La historia de David (el rey de Israel más conocido)


Equipo de Bibliaon
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David fue el rey más conocido de la Biblia. Fue el segundo rey del período monárquico de Israel. Reinó en el período de 1055 a 1015 a.C. Su reinado estuvo marcado por guerras y persecuciones, pero también por grandes victorias y por la organización de los servicios de adoración al Señor. Encontramos su historia en la Biblia, en los libros 1 y 2 Samuel.

En su infancia, David era un muchacho rubio, de buena apariencia que ayudaba en las tareas del hogar. David apacentaba las ovejas de su padre. Aunque pareciera una tarea simple, David tomaba ese trabajo muy en serio. Con valentía, defendió su rebaño de terribles depredadores como osos y leones. Y aun cuando tenía que salir, dejaba las ovejas bajo el cuidado de un guardián.

Posteriormente, dejó registrada en una de sus poesías más conocidas, el Salmo 23, la bellísima comparación de Dios como el pastor supremo de su pueblo.

Además de poeta y compositor, David también era un músico brillante. Siendo aún joven, el rey Saúl invitó a David a servirle como instrumentista. Saúl fue el primer rey de Israel, pero Dios lo rechazó debido a su constante desobediencia y terquedad. Así, el Espíritu del Señor se apartó de él y era atormentado constantemente por un espíritu maligno.

Saúl ordenó que buscaran a David para que tocara el arpa ante él, de modo que sintiera alivio y se librara de aquella aflicción. David así lo hacía y tanto agradaba al rey Saúl, que este pidió a Isaí, el padre de David, que lo dejara ir a servirlo como su escudero y músico real.

Después de que Dios rechazó a Saúl como rey, envió al profeta Samuel para ungir a uno de los hijos de Isaí (1 Samuel 16).

Aunque era joven, David fue ungido por el profeta Samuel como rey de Israel. En esa ocasión, Samuel fue hasta Belén para ungir a uno de los hijos de Isaí. Cuando se encontró con los hijos mayores, Samuel pensó que Dios había escogido a uno de aquellos jóvenes fuertes, de gran estatura y valientes que vio, como Eliab, Abinadab y Sama, hermanos mayores de David. Sin embargo, Dios enseñó una preciosa lección al profeta:

No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
(1 Samuel 16:7b)

Samuel esperó a que David viniera del campo para participar en aquel momento ilustre, y para sorpresa de todos, David era el elegido por el Señor. Allí, en la distancia, cuidando del rebaño, Dios conocía el corazón de David y lo escogió para gobernar al pueblo de Israel.

Uno de los mayores logros de David, cuando aún era muy joven, fue derrotar al gigante Goliat (1 Samuel 17). Diariamente, este filisteo enorme desafiaba con arrogancia al ejército israelita. Pero ningún soldado se atrevía a enfrentarse a la furia del gigante guerrero. Hasta que David, decidido a luchar en defensa del honor de los ejércitos del Dios vivo, se dispuso a enfrentarlo.

David reconoció que Dios lo había ayudado a defender el rebaño de animales peligrosos. Confiaba también en que, de la misma manera, Dios lo libraría del gigante. Fue, confiado en el nombre del Señor de los Ejércitos y con solo una honda y una piedra, que David hirió a Goliat. Le incrustó una piedra en la frente y lo mató. El ejército filisteo temió al ver a su mayor guerrero caído y huyó ante el ejército de Israel.

La victoria de David sobre Goliat le dio fama, pero también atrajo la envidia del rey Saúl. Saúl buscaba una oportunidad para matar a David. Reconocía que había sido rechazado por Dios y sabía que David era apreciado por todos y era el elegido del Señor. Cada día, temía que David tomara su lugar en la dirección de Israel, y eso lo consumía terriblemente.

David estableció una alianza con Jonatán, hijo de Saúl. Se convirtieron en grandes amigos y prometieron actuar siempre con la bondad del Señor el uno con el otro, a pesar de los planes malignos de Saúl.

En dos ocasiones Saúl intentó clavar a David con su lanza mientras este tocaba el arpa para él. En otras varias ocasiones, Saúl convocó a su ejército para capturar y matar a uno de sus mejores guerreros. Fue perseguido por su propio suegro y líder durante mucho tiempo. Pero, a pesar de ello, nunca intentó atentar contra la vida de Saúl para asumir el trono, aunque tuvo muchas oportunidades para hacerlo.

David tuvo innumerables oportunidades de herir al rey Saúl, pero no lo hizo. En dos ocasiones lo perdonó - 1 Samuel 24:1-15 y 1 Samuel 26:1-20 - mostrando con ello generosidad y temor de Dios.

Representación del Rey David (imagen generada con ayuda de IA)

David ya había sido ungido como rey y cada día se confirmaba más como el próximo rey de Israel. A pesar de la persecución de Saúl, David nunca intentó matar a su rival. David sabía que el Señor actuaría. No necesitaba hacer justicia por sus propias manos, retribuyendo o vengándose de Saúl.

Por encima de estas circunstancias, David temía al Señor Dios. También reconocía que Saúl había sido ungido para reinar. Eso significaba que Dios lo había separado especialmente para liderar al pueblo en ese período. David supo esperar el momento adecuado.

Después de la muerte de Saúl y de casi todos sus hijos en una sangrienta batalla contra los filisteos, la tribu de Judá estableció a David como rey. Reinó durante 7 años solo en Judá. Después de la muerte de Is-boset, hijo de Saúl, David se convirtió en rey sobre todo el territorio de Israel.

David reconocía que su posición como rey le había sido concedida por Dios. Esto lo hacía humilde y confiado en el Señor en todo lo que hacía. Durante su reinado, David tuvo grandes conquistas:

  • Tomó Jerusalén de los jebuseos y la convirtió en la capital de Israel (2 Samuel 5:6-10)
  • Llevó el Arca de la alianza a Jerusalén y se alegró en Dios por ello (2 Samuel 6:1-11)
  • Logró innumerables victorias militares y la expansión del reino (2 Samuel 8)
  • Preparó los materiales para la construcción del Templo del Señor (1 Crónicas 22)

Sin embargo, el reinado de David no solo estuvo marcado por acontecimientos buenos. También ocurrieron hechos terribles:

  • David cometió adulterio con Betsabé
  • Un abismo conduce a otro abismo en el caso de la traición y muerte de Urías (2 Samuel 11)
  • David fue reprendido por su pecado (2 Samuel 12)
  • El arrepentimiento de David (Salmos 51)
  • El crimen de Amnón, hijo de David, contra su hermana Tamar (2 Samuel 13:1-20)
  • La rebelión de Absalón, hijo de David (2 Samuel 15-18)

La familia de David

Tatarabuelos: Salmón y Rahab (Mateo 1:5)

Bisabuelos: Booz y Rut (Rut 4:18-20)

Abuelos: Obed y abuela (nombre desconocido)

Padres: Isaí y madre (nombre desconocido)

Hermanos: Eliab, su hermano mayor; Abinadab, Sama, Natanael, Radai, Ozem y Eliú. Sus hermanas fueron Sarvia y Abigail (1 Crónicas 2:13-16, 27:18)

Esposas: Mical (hija de Saúl), Ahinoam, Abigail (viuda de Nabal), Maaca, Haguit, Abital, Egla, Betsabé (exesposa de Urías).

Hijos:

  • Nacidos en Hebrón - Amnón (hijo de Ahinoam), Quileab (hijo de Abigail), Absalón (hijo de Maaca), Adonías (hijo de Haguit), Sefatías (hijo de Abital), Itream (hijo de Egla) - (2 Samuel 3:2-5);
  • Nacidos en Jerusalén - Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibar, Elisúa, Nefeg, Jafía, Elisama, Eliada, Elifelet, Nogá y Elifelet (2 Samuel 5:14-16; 1 Crónicas 14:4-7).

El adulterio de David con Betsabé

Este fue un episodio muy triste en la vida de David. Como vemos en la Biblia, David era sabio, valiente y temeroso del Señor. Obtuvo grandes conquistas frente a sus opositores. Convirtió a Jerusalén en la capital religiosa del reino, llevando allí el Arca de la Alianza.

Pero, como todo ser humano, David también tuvo sus deslices: cometió adulterio con Betsabé, una mujer casada. Y, tras saber que ella había quedado embarazada, intentó encubrir el caso, pero al no lograrlo, ordenó la muerte del esposo de ella, Urías.

Este terrible acto no fue aprobado por Dios. El profeta Natán confrontó a David quien recibió el castigo del Señor con la muerte del niño. Sin embargo, David se arrepintió y volvió al Señor. Esta actitud de David es visible en muchos de sus salmos, como en el Salmo 51. Por ello, y a pesar de sus fallos, fue llamado "un hombre conforme al corazón de Dios".

El salmista David (el profeta)

De los 150 Salmos bíblicos, 73 se atribuyen a David. El más conocido es el Salmo 23. Sin duda, David reconocía a Dios en su vida como su pastor, guía y protector. En muchos Salmos, David expresa alabanzas y oraciones al Señor.

Además de estos salmos de adoración, David también escribió Salmos mesiánicos, es decir, aquellos que contienen referencias directas a Cristo, el Mesías (Salmos 22, 41, 55, 110, etc.). En este aspecto, David, además de músico, poeta y compositor, también entra en la lista de profetas bíblicos. El Salmo 22 es un buen ejemplo de profecías de David que se cumplieron en Jesús:

Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de malignos;
Horadaron mis manos y mis pies.
Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron suertes.
(Salmo 22:16-18)

David: un hombre conforme al corazón de Dios

David fue citado como un hombre conforme al corazón de Dios (1 Samuel 13:14), y esto marcó su trayectoria y reputación. El hecho de que, en la mayor parte de su vida, David mantuviera una relación de intimidad y comunión con Dios explica la clave de su relación con el Señor.

Aunque su vida espiritual no siempre fue consistente, David fue una pieza clave para entender cómo ser alguien que agrada al Señor. Amar a Dios sobre todas las cosas y hasta el final es el principio fundamental. David tuvo caídas, pero se arrepintió y volvió a Dios. Creemos que en Cristo hay perdón para todo pecador.

Como él, debemos confiar en el Señor, el "Hijo de David": el Rey de reyes, Jesucristo. Él es perfecto y el mayor ejemplo a seguir para agradar completamente el corazón de Dios.

Resumen de la historia de David

David fue un joven pastor, valiente y temeroso de Dios. Siendo aún muy joven, fue sacado de entre las ovejas y ungido como futuro rey de Israel. Su destino era grandioso, lo que atrajo la atención de todos, incluido el rey Saúl, quien lo tomó como su músico personal.

David venció osos, leones y hasta al gigante Goliat en el nombre del Señor. Pero con su éxito militar, también creció el odio y la envidia de Saúl hacia él. En una ocasión, Saúl lanzó una lanza contra David mientras este tocaba para calmarlo.

De comandante del ejército, David pasó a ser el fugitivo número uno de Saúl. Aun así, fue confirmado como el próximo rey de Israel. Contó con el apoyo de personas leales, como Jonatán, su mejor amigo, y Mical, su esposa, ambos hijos de Saúl.

Tras la muerte de Saúl y sus hijos, David se convirtió en rey de Israel. Con la ayuda de Dios, logró grandes conquistas: trajo de vuelta el Arca de la alianza y conquistó Jerusalén, haciéndola la capital del reino.

Sin embargo, también enfrentó batallas personales, la peor de ellas consigo mismo. Cedió a la tentación del abuso de poder y la lujuria. Su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías fueron sus mayores fracasos.

No obstante, David se arrepintió sinceramente y volvió a Dios. Tuvo conflictos con sus propios hijos, pero en todo Dios estuvo con él. Al final de su vida, preparó a su hijo Salomón para sucederlo y dejó listos los preparativos para la construcción del Templo del Señor. Reinó sobre Israel por 40 años.

En el Nuevo Testamento, Jesús es llamado "Hijo de David" porque su linaje remonta a David. Aunque David fue uno de los reyes más célebres de Israel, reconoció y esperó al verdadero Rey de reyes: Jesucristo.

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