Filipenses 2:5-11
La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.