Según el relato bíblico en el libro de Génesis, Adán y Eva fueron los primeros seres humanos sobre la tierra. Dios, después de crear el cielo, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, decidió crear al hombre, Adán, del polvo de la tierra. Sin embargo, entre todo lo que Dios había creado, no había alguien semejante a Adán que le acompañara. Por eso Dios creó una mujer, Eva.
Para crear a Eva, Dios hizo que Adán cayera en un sueño profundo. Mientras él dormía, Dios tomó una de sus costillas y de la costilla hizo a la mujer. Adán se puso muy contento al ver a Eva, su ayuda idónea. ¡Ya no se sentía solo!
Dios puso a Adán y Eva en un lugar precioso, el jardín del Edén. Allí ellos tenían todo lo que necesitaban: agua, sol, animales, plantas con frutos... Dios habló con Adán y le dijo que podían comer de todo menos del árbol del bien y del mal. El día que lo hicieran, morirían.
En el jardín había una serpiente muy astuta. Un día, la serpiente se acercó a Eva y la hizo dudar sobre la prohibición de comer del árbol del bien y del mal. Le dijo que lo que Dios había dicho, no era cierto: ellos no morirían si comían del fruto.
Eva decidió hacerle caso a la serpiente y comió del fruto del árbol prohibido. También le dio a Adán y él comió. Enseguida se dieron cuenta de que algo había cambiado en ellos. Ahora sabían que estaban desnudos y que debían cubrirse. Habían perdido su inocencia; el pecado de la desobediencia y la rebeldía ante Dios había entrado al mundo.
Adán y Eva oyeron la voz de Dios y se escondieron entre los árboles. Dios les preguntó qué pasaba y ellos le dijeron que se escondían porque tenían vergüenza, ya que estaban desnudos. Dios sabía lo que había pasado, pero les preguntó de todas formas cómo sabían que estaban desnudos, dándoles la oportunidad de arrepentirse.
Ellos se culparon mutuamente y culparon a la serpiente. Dios declaró el castigo que recibirían tanto la serpiente como Adán y Eva (en representación de toda la humanidad). Adán y Eva fueron expulsados del jardín del Edén por su desobediencia y también como prevención, para que no comieran del árbol de la vida.
Dios puso querubines y una espada que se revolvía por todos lados para guardar el camino del árbol de la vida.
Desde ese momento, Adán y Eva tuvieron que vivir fuera del jardín del Edén y a Adán se le encomendó labrar la tierra para poder tener qué comer.
Los hijos de Adán y Eva
Según el relato bíblico, el primer hijo de Adán y Eva fue Caín, quien se dedicó a labrar la tierra. El segundo hijo fue Abel, que llegó a ser un pastor de ovejas. Tristemente, Caín mató a Abel, luego de que a Dios le pareciera más aceptable la ofrenda de Abel que la de Caín. Caín se enojó tanto que mató a Abel.
El tercer hijo de Adán y Eva se llamó Set. La Biblia no nos da el nombre de todos los hijos de Adán y Eva, pero en Génesis 5 se nos dice que, después de engendrar a Set, Adán vivió hasta los 930 años y engendró hijos e hijas. Por lo tanto, tuvo otros hijos de los cuales no sabemos sus nombres.
El castigo de Dios para Adán y Eva
La desobediencia y rebeldía de Adán y Eva tuvo consecuencias que todavía nos afectan a todos. Para empezar, se rompió la relación pura y sin pecado que ellos habían disfrutado con Dios. Pero eso no fue todo: la desobediencia afectó también la relación entre ellos como pareja y con la naturaleza.
El castigo pronunciado por Dios, según leemos en Génesis 3:14-24, fue el siguiente:
- Adán tendría que trabajar la tierra, esforzarse y sudar para poder obtener alimento y ganarse el sustento para sí mismo y para su familia. La tierra antes producía fruto libremente, pero desde ese momento necesita de cuidados laboriosos para poder producir sus frutos.
- Eva tendría molestias en sus embarazos y daría a luz sus hijos con dolor. Su deseo sería solo para su marido y estaría sometida a él.
- Dios maldijo a la serpiente y la sentenció a arrastrarse desde ese día en adelante, comiendo polvo mientras intentaba desplazarse.
- Dios también se pronunció sobre Satanás: habría enemistad entre Satanás, la mujer y sus descendientes. En algún momento de la historia, un descendiente de Eva heriría a Satanás en la cabeza, mientras que Satanás lo heriría en el talón. Muchos ven en ese versículo una referencia a Jesucristo, quien fue herido en la cruz por nuestras rebeliones, pero se levantó victorioso de la muerte.
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