Jesús explicó el contraste entre él y los líderes religiosos de la época, a quienes comparó con ladrones y asaltantes. Jesús, el buen pastor, cuida de sus ovejas y las protege. Sus ovejas conocen su voz y lo siguen. Esta parábola nos inspira a evaluar la relación que tenemos con nuestro Señor Jesucristo.
La parábola del buen pastor
De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. 2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. 3 A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. 4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. 6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.
7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. 9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. 17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.
(Juan 10:1-18)
Explicación de la parábola del buen pastor
Jesús comienza dando una advertencia contra los que no entran por la puerta, los que llegan para robar y asaltar. Entran como pueden, a escondidas, porque sus intenciones no son buenas. Esos son los que desean pastorear y liderar para tener poder sobre otros o para obtener prestigio.
Sin embargo, el pastor de las ovejas entra por la puerta, no anda a escondidas ni tiene tramas secretas. El portero lo conoce, las ovejas lo conocen, reconocen su voz y lo siguen sin dudarlo porque confían en él.
El pastor de las ovejas va delante de ellas, protegiéndolas contra todo peligro. Las ovejas lo siguen confiadas porque saben que él las cuidará. Pero no tienen esa misma disposición para seguir al extraño. De hecho, huyen de él porque no conocen su voz ni tienen la más mínima confianza en él.
Cuando Jesús terminó de decirles eso, se dio cuenta de que sus oyentes no entendían de qué hablaba. Por eso, les dijo claramente: yo soy la puerta de las ovejas (Juan 10:7) y pasó a explicar la alegoría. Él es la única puerta que lleva a la salvación. Todo aquel que se acerca a Dios a través de Jesús, será salvo y tendrá acceso a la verdadera vida.
Jesús pasó entonces a explicar algunos contrastes importantes entre él, el buen pastor, y el ladrón, asaltante o asalariado.
Jesús | El ladrón, asaltante o asalariado |
Trae vida abundante para sus ovejas, las ama y se compadece de ellas | Busca matar, hurtar y destruir, hacer daño |
Defiende a sus ovejas, está atento a los peligros y no duda en colocarse entre las ovejas y el peligro | Cuida de sí mismo, se protege antes que a las ovejas, ya que es asalariado y no le pagan para que muera |
Da su vida por las ovejas, no teme morir por ellas con tal de mantenerlas a salvo | Permite que el lobo ataque y se lleve las ovejas. No está dispuesto a arriesgar su seguridad ni a morir por ellas |
Jesús, como buen pastor que es, conoce y ama a sus ovejas. Él dio su vida por nosotros, no se aferró a la suya, sino que mostró su amor eterno muriendo por la humanidad.
Cuando Jesús se presentó como el buen pastor, dejó claro que él era el pastor del cual se hablaba en el Antiguo Testamento (ver el Salmo 23, Génesis 49:24-25 y Ezequiel 34:11-13). En esos pasajes bíblicos, el pastor cuida tiernamente de sus ovejas, provee para ellas, las libra de los peligros y las lleva a lugares de paz y abundancia. Eso es lo que hace Jesús por cada una de sus ovejas.
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