Hemos preparado 7 pasajes bíblicos relacionados con la familia para que los estudies y compartas. Con estos pasajes podemos comprender el papel y la importancia de la familia. Fuimos creados para servir a Dios como familia. La familia es idea de Dios y cada uno de sus miembros es importante para él.
1. La familia que cree en Dios, enfrenta las dificultades unida (2 Reyes 4:1-7)
Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
(2 Reyes 4:3-4)
En este pasaje podemos ver el ejemplo bíblico de una familia que enfrenta la adversidad. Una viuda se dirigió al profeta Eliseo para explicarle su situación: las dificultades económicas llamaban a la puerta. Con la muerte de su marido, discípulo del profeta, los acreedores amenazaron con quitarle a sus hijos (2 Reyes 4:1).
Eliseo le ordenó a la viuda que recogiera vasijas por todo el barrio y luego las llenara con el poco aceite que quedaba en la casa. La mujer obedeció al profeta y sus hijos la ayudaron, recogiendo y llenando todas las vasijas. El aceite solo dejó de fluir cuando ya no había más vasijas para llenar (2 Reyes 4:6).
Una familia que se basa en las promesas de Dios no está inmune a las tribulaciones. La diferencia está en cómo se afrontan estas dificultades. Incluso con la pérdida de su marido, esta viuda no se dio por vencida y acudió al profeta del Señor. Sus hijos también creyeron en la palabra del profeta, obedeciendo las órdenes de su madre. Con este milagro, pudieron pagar sus deudas y comenzar de nuevo (2 Reyes 4:7).
2. Cree en el Señor Jesús y tu casa será salva (Hechos 16:30-32)
Sacándolos afuera, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa.
Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
(Hechos 16:30-32)
¡El plan de salvación incluye a tu familia! A través del testimonio de Pablo y Silas, el carcelero tuvo una gran experiencia con Dios. Un hombre desesperado, que pensaba que había perdido a las personas puestas bajo su custodia, quería salvarse. Pablo no solo le enseñó cómo podía ser salvo, sino que profetizó que a través de él, su familia también sería salva.
Dios no quiere bendecirnos a nosotros únicamente, también quiere llegar a todo nuestro hogar y alcanzar a nuestros familiares. Para que Dios actúe, debemos abrir nuestro hogar para que Dios reine. Cuando oramos por los miembros de nuestra familia y hablamos de Cristo, le permitimos entrar a nuestro hogar. Tu fe llevará a muchos a aceptar a Cristo: ¡empieza por tu familia!
3. Los hijos, ¡herencia del Señor! (Salmo 127:3-5)
He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos.
(Salmo 127:3-5a)
No hay nada más precioso para los padres que sus hijos. ¡Los niños son una bendición de Dios! Cuantos más hijos, más momentos de alegría y prosperidad. Dios nos entiende y sabe lo precioso que es un hijo. Él nos dio a su único Hijo para nuestra salvación.
El salmista compara a los niños con flechas. Las flechas se sueltan, pero su dirección es responsabilidad de quien las lanza. ¡Padres, instruid a vuestros hijos en el camino de la verdad, apuntad vuestras flechas al blanco que es Cristo! Una vez instruidos, es decir, lanzados, difícilmente se desviarán del rumbo (Proverbios 22:6).
4. Josué: su familia e Israel eligieron servir al Señor (Josué 24:1-28)
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
(Josué 24:15)
Josué, cuando renovó su alianza en Siquem, tomó una decisión muy clara: él y su familia servirían solo a Dios. En aquel tiempo el pueblo de Israel comenzaba a adorar a otros dioses, lo cual desagradaba a Dios. El ejemplo de Josué llevó al pueblo de regreso al Señor. ¡No hay familia más feliz que la que sirve a Dios!
Una familia que sirve a Jesús y le obedece conduce a otras personas al camino de la Verdad. Hagan esta elección en familia, busquen a Dios. Ejerce tu liderazgo, sé ejemplo para tus hijos y coloca a tu familia ante Dios. No es una tarea fácil, pero todo esfuerzo se ve recompensado cuando vemos a nuestros seres queridos alabando a Dios.
5. Somos parte de la familia de Dios (Marcos 3:31-35)
Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
(Marcos 3:33-35)
Este texto bíblico nos revela cuánto Jesús valora a quienes siguen su Palabra. En este pasaje, Jesús no quiso menospreciar a su familia, pero quiso dejarnos una gran enseñanza: si Dios es nuestro Padre y si somos hijos de Dios, nuestros verdaderos hermanos son aquellos que hacen la voluntad del Padre.
Incluso si no tenemos parientes consanguíneos, cuando aceptamos a Cristo, llegamos a ser parte de la familia de Dios. Quien acepta a Jesucristo nunca estará solo. ¡Incluso con parientes alrededor, quien acepta a Cristo tiene una familia numerosa y hermanos repartidos por todo el mundo!
6. ¡Multiplíquense! (Génesis 1:26-28)
Dios los bendijo y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra; sojúzguenla y tengan dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra”.
(Génesis 1:28)
La familia es el resultado de las matemáticas de Dios: dos se unen y se vuelven uno. De esta unión nacen hijos, nietos y, por tanto, una familia numerosa. La familia es el signo del favor de Dios sobre todos nosotros. Como está escrito en el libro de Génesis, la familia es algo que agrada a los ojos de Dios: él vio que era bueno.
La familia es el proyecto de Dios, fue su idea. De esta manera nuestra descendencia continúa generación tras generación. Ya sea que tu familia sea grande o pequeña, sencilla o acomodada, ¡Dios te ha colocado en la familia correcta! Valora a tu familia, invierte en ella.
7. Los hijos y los nietos son bendición de Dios (Proverbios 17:6)
Corona de los viejos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres.
(Proverbios 17:6)
¡Tener una familia grande y verla crecer es un regalo de Dios! Abraham fue bendecido con una familia numerosa porque creía que sus descendientes se esparcirían por toda la tierra. La edad nos trae sabiduría. Poder acompañar a hijos, nietos y hasta bisnietos es una gran bendición de Dios.
La edad avanzada es un privilegio. Es Dios quien concede todos los días de nuestra vida. Los abuelos son muy importantes en una estructura familiar. Deben ser un referente maduro, aconsejando sabiamente a sus hijos y nietos y orando siempre por su familia. El buen testimonio de los abuelos y la oración llevan a toda la familia a Dios. ¡Produce semillas y árboles que den buenos frutos!
Fortalece tu familia y acércala a Dios: