Cuando somos jóvenes tenemos tanta energía e ilusiones que a veces olvidamos detenernos a meditar bien las cosas o a buscar consejos. La juventud es una época en la que debemos tomar muchas decisiones que impactarán el resto de nuestra vida, por lo cual es sabio mantener el corazón abierto para recibir orientación y consejo.
En el libro de los Proverbios encontramos principios maravillosos que podemos aplicar a cada área de la vida. Seguirlos nos ayudará a vivir de una forma que agrada a Dios. No solo eso, nosotros mismos saldremos beneficiados al evitar cometer los errores sobre los que nos advierte. Permitamos que la Palabra de Dios guíe nuestros pasos para que vivamos la vida como él quiere.
1. Cultiva la reverencia a Dios: te ayudará a crecer en sabiduría.
El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
(Proverbios 1:7)
¿Deseas vivir una vida llena de decisiones sabias? Comienza por temer al Señor. Lee su Palabra, busca su dirección, vive una vida de reverencia y obediencia ante él.
2. Escucha a tus padres y hónralos. Será de beneficio a tu vida.
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no abandones las enseñanzas de tu madre. Adornarán tu cabeza como una diadema; adornarán tu cuello como un collar.
(Proverbios 1:8-9)
Obedece y honra a tus padres escuchando sus consejos. ¡No rechaces lo que te dicen sin al menos escucharles de forma respetuosa! Evalúa todo ante Dios y actúa según él te confirme.
3. Cuida bien tus amistades. Aléjate de quienes te llevan por el mal camino.
Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte, no vayas con ellos. (...)
¡... no te dejes llevar por ellos, hijo mío! ¡Apártate de sus senderos!
(Proverbios 1:10-15)
No te dejes llevar por amistades que ni aman ni temen a Dios. Escoge bien a tus amigos. Anda con jóvenes que tengan valores y metas similares a los tuyos.
4. Mira que tu vida se caracterice por el amor y la verdad.
Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente.
(Proverbios 3:3-4)
Busca vivir una vida llena de amor. Anda siempre en la verdad, rechaza el engaño y la hipocresía. Haciendo esto se beneficiarán tu relación con Dios y con los demás.
5. Obedece los mandamientos del Señor: es bueno para ti.
Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad.
(Proverbios 3:1-2)
Recuerda siempre que Dios nos llama a amarle a él sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismo (Mateo 22:36-40). Obedece los mandatos de Dios y deja que te guíen en tu relación con los demás y en tu toma de decisiones.
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6. Protege tu corazón
Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.
(Proverbios 4:23)
Mantén tu corazón sensible al mover de Dios y alerta ante los engaños del enemigo. Alimenta tu espíritu con la Palabra de Dios y pasa tiempo con el Señor cada día.
7. Sé humilde. No pienses que ya lo sabes todo.
No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser.
(Proverbios 3:7-8)
Ten cuidado de no pensar que sabes más que Dios. Él es la fuente de la sabiduría. Si él dice que algo es malo, debes creerlo y andar con cuidado. Busca su dirección y su guía en todo momento. Verás resultados positivos en todas las áreas de tu vida.
8. Confía más en Dios que en ti mismo
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.
(Proverbios 3:5-6)
Pon tu confianza en Dios: él sabe lo que te conviene en medio de cada situación. Hazlo de todo corazón, no a regañadientes. Aprende a descansar en los brazos del Padre. Es ahí donde se encuentra la verdadera seguridad.
9. No traiciones a los que confían en ti.
No urdas el mal contra tu prójimo, contra el que ha puesto en ti su confianza.
(Proverbios 3:29)
Trata bien a los demás y no trames maldad contra nadie, menos aún contra los que confían en ti. Cultiva la honestidad, la sinceridad y trata a todos con justicia.
10. No busques peleas sin sentido
No entres en pleito con nadie que no te haya hecho ningún daño.
(Proverbios 3:30)
Más bien, sé un pacificador: busca la paz. Trata a los demás con respeto, como te gustaría que te trataran a ti.
11. ¡Cuidado con tus palabras!
Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas.
(Proverbios 4:24)
Usa siempre palabras que edifiquen. Ten en mente que tus palabras pueden herir o sanar. ¡Es tuya la elección!
12. Lo material no es lo más importante
Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene.
(Proverbios 13:7)
Valora lo que realmente lo amerita: tu relación con Dios y con los demás. Sí, trabaja, esfuérzate, progresa en la vida. Pero nunca consideres lo material como lo más importante. Adora a Dios y bendice a los que te rodean.
13. Escoge bien con quién andas
El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado.
(Proverbios 13:20)
Busca amigos sabios que aporten cosas buenas a tu vida. No solo mostrarás buen juicio y capacidad de elección, sino que te evitarás muchos problemas.
14. No malgastes energía en emociones que no agradan a Dios
No envidies en tu corazón a los pecadores; más bien, muéstrate siempre celoso en el temor del Señor. Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida.
(Proverbios 23:17-18)
Puede que te parezca injusto ver el éxito de los pecadores, pero no permitas que tu corazón se llene de envidia. Recuerda lo que es eterno, la esperanza futura que Dios te ha concedido. Concéntrate en vivir una vida santa y agradable a Dios. Confía en Dios y en su justicia.
15. Los excesos de hoy traerán consecuencias
No te juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carne, pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza.
(Proverbios 23:20-21)
Ten cuidado con los excesos en cualquier área y evita los amigos que viven «de subidón en subidón». El resultado de llevar una vida desordenada no es uno agradable. Aprende a usar los recursos que tienes con prudencia y responsabilidad.
Permítele a Dios guiar tus pasos desde tu juventud. Recibe su instrucción cada día y vive de acuerdo con su voluntad. No te arrepentirás.