El Espíritu Santo es Dios. Es la tercera persona de la Trinidad, que está compuesta por Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Mora en el creyente y lo capacita para hacer en este mundo la obra que el Padre le ha encomendado. En el libro de Efesios leemos que el Espíritu Santo es el sello que identifica a los hijos de Dios y la garantía de que recibirán la herencia de la vida eterna.
Por lo tanto, el Espíritu Santo está en cada uno de los que han recibido a Jesús como Señor y Salvador. Los prepara para ser testigos del Padre por todo el mundo y les confirma que son de Dios. El Espíritu Santo ayuda al creyente a andar siempre en su voluntad. También le infunde esperanza, al darle la certeza de que estará con el Señor por toda la eternidad.
Hay personas que piensan que el Espíritu Santo es solo una energía positiva, pero en realidad es mucho más que eso. El Espíritu Santo es Dios mismo, es su poder en acción. Cuando el Espíritu Santo se mueve, todo cambia. Su presencia transforma personas y situaciones.
El Espíritu Santo: quién es según la Biblia
1. Es una persona
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad. Siendo una persona divina, habla, oye, enseña, ama, ve, intercede, convence, guía, ayuda, etc. Además de estas características personales, la Biblia dice que el Espíritu Santo:
- Habla: "Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si oyen hoy su voz" (Hebreos 3:7).
- Se puede entristecer: "Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios en quien fueron sellados para el día de la redención." (Efesios 4:30, Isaías 63:10).
- Tiene voluntad e interés: "Cuando llegaron a la frontera de Misia, procuraban entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió." (Hechos 16:7).
2. Es divino
Esto significa que el Espíritu Santo es Dios, tal como lo son Dios Padre y Dios Hijo, y tiene la misma esencia. Él es eterno, omnisciente, omnipotente, omnipresente, etc. No hay distinción entre los atributos de ellos, solo difieren en la forma en que se relacionan entre ellos y con la creación. En la Biblia, el Espíritu Santo es:
- Dios: Lo que sucedió con Ananías y Safira proporciona evidencia clara de la divinidad del Espíritu Santo. Ellos mintieron al Espíritu Santo en su corazón, y por consiguiente, mintieron a Dios (Hechos 5:3-4).
- Creador junto a Dios Padre: Estuvo y obró durante la creación del mundo (Génesis 1:1-2).
- Intercesor de sus hijos: El Espíritu Santo intercede con gemidos indecibles, para que todos los creyentes vivan conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27).
3. Es soberano y es más que una fuerza o poder
El Espíritu Santo no es solo una fuerza o expresión del poder de Dios, sino que es un ser divino. Es una persona poderosa y soberana que actúa en conformidad con el Padre y el Hijo, operando, completando, llenando y dando vida a los que reciben la nueva vida en Cristo.
- Inspiró la escritura de la Biblia (2 Pedro 1:20-21) y nos ayuda a entenderla (Juan 16:13).
- Testifica acerca de Jesucristo (Juan 15:26).
- Ama y actúa como vínculo de amor (Romanos 5:5, 15:30, 1 Juan 4:13).
El Espíritu Santo también es un don, un regalo que nos han dado el Padre y el Hijo. Él es la presencia de Dios entre su pueblo. El Espíritu Santo une a los cristianos con Dios y con los demás hermanos. El mismo Espíritu que une a Dios Padre y Dios Hijo haciéndolos uno, también une a los cristianos haciéndolos un solo pueblo, una sola Iglesia.
¿Cómo ayuda el Espíritu Santo a los creyentes, cuáles son sus funciones?
- Nos consuela y nos enseña: Son muchos los problemas y dificultades que enfrentamos en la vida, pero el Espíritu Santo nos fortalece. Nos orienta para que logremos perseverar y actuar conforme a la voluntad de Dios. También nos confirma que somos hijos de Dios, dándonos una nueva identidad, firme y eterna.
- Trae convicción de pecado y pone el deseo de ver verdadera justicia. Hay muchas personas conscientes de las necesidades e injusticias que existen en el mundo. Saben que algo falla. Al buscar genuinamente a Dios, el Espíritu Santo les ayuda a entender que Dios puede transformar sus vidas y su entorno. Con él, ellos pueden llegar a ser parte de la solución.
- Guía a los hijos de Dios en la verdad. El diablo es el padre de la mentira, pero Jesús es la verdad. Su mensaje nos libera de las ataduras del pecado y de las mentiras del diablo. Andando en la verdad del Señor, nuestra vida adquiere un propósito más claro. Unidos a él, construimos un mundo mejor.
- Testifica sobre lo que Dios hace. ¡Son muchas las obras de Dios a nuestro favor! Debemos hablar de ellas, pero a veces no sabemos cómo empezar. Por eso, el Espíritu Santo nos capacita para que llevemos su mensaje con valor dondequiera que estemos.
- Con sus dones, nos capacita para contribuir al crecimiento de la iglesia. Cada hijo de Dios tiene, por lo menos, un don y debe usarlo para bendecir a la iglesia. Esos dones nos dan un propósito. Con ellos logramos impactar a la sociedad en la que vivimos, contribuyendo al crecimiento del pueblo de Dios. Dejemos que el Espíritu Santo nos guíe para que podamos vivir dentro del propósito de Dios.
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