La segunda venida de Cristo sucederá de forma repentina, pero no pasará desapercibida porque será algo que todos verán y oirán. Jesús vendrá con poder y gloria a reinar y a juzgar a los pueblos. Para los que hayan aceptado a Jesús como Señor y Salvador, ese será un día de inmenso gozo porque marcará el comienzo de la eternidad con Jesús.
En ese momento, al sonido de la trompeta, los muertos en Cristo resucitarán y los creyentes en Cristo que estén vivos serán arrebatados.
La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo.
(Mateo 24:30-31)
La segunda venida de Cristo será...
Repentina, debemos estar preparados
Dios Padre es el único que sabe la hora exacta en que ocurrirá la segunda venida de Cristo. Según llegó el diluvio de forma repentina en los tiempos de Noé, así será el regreso de Jesús: repentino. Por eso, debemos estar preparados espiritualmente, viviendo conforme a la voluntad de Dios y anhelando su regreso.
Pero, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre. La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé. Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.
(Mateo 24:36-39)
Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.
(Mateo 24:42)
Ya que todo será destruido de esa manera, ¿no deberían vivir ustedes como Dios manda, siguiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la venida del día de Dios?
(2 Pedro 3:11-12a)
Visible, todos verán a Jesús regresar
Cuando Jesús regrese a la tierra a reinar por siempre en todo su esplendor, todo el mundo lo verá, no solo los que creen en él. La primera vez él vino a un pesebre como un humilde bebé. Esta segunda vez, él vendrá en una nube, con todo poder y gran gloria, y toda la humanidad verá su majestad y grandeza.
¡Miren que viene en las nubes!
Y todos lo verán con sus propios ojos,
incluso quienes lo traspasaron;
y por él harán lamentación
todos los pueblos de la tierra.
¡Así será! Amén.
(Apocalipsis 1:7)
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria.
(Lucas 21:27)
Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.
(Mateo 24:27)
Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista. Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse.
(Hechos 1:9-11)
Audible, con voz de mando y sonido de trompeta
Jesús vendrá con gran poder y todos oirán su voz de mando, como un oficial general frente a su ejército. No solo eso, habrá sonido de trompeta que causará una gran conmoción.
Fíjense bien en el misterio que les voy a revelar: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados.
(1 Corintios 15:51-52)
El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.
(1 Tesalonicenses 4:16-17)
Día de esperanza y recompensa para los creyentes en Cristo
Para los hijos de Dios, será el maravilloso día de redención, el día en el que se cumplirá lo que hemos esperado. Dios recompensará a los que le siguieron y sirvieron fielmente. Todo el dolor y el sufrimiento quedarán atrás y todo será hecho nuevo. Estaremos con Cristo Rey por toda la eternidad.
Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho.
(Mateo 16:27)
Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir».
(Apocalipsis 21:3-4)
Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su redención.
(Lucas 21:28)
También Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.
(Hebreos 9:28)
¡Miren que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.
(Apocalipsis 22:12)
Día de fuego y destrucción
En ese día, el cielo y la tierra que vemos hoy, serán destruidos por el fuego. Nada ni nadie podrá resistir o mantenerse en pie ante ese gran fuego y solo habrá destrucción.
Ese día los cielos serán destruidos por el fuego, y los elementos se derretirán con el calor de las llamas. Pero, según su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia.
Por eso, queridos hermanos, mientras esperan estos acontecimientos, esfuércense para que Dios los halle sin mancha y sin defecto, y en paz con él.
(2 Pedro 3:11-14)
Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o lejía de lavandero.
(Malaquías 3:2)
Y ahora, por esa misma palabra, el cielo y la tierra están guardados para el fuego, reservados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.
(2 Pedro 3:7)
Día de juicio y comienzo del reinado de Jesús
Jesús juzgará a todos los seres humanos y a todas las naciones, según sus obras. Él hará distinción entre las ovejas (sus seguidores, los que le sirvieron en la tierra) y las cabras (los que lo rechazaron). Él no solo será el Juez, sino que reinará por toda la eternidad. Ese día marcará el comienzo de su reinado sempiterno.
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras.
(Mateo 25:31-32)
Después oí voces como el rumor de una inmensa multitud, como el estruendo de una catarata y como el retumbar de potentes truenos, que exclamaban: ¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. ¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado, y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente. (El lino fino representa las acciones justas de los santos).
(Apocalipsis 19:6-8)
Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra. Sus ojos resplandecen como llamas de fuego, y muchas diademas ciñen su cabeza. Lleva escrito un nombre que nadie conoce sino solo él. Está vestido de un manto teñido en sangre, y su nombre es «el Verbo de Dios». Lo siguen los ejércitos del cielo, montados en caballos blancos y vestidos de lino fino, blanco y limpio. De su boca sale una espada afilada, con la que herirá a las naciones. «Las gobernará con puño de hierro». Él mismo exprime uvas en el lagar del furor del castigo que viene de Dios Todopoderoso. En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.
(Apocalipsis 19:11-16)
Y a ustedes que sufren, les dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles, 8 para castigar a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús. 9 Ellos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, lejos de la presencia del Señor y de su glorioso poder, 10 el día en que venga para ser glorificado por su pueblo santo y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales están ustedes porque creyeron el testimonio que dimos.
(2 Tesalonicenses 1:7-10)
Después de esto oí en el cielo un tremendo bullicio, como el de una inmensa multitud que exclamaba:
«¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios, 2 pues sus juicios son verdaderos y justos: ha condenado a la gran prostituta que con sus adulterios corrompía la tierra; ha vindicado la sangre de los siervos de Dios derramada por ella».
(Apocalipsis 19:1-2)
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