2 Corintios 10:3-5
pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo.
Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.