Las palabras que pronunciamos tienen un gran impacto en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean. La Biblia nos enseña que nuestras palabras pueden dar vida o traer muerte, pueden bendecir o maldecir, pueden sanar o destruir.
Por eso, debemos aprender a usarlas con sabiduría, entendiendo que cada palabra que sale de nuestra boca tiene consecuencias.
En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.
(Proverbios 18:21)
1. Tus palabras reflejan quién eres
Lo que decimos es un reflejo de lo que hay en nuestro corazón. Nuestras palabras muestran nuestra verdadera esencia. Si estamos llenos de amor, hablaremos con amor. Si estamos llenos de resentimiento, nuestras palabras serán duras.
Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
(Mateo 12:34b)
Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.
(Mateo 15:18)
Si queremos que nuestras palabras sean una bendición, debemos empezar por cuidar lo que hay en nuestro interior.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
(Proverbios 4:23)
2. Tus palabras pueden traer bendición o maldición
Nuestra boca puede ser una fuente de bendición o una herramienta de destrucción. Podemos usar nuestras palabras para alentar, fortalecer y traer paz, o podemos usarlas para herir, dividir y causar daño.
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debería ser así.
(Santiago 3:9-10)
Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.
(Proverbios 10:11)
Es importante que seamos conscientes de cómo hablamos, asegurándonos de que nuestras palabras reflejen amor y verdad.
3. Tus palabras pueden destruir o sanar
Las palabras no solo afectan el ánimo de una persona, sino que pueden dejar heridas profundas o traer sanidad emocional y espiritual.
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina.
(Proverbios 12:18)
La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo alegra.
(Proverbios 12:25)
La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.
(Proverbios 15:1)
4. Nuestras palabras traen consecuencias
Cada palabra que decimos tiene un impacto. Podemos ser justificados o condenados por lo que hablamos.
Pero yo les digo que, en el día del juicio, todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
(Mateo 12:36-37)
Esto nos recuerda que debemos hablar con responsabilidad y pensar antes de decir algo que pueda causar daño.
¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.
(Salmo 34:12-13)
5. La sabiduría de hablar correctamente
Dios nos llama a usar nuestras palabras con sabiduría. En lugar de hablar sin pensar, debemos buscar la dirección de Dios para que nuestras palabras sean llenas de gracia y verdad.
Porque el Señor da la sabiduría; de sus labios brotan conocimiento e inteligencia.
(Proverbios 2:6)
"No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
(Mateo 4:4b)
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
(Salmo 119:105)
Si buscamos la guía de Dios, nuestras palabras serán de bendición, sanidad y verdad.
Decide hablar vida
Nuestras palabras no son solo sonidos al aire. Tienen poder para bendecir o maldecir, edificar o destruir, sanar o herir.
La Biblia, la Palabra de Dios, es vida y, aunque todo lo demás termina, la Palabra de Dios es eterna. Si quieres hablar vida, memoriza y habla la Palabra de Dios. Lleva bendición a todos los que te rodean.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
(Marcos 13:31)
Decide hoy hablar vida, amor y verdad en cada palabra que pronuncies.
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