El alma y el espíritu forman nuestro ser interior. Podemos decir que el alma contiene nuestra personalidad, nuestras emociones y nuestros pensamientos. El espíritu es la parte con la que nos relacionamos con Dios y le respondemos a él.
En el alma están nuestra capacidad de tomar decisiones y todo lo que forma nuestro carácter. Con el espíritu nos conectamos con Dios y nos dejamos guiar por él. Por lo tanto, mientras más se conecta y se acerca nuestro espíritu a Dios, más se transforma nuestra alma reflejando el carácter de Cristo.
Concepto | Alma | Espíritu |
---|---|---|
Definición | Inmortal y eterna. En ella están la mente, la capacidad de tomar decisiones, el libre albedrío, las emociones, la memoria y la personalidad. | Inmortal y eterno, se comunica con Dios y recibe la gracia divina. La conciencia moral y la intuición están ahí. Es el principio vital que anima al cuerpo, nuestro ser interior que se relaciona con lo espiritual. Hace posible la conexión y la unidad con Dios. Es con el espíritu que tenemos comunión con Dios. |
Origen | Es creada por Dios en el momento de la concepción. | Dado por Dios en el momento de la concepción. Conecta con Dios en el momento de la conversión. |
Naturaleza | Espiritual y eterna. Influye en nuestro comportamiento, en nuestras actitudes y en la forma en la que respondemos a las personas o situaciones. | Espiritual y eterna. El espíritu del cristiano es renovado y purificado por el Espíritu Santo. El espíritu que rechaza a Dios vive expuesto a las influencias del maligno. |
Destino | Separada del cuerpo durante la muerte física. Los que pusieron su fe en Jesucristo recibirán la vida eterna, mientras que los que no lo hayan hecho pasarán al castigo eterno. | Igual que el alma. |
Redención | Redimida a través de la fe puesta en Jesús y en su sacrificio en la cruz. | Es renovado y vivificado por el Espíritu Santo tan pronto la persona abre su corazón a Dios, recibiendo la salvación por medio de Jesús. |
Podemos decir que las experiencias espirituales moldean el alma. Cuando permitimos que el Espíritu Santo se mueva en nuestro espíritu acercándonos a Dios, nuestras emociones y pensamientos lo reflejan. Pasan a estar bajo el dominio del Señor. Poco a poco, el alma se alineará con esa relación personal que el espíritu tiene con Dios. Eso se notará en las decisiones tomadas y en el comportamiento.
De la misma manera, el alma de las personas que endurecen su corazón frente a Dios refleja esa elección espiritual. Su personalidad, sus emociones y sus pensamientos reaccionarán conforme a esa elección de no tener una relación personal de amistad con Dios. Esa elección se notará en su diario vivir.
El alma y el espíritu en la Biblia
En la Biblia, el alma y el espíritu están muy ligados. De hecho, algunas traducciones usan los términos corazón, espíritu o vida al referirse al alma. Esto es así, porque la palabra hebrea para alma, nepesh, no tiene una traducción literal perfecta en el idioma español.
Si fuéramos a adjudicar rangos, el espíritu está a un nivel más elevado que el alma. Esto se debe a que el espíritu es el propio aliento de vida dado por Dios, mientras que el alma se va moldeando según las experiencias vividas. Con el espíritu nos acercamos a Dios y nos comunicamos con él, y esa relación se refleja en nuestra alma.
Alimentar nuestro espíritu con la Palabra de Dios influirá sobre todo nuestro ser.
Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón.
(Hebreos 4:12)
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Tesalonicenses 5:23)
Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
(Génesis 2:7)
Entonces el polvo volverá a la tierra, de donde fue tomado, y el espíritu volverá a Dios, que lo dio.
(Eclesiastés 12:7)
El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
(Romanos 8:16)
A ti, Señor, elevo mi alma.
(Salmo 25:1)
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
(Mateo 10:28)
Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.
(Deuteronomio 4:29)
Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los espíritus.
(Proverbios 16:2)
Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
(Lucas 8:55)
Pues, como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
(Santiago 2:26)
Entonces María dijo: Mi alma glorifica al Señor,
y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
(Lucas 1:46-47)
Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
(Lucas 12:20)
Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones.
(Romanos 1:9)
¡Fortalece hoy tu alma y tu espíritu!