En Isaías 41:10 encontramos un versículo muy conocido que nos gusta citar en momentos en los que necesitamos ánimo o fortaleza. El versículo dice así:
¡Qué palabras más reconfortantes! Pensar que contamos con la compañía y la ayuda de Dios en nuestros momentos más difíciles sí que hace la diferencia. ¡Cuánto ánimo y cuánta paz!
¿Quién no ha sentido temor en algún momento? Son muchas las situaciones que nos intimidan un poco y nos hacen sentir inseguros. Pero cuando recordamos que nuestro Padre está con nosotros sosteniéndonos, nuestra actitud cambia. Saber que contamos con su ayuda y su compañía nos da valor y fuerzas para enfrentar los retos que nos presenta la vida.
Sin embargo, este versículo fue escrito por el profeta Isaías en medio de una situación específica que enfrentaba el pueblo de Judá. Veamos un poco del contexto para saber de qué se trataba.
No temas, porque yo estoy contigo. No tengas miedo, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia.
(Isaías 41:10, versión Reina Valera Actualizada 2015)
Breve contexto histórico
El libro de Isaías se divide en dos partes principales. Los primeros capítulos (del 1 al 39), se centran mayormente en advertir sobre el juicio de Dios que vendría sobre Judá y Jerusalén como consecuencia de su rebeldía y pecado (Isaías 1:1-4). Los capítulos 40 al 66, enfatizan el consuelo que ellos recibirían de parte de Dios. El capítulo 40 comienza precisamente con las siguientes palabras:
«¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!
—dice su Dios—.»
(Isaías 40:1).
La palabra consoladora de Dios para su pueblo, sección en la que encontramos el capítulo 41, era una palabra profética de liberación. El pueblo no permanecería en cautiverio para siempre. En su momento, Dios los iba a liberar del dominio babilónico. Podían vivir con esa certeza y esperanza.
Debemos tener en cuenta que, ya que era una profecía, eso acontecería mucho tiempo después. Pasarían muchos años antes de que ellos pudieran ver su cumplimiento. Sin embargo, el pueblo ya tenía la profecía y podía aferrarse confiadamente a ella. Ellos podrían renovar sus fuerzas al recordar esa palabra de consuelo en los momentos más difíciles, seguros de que su cautividad llegaría a su fin.
Los principales temas de Isaías 41
Podríamos decir que en el capítulo 41 de Isaías se expresan tres temas importantes. Los primeros versículos hablan sobre el poder y la eternidad de Dios y su cuidado para con su pueblo. Luego, del versículo 8 al 20, encontramos palabras de ánimo de parte de Dios para con ellos. Del versículo 21 en adelante, Isaías habla sobre lo incongruente que es adorar ídolos u otros dioses.
Es dentro de la segunda sección con palabras de ánimo que encontramos el versículo 10. Dios dio el mandato a su pueblo de no temer: «No temas». ¿Cómo no temer viviendo cautivos y en medio de tanta idolatría? ¡Fácil! Dios les aseguró que estaría con ellos, no los dejaría solos. Si el pueblo se concentraba en la presencia del Dios todopoderoso, a su lado no tendría nada que temer. En el versículo 4 Dios les recordó su poder y el hecho de que, contrario a los dioses falsos, él nunca cambia. Él ha sido, es y será igual de poderoso por toda la eternidad. ¡Podían estar seguros de eso!
¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el Señor, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin.
(Isaías 41:4)
Saber que Dios no cambia nos da paz y seguridad. Y esa paz que viene de Dios nos libera del temor. Conocer lo que Dios hizo en el pasado nos llena de esperanza sobre el futuro. Él nos protegió, nos ayudó, nos guio y lo volverá a hacer. ¡Esa es la confianza de su pueblo!
También vemos claramente en los versículos 17-20, el gran amor, la compasión y el cuidado de Dios por su pueblo y por los pobres y necesitados.
Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré. Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales. Plantaré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos, para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.
(Isaías 41:17-20)
El Señor responde de forma milagrosa al clamor de ellos. La provisión de agua en el desierto y el hecho de que broten árboles en tierras áridas son muestras del gran poder de Dios. ¡Nada es imposible para él! Dios escucha las oraciones de los necesitados y actúa aún en medio de las situaciones más tensas y difíciles. Lo hace por amor y también lo hace para extender su nombre por toda la tierra. Dios es glorificado y su poder queda evidente ante todos.
Así que el Dios poderoso que puede hacer que en un desierto haya suficiente agua y fruto, es el Dios que nos extiende su mano. Él nos ofrece la diestra de su justicia para que nos sostengamos. Aferrándonos a lo que conocemos sobre él gracias a su Palabra y a lo que él ha hecho en nuestras vidas, podemos vivir en confianza y sin temor. ¡Nuestra fortaleza y nuestra seguridad están en él!
Otros 10 versículos "No temas"
Isaías 41:12-13
Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran. Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”.
(Isaías 41:12-13)
Génesis 15:1
Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa».
(Génesis 15:1)
Josué 1:9
¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
(Josué 1:9, Reina Valera Actualizada- RVA 2015)
Josué 8:1
El SEÑOR dijo a Josué: No temas ni desmayes. Toma contigo a toda la gente de guerra, levántate y sube contra Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra.
(Josué 8:1, Reina Valera Actualizada- RVA 2015)
2 Crónicas 32:7-8
Esfuércense y sean valientes; no teman ni desmayen ante el rey de Asiria ni ante toda la multitud que viene con él; porque más poderoso es el que está con nosotros que el que está con él. Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está el SEÑOR, nuestro Dios, para ayudarnos y para llevar a cabo nuestras batallas.
(2 Crónicas 32:7-8, Reina Valera Actualizada- RVA 2015)
Deuteronomio 31:6
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.
(Deuteronomio 31:6)
Deuteronomio 31:8
El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
(Deuteronomio 31:8)
Mateo 10:29-31
¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; y él les tiene contados a ustedes aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
(Mateo 10:29-31)
Salmo 27:1-3
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?
Cuando los malvados avanzan contra mí para devorar mis carnes,
cuando mis enemigos y adversarios me atacan, son ellos los que tropiezan y caen.
Aun cuando un ejército me asedie, no temerá mi corazón;
aun cuando una guerra estalle contra mí, yo mantendré la confianza.
(Salmo 27:1-3)
Isaías 35: 3-4
Fortalezcan las manos débiles, afirmen las rodillas temblorosas; digan a los de corazón temeroso: «Sean fuertes, no tengan miedo. Su Dios vendrá, vendrá con venganza; con retribución divina vendrá a salvarlos».
(Isaías 35:3-4)
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