Hay momentos en los que necesitamos tomar una decisión importante o dar un paso de fe y leemos el versículo de Josué 1:9 en busca de ánimo y fortaleza.
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.
(Josué 1:9)
Ahí encontramos la promesa de que Dios acompañaría a Josué dondequiera que fuera, y nos gusta reclamar esa promesa como nuestra. La historia detrás del versículo manifiesta la fidelidad y bondad de Dios hacia Josué y hacia su pueblo. Ahora bien, ¿quién fue Josué y bajo qué circunstancias recibió esa promesa?
Dios escoge algunas personas desde jóvenes para realizar un trabajo en específico y Josué es un ejemplo. Él nació en Egipto bajo la esclavitud y opresión del Faraón. En Éxodo 17 se le menciona por primera vez cuando Moisés lo designó como líder de un grupo que iría a combatir a los amalecitas en Refidín. Esa es la primera de varias victorias que Josué experimentaría durante su vida. Josué no lo sabía aun, pero un día él sería el sucesor de Moisés dirigiendo al pueblo.
En su juventud, Josué fue asistente de Moisés; hacía guardia frente a la Tienda de reunión, donde Dios hablaba cara a cara con Moisés y le daba instrucciones para el pueblo. Josué tomaba muy en serio su trabajo y se destacaba por su dedicación.
Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión.
(Éxodo 33:11)
El verdadero nombre de Josué era Oseas, pero Moisés se lo cambió por Josué, que significa "Jehová es salvación". Él fue uno de los doce espías que Moisés envió a explorar Canaán, la tierra que Dios había prometido dar a los israelitas. Caleb y Josué fueron los únicos en dar un informe positivo y lleno de fe, animando al pueblo a obedecer a Dios y a ir a conquistar la tierra de Canaán. Gracias a su confianza en las promesas de Dios se les permitió entrar a la Tierra prometida (Números 14:30).
Sucesor de Moisés
Cuando Dios avisó a Moisés que se acercaba su muerte, Moisés pidió un nuevo líder para el pueblo (Números 27:17). Dios nombró a Josué porque era un hombre de gran espíritu, o dicho en otras palabras, era un hombre en quien moraba el Espíritu de Dios (Números 27:18). Moisés lo comisionó como su sucesor antes de morir y el pueblo reconoció de inmediato que su liderazgo provenía de Dios.
Entonces Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés puso sus manos sobre él. Los israelitas, por su parte, obedecieron a Josué e hicieron lo que el Señor le había ordenado a Moisés.
(Deuteronomio 34:9)
Promesas y cómo las recibiría
En Josué 1:1-9 Dios le habla directamente a Josué. Le dice que aunque Moisés había muerto, su plan para el pueblo continuaba vigente y se cumpliría bajo el liderato de Josué. ¡Entrarían en la Tierra prometida! ¡Dios les daría todo lugar que pisaran sus pies! En estos versículos Dios también confirma su llamado a Josué y le hace unas promesas. Veamos estas promesas y cómo las obtendría.
1. Victoria
Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.
(Josué 1:5)
Nadie sería capaz de enfrentarse y vencer a Josué porque Dios estaría con él de la misma forma en que había estado durante la vida y el liderazgo de Moisés. No triunfaría por sus propias fuerzas; el poder de Dios y su presencia le llevarían a la victoria. Solo necesitaba confiar sin importar cuán grande o poderoso pareciera el enemigo. ¡Él sabía que Dios es más grande y poderoso que cualquier enemigo!
2. La herencia
Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados.
(Josué 1:6)
Dios cumpliría la promesa que había hecho a Abraham y a los antepasados de ellos: heredarían la tierra de Canaán. Sus ojos y su fe no debían estar puestos en la fuerza física que podían o no tener Josué, el pueblo o sus enemigos. Sus ojos debían estar fijos en Dios y en la fuerza que él les concedería hasta ver el cumplimiento de la promesa.
3. Éxito
Solo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella para nada; solo así tendrás éxito dondequiera que vayas.
(Josué 1:7)
El éxito llegaría y estaba asegurado, pero requeriría obediencia. Bajo Moisés, y a través de su historia como pueblo de Dios, habían aprendido la importancia de obedecer la ley. Las bendiciones y las victorias llegan a medida que expresamos nuestra confianza en Dios obedeciendo sus mandatos.
4. Prosperidad
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.
(Josué 1:8)
Josué vería la prosperidad y el éxito, ganaría batallas y conquistaría la tierra de Canaán junto al pueblo. La estrategia para lograrlo no era conseguir mejores armas o entrenarles mejor como soldados. Como líder, necesitaba tener la palabra de Dios en su boca y en su corazón. Debía recitarla de día y de noche, meditar en ella, hablar de ella y cumplir todas las instrucciones que estaban allí escritas. Así prosperaría y obtendría el éxito.
5. Su compañía
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.
(Josué 1:9)
La orden de ser valiente y de no tener miedo venía con la mejor promesa que podía recibir: contaría con la compañía de Dios. No estaría solo, Dios estaría con Josué en dondequiera que él fuera. Gracias a esa presencia de Dios triunfaría sobre el temor y se mantendría firme, confiado en la victoria que ya era suya.
La frase sé fuerte y valiente
¿Por qué se repiten tanto las frases de ánimo hacia Josué? Vemos que cuando Dios le dijo a Moisés en Deuteronomio 1:38 que Josué sería su sucesor y que guiaría al pueblo hasta Canaán, también le dijo que Josué necesitaba ser animado.
Quien sí entrará es tu asistente, Josué hijo de Nun. Infúndele ánimo, pues él hará que Israel posea la tierra.
(Deuteronomio 1:38)
Vemos esto nuevamente en Deuteronomio 31:7 y 8 cuando Moisés lo comisiona como su sucesor, y luego en el versículo 23 del mismo capítulo cuando Dios le dice a Josué:
Esfuérzate y sé valiente, porque tú conducirás a los israelitas al territorio que juré darles, y yo mismo estaré contigo.
(Deuteronomio 31:23)
No sabemos con certeza por qué Josué necesitaba esas frases de ánimo. ¿Se comparaba con Moisés y pensaba que no daba la talla? ¿Veía que los obstáculos a enfrentar como líder eran demasiado grandes? No lo sabemos. Pero sí sabemos que él lo hizo: fue muy valiente y se esforzó en su labor. Él confió en Dios de todo corazón, obedeció los mandatos de la ley y logró disfrutar de la compañía y bendición de Dios hasta entrar con el pueblo a la Tierra prometida y durante el resto de su vida.
De la misma forma, nosotros podemos estar seguros de que recibiremos las promesas que Dios nos ha dado. Cuando obedecemos a Dios y vivimos de una forma que le glorifica, vemos cómo él cumple sus promesas y disfrutamos de sus bendiciones. Al igual que Josué, ganaremos las batallas que nos presente la vida tomados de la mano de nuestro Dios. Él siempre cumple sus promesas, y junto a él podemos tener ánimo y ser valientes.
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