Qué es la vida eterna (y cómo obtenerla)


La vida eterna es el regalo de Dios para todo aquel que cree en Jesús como Señor y Salvador. Aunque el cuerpo físico morirá, todo el que ha puesto su fe en el Señor Jesucristo puede tener la certeza de que su alma vivirá por toda la eternidad.

La muerte física es una de las consecuencias del pecado de Adán y Eva en el Jardín del Edén (Génesis 2:16-17). Sin embargo, el pecado y la muerte no tienen la palabra final. Es cierto que, físicamente hablando, nuestro tiempo sobre la Tierra es finito. Pero, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz, podemos ser libres del poder del pecado y vivir por la eternidad.

En Romanos 6:22-23 se nos dice que la paga del pecado es muerte, pero el regalo que Dios nos da es vida eterna en Cristo Jesús. Es interesante ver esos contrastes. Quien vive sin Dios, es esclavo del pecado y recibe un salario o una paga terrible: la muerte. ¡No hay ningún gozo al recibir esa paga!

Sin embargo, quien recibe a Jesucristo como Señor y Salvador, viene a estar libre del poder del pecado y disfrutará de un regalo sin igual: la vida eterna. Esto quiere decir que, aunque el cuerpo físico muera, gozará de vida espiritual por toda la eternidad. Ese sí es un regalo valioso que nos llena de gozo, esperanza y paz.

No solo eso: en la resurrección de los muertos, los hijos de Dios recibiremos cuerpos glorificados (1 Corintios 15:42-50). Eso quiere decir que tendremos cuerpos que no han sido contaminados por la corrupción y el pecado, cuerpos que no se enfermarán, no padecerán dolor ni morirán.

Sin embargo, la vida eterna no es algo lejano que esperamos pacientemente hasta que la podamos disfrutar en el futuro. Desde el momento en el que aceptamos al Señor Jesucristo en nuestro corazón comenzamos a disfrutar del gozo y la esperanza de la vida eterna. Juan 3:36 dice que el que cree en el Hijo de Dios tiene vida eterna. La tiene desde ya, no tiene que esperar a que se haga una realidad.

Por lo tanto, si has recibido a Jesucristo como tu Señor y Salvador, puedes estar seguro de que tienes la vida eterna.

¿Cómo obtenemos la vida eterna? ¿Qué debemos hacer?

Cada persona debe elegir, durante su tiempo en la Tierra, dónde pasará la eternidad. Para hacerlo, debe escoger si acepta o rechaza el señorío de Jesús en su vida. Aceptar que únicamente a través de Jesús obtenemos la salvación y el perdón de nuestros pecados, trae vida eterna. Rechazarlo, tendrá como consecuencia el castigo eterno.

Por lo tanto, el paso a dar es uno de arrepentimiento de los pecados, aceptando el perdón de Dios a través del sacrificio de Jesús en la cruz.

Para los que deciden aceptar a Jesús como su Señor, saber que su eternidad no será una de castigo y dolor, trae descanso y paz. Y ese es el regalo maravilloso que Dios desea dar a todos los seres humanos. Pero cada uno debe elegir si lo recibe o lo rechaza.

El deseo de Dios es que todos se salven, él no desea condenar a nadie al castigo eterno. El anhelo de su corazón es que todos acepten la vida eterna que él quiere darles y esa es la razón por la cual Jesús vino a la Tierra. La única condición es que crean en Jesús.

En el Evangelio de Juan, capítulo 3, versículos 17 y 18, leemos que «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios».

Jesús vino al mundo para salvar a la humanidad y lo hizo porque Dios no desea condenar a nadie a la muerte eterna. Dios desea que todos reconozcan a Jesús y crean en él para que puedan disfrutar de la vida eterna. Todos los que lo hagan, resucitarán en el día final y pasarán la eternidad con el Señor, disfrutando de la vida plena con él (Juan 6:40).

¡La invitación es para todos! No importa cómo haya sido tu pasado, lo que hayas hecho o dejado de hacer, Dios te ofrece hoy una nueva oportunidad si todavía no has aceptado su regalo de salvación y vida eterna. ¿Quieres aceptarlo?

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios. (Juan 3:36)

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios.
(Juan 3:36)

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