La crucifixión y muerte de Jesús (explicadas)


A Jesús lo crucificaron y mataron alrededor del año 33 d.C., después de ser traicionado por Judas Iscariote y entregado a los principales sacerdotes. Acusado de blasfemia, fue llevado ante el gobernador romano Poncio Pilato, quien, presionado por la multitud, ordenó su crucifixión. Antes de ser clavado en la cruz, Jesús sufrió brutales torturas, fue golpeado, azotado y burlado con una corona de espinas.

Luego, lo condujeron al Gólgota, o Lugar de la Calavera, donde fue crucificado entre dos criminales. Jesús permaneció en la cruz durante seis horas, soportando intensos dolores, burlas y extrema deshidratación. Aun así, demostró amor y perdón, intercediendo por sus torturadores y concediendo la salvación a uno de los ladrones crucificados a su lado.

En el momento de su muerte, ocurrieron fuertes señales sobrenaturales: hubo un gran terremoto, el velo del templo se rasgó, la tierra se oscureció y muchos muertos resucitaron.

En medio de esta escena tan impresionante, todos se dieron cuenta de que Jesús no era un ser humano común y corriente. El centurión romano que supervisó la ejecución reconoció que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios. Él era Dios encarnado, enviado para salvar y redimir a la humanidad. Su muerte fue parte de ese propósito divino.

¡Pero ese no fue el final de la historia! Tres días después, Jesús resucitó, venciendo la muerte y garantizando la vida eterna a todos los que creen en él.

El sufrimiento de Jesús antes de ir a la cruz

La noche antes de su crucifixión, Jesús fue arrestado e interrogado por el sumo sacerdote Caifás, quien lo acusó de blasfemia. Los líderes religiosos decidieron entregarlo a Pilato, el gobernador romano, buscando la sentencia de pena de muerte.

Pilato, al interrogar a Jesús, no encontró en él ningún delito. Pero presionado por el pueblo y los sacerdotes, cedió y ordenó que Jesús fuera azotado y crucificado.


Jesús sufrió grandes humillaciones antes de ser crucificado. Él fue:

  • Cruelmente azotado por soldados romanos
  • Ridiculizado con una corona de espinas y un manto púrpura
  • Escupido, golpeado y burlado públicamente

Después de esta intensa tortura, fue obligado a llevar su cruz hasta el Gólgota, para enfrentar su ejecución.

Las 6 horas de Jesús en la cruz

1. La crucifixión (9 de la mañana)

La Biblia nos dice la hora en la que crucificaron a Jesús: las 9:00 de la mañana o la hora tercera. Después de una noche de torturas y maltratos, el cuerpo de Jesús estaba bastante resentido. Ya tenía pocas fuerzas físicas, pero todavía tendría que enfrentar la prueba más dura: su crucifixión.

Para los soldados encargados de la crucifixión era simplemente un día más de trabajo. Ellos decidieron repartir la ropa de Jesús entre ellos. Primero, tomaron el manto y lo dividieron en 4 pedazos, uno para cada uno. Sin embargo, la túnica de Jesús era de una sola costura y no querían romperla. Por esto, echaron suertes. Este fue el cumplimiento de la profecía dada en el Salmo 22:18.

La multitud y los líderes religiosos se burlaban de él, desafiándolo a descender de la cruz si realmente era el Hijo de Dios.

Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
(Lucas 23:33-34)

Aun en medio de tanto sufrimiento, Jesús eligió perdonar a los que lo crucificaron.

2. Jesús y los dos ladrones

Jesús fue crucificado junto a dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Uno de ellos se burló de Jesús, pero el otro reconoció su inocencia y le dijo a Jesús:

Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
(Lucas 23:42)

En ese mismo momento, Jesús le garantizó la salvación:

Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
(Lucas 23:43)

3. Tinieblas sobre la tierra (12 del mediodía)

Sucedieron cosas maravillosas e inexplicables durante las horas que Jesús estuvo sobre la cruz. Una de ellas fue que hubo un tiempo de oscuridad, alrededor de tres horas de oscuridad sobre la tierra.

Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde hubo tinieblas sobre toda la tierra. El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.
(Lucas 23:44-45)

4. El clamor final de Jesús (3 de la tarde)

Sobre las 3:00 de la tarde (o la hora novena) Jesús levantó su voz en un fuerte grito y clamó al Padre con todo su ser.

Elí, Elí, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.
(Mateo 27:46)

Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
(Lucas 23:46)

Con ese grito él entregó su espíritu al Padre y murió.

El Evangelio de Juan explica que Jesús sabía que su misión en la tierra estaba completa. Su obra estaba llegando a su fin y con sus últimas palabras dejó claro que todo había sucedido según la voluntad del Padre.

Las señales sobrenaturales durante la muerte de Jesús

En el momento en que Jesús murió, ocurrieron acontecimientos sobrenaturales asombrosos:

  • El velo del templo se rasgó en dos, indicando el acceso directo a Dios (Mateo 27:51)
  • Un gran terremoto sacudió la tierra y partió las rocas (Mateo 27:51-54)
  • Se abrieron los sepulcros y muchos muertos resucitaron (Mateo 27:52-53)
  • El centurión romano reconoció que Jesús era el Hijo de Dios (Marcos 15:39)

El significado de la muerte de Jesús para nosotros

La muerte de Jesús no fue un accidente, sino el plan divino para la redención de la humanidad.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
(Juan 3:16)

El sacrificio de Jesús nos garantiza:

  • El perdón de los pecados
  • La reconciliación con Dios
  • Acceso directo al Padre
  • La promesa de la vida eterna

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
(Hebreos 10:10)

Podemos leer la historia de la crucifixión y muerte de Jesús en Mateo 27:32-56, Marcos 15:25-41, Lucas 23:33-49 y Juan 19:18-37.

¡Jesús resucitó!

Pero Jesús no se quedó muerto. Tal como había sido profetizado (Salmo 16:10; Mateo 16:21) ¡Jesús resucitó! La muerte no pudo retenerlo, no acabó con él. Y es gracias a la victoria de Jesús sobre la muerte que nosotros, los que creemos en él, también gozaremos de la vida eterna con él.

Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.
(1 Corintios 15:20-22a)