediencia.
Salmo 40:8-9
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,
Y tu ley está en medio de mi corazón.
9 He anunciado justicia en grande congregación;
He aquí, no refrené mis labios,
Jehová, tú lo sabes.
David expresa su disposición a obedecer la voluntad de Dios. Declara que se regocija en hacer la voluntad del Señor, porque su ley está en su corazón. David no oculta la justicia de Dios, sino que proclama su fidelidad y salvación al pueblo.
Salmo 40:10-12
No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;
He publicado tu fidelidad y tu salvación;
No oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
11 Jehová, no retengas de mí tus misericordias;
Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
12 Porque me han rodeado males sin número;
Me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista.
Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.
En medio de las tribulaciones, David clama pidiendo ayuda y salvación, confiando en que Dios es su ayudador y libertador. El salmo muestra la convicción del salmista en la protección y misericordia de Dios, mientras expresa sus inquietudes y deseos. David no oculta sus miedos, pero lleva todos sus problemas ante Dios.
Salmo 40:13-15
Quieras, oh Jehová, librarme;
Jehová, apresúrate a socorrerme.
14 Sean avergonzados y confundidos a una
Los que buscan mi vida para destruirla.
Vuelvan atrás y avergüéncense
Los que mi mal desean;
15 Sean asolados en pago de su afrenta
Los que me dicen: ¡Ea, ea!
En el Salmo 40:13-15, el salmista clama pidiendo ayuda, pues reconoce su fragilidad y necesidad de Dios. Le ruega al Señor que se apresure a ayudarlo, mientras enfrenta dificultades y enemigos que le desean el mal.
En esta sección vemos la sinceridad del salmista al dirigirse a Dios en tiempos de angustia. Queda demostrada la importancia de la oración y la dependencia de Dios. Esto también resalta la naturaleza compasiva de Dios, siempre dispuesto a escuchar y responder al clamor de todos los que lo buscan con corazón honesto.
Salmo 40:16-17
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Jehová sea enaltecido.
17 Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
Dios mío, no te tardes.
En los versículos 16-17, el salmista concluye el salmo expresando gratitud y confianza en Dios. David anima a los justos a regocijarse y alegrarse en el Señor, a buscar de él constantemente. Él reconoce que Dios es grande y maravilloso, y sus obras son innumerables.
El salmo termina con una petición a Dios. David le ruega a Dios que no retire ni retrase su ayuda. Esto refleja su postura de dependencia de Dios, al igual que su convicción de que el gozo y la confianza en el Señor son fundamentales para vivir una vida justa y exitosa.
Espera en el Señor con paciencia
A menudo nos enfrentamos a problemas difíciles que parecen no tener fin. En esos momentos es importante tener paciencia y confiar en Dios. En lugar de querer resolver todo rápidamente, el Salmo 40 nos recuerda la importancia de esperar pacientemente en la sabiduría de Dios.
Esperar en el Señor significa dejar que él guíe nuestra vida y aceptar lo que nos tiene preparado. Esto no significa quedarse quieto, sino tener fe y no darse por vencido. Cuando finalmente llegue la ayuda, nos daremos cuenta de que valió la pena esperar, porque Dios nos fortaleció y nos preparó para afrontar las dificultades con esperanza. De esta manera aprendemos a ser humildes y a depender solo de Dios.
Gracias a la fe, entendemos que no siempre tendremos respuestas rápidas, pero podemos confiar en que Dios es fiel. Él nos ayuda a superar los desafíos. La paciencia en Dios nos enseña que incluso en los momentos más difíciles podemos renovar nuestra esperanza en él. Confiar en Dios nos da fuerza para alcanzar victorias que antes parecían imposibles.
Por eso, afronta la vida con calma y gratitud, sabiendo que cada momento te prepara para un futuro mejor. Cree en Dios y busca crecer día tras día, incluso ante la incertidumbre. Mantente firme, espera pacientemente en el Señor, porque luego recibirás la victoria.
¿Quieres aprender a esperar con paciencia en el Señor? La paciencia en la Biblia: 42 versículos para perseverar en la espera
Otros Salmos explicados que bendecirán tu corazón: